C A P I T U L O 10

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Los hermanos Min decidieron regresar a su hotel. Cargar con tantas bolsas hacía que la circulación de sus dedos se cortara.

—deberíamos haberle dicho a Dayeong que se llevara las bolsa.

—si —asintió totalmente en acuerdo —por favor descansemos un ratito —pidió Jungkook —no siento los dedos, hyung.

—yo tampoco —apuntó con la cabeza una banca —vamos ahí —sugirió y ambos chicos se desplomaron en el asiento —cuéntame ¿qué pasó anoche?

—no lo se ¡dime tu! —movió sus cejas de arriba abajo.

—yo no fui el que tuvo una cita.

—y yo no tuve que hablar con mi novio muerto.

Lo miró mal —no es mi novio.

—pero te gustaría que lo fuera —rio entre dientes.

—¡ya! No molestes además, acordamos quedarnos como estamos ahora.

—¿de verdad? —levantó una ceja —¿fue una decisión de ambos, hyung?

—bu-bueno —desvío la mirada —yo lo decidí.

—¡ah claro! —acarició su barbilla —¿por qué no me sorprende? — cuestionó sarcástico.

—¡YA! Déjame, es lo mejor para ambos, cada uno formó su vida y listo —se encogió de hombro —tengo la esperanza de que las cosas van a mejorar —dijo más para sí mismo.

—voy a ahorrar mi discurso con respecto a tu decisión por lo que solo diré: ¡eres un idiota! —hizo una pinza con su dedo índice y gordo, los acercó a su boca y los movió de izquierda a derecha, como si cerrara una cremallera —pero hyung ¿te dijo por qué se fue?

Asintiendo comenzó a contarle lo que había dicho Jimin y Dayeong. Sabía que tarde o temprano el chismoso de su hermano se enteraría así que lo mejor sería contarle él mismo.

Jungkook, como de costumbre, se quedó mirando un punto invisible sin parpadear —¿tu crees que madre haya sido capaz de hacer algo así?

—no lo se Kook —se encogió de hombros —ya no se qué creer.

Un breve silencio se formó entre ambos hasta que el menor volvió a hablar —yo creo que deberías pensar las cosas en frío, además sabes que noona no te mentiría con algo así.

—si, tienes razón —asintió pensativo —ahora no me cambies el tema mocoso y dime cómo te fue con el modelito.

—mmm, creo que normal —se encogió de hombros.

—¿como que lo crees? —frunció el ceño —¿paso algo?

—¿a-a que te refieres?

—no lo se —bajó las comisuras de sus labios —tal vez un besito o le agarrarte la mano o agarraste otras cosas —movió las cejas con picardía.

—¡Yoongi hyung! —cubrió sus orejas, avergonzado —no seas irrespetuoso y no, no pasó nada.

—¿ni siquiera un beso? —entrecerró los ojos.

—bueno, puede que haya habido un besito —sus mejillas se encendieron.

Yoongi sonrió en grande —¡mira como haz crecido! Parece ayer cuando eras un bebé que se comía sus mocos —limpió una lágrima imaginaria —¿y te gustó?

—¿que si me gustó? —lo miró incrédulo —hyung volví con el pene hinchado.

—¡Jungkook! —cubrió la boca del menor con ambas manos —cuida tu vocabulario, estamos en la calle —miró  hacia un lado y el otro, corroborando que nadie los escuchara.

El Tiempo Que Me Debes (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora