De Frente.

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Algunas personas le temen a la oscuridad, piensan que es fría, tenebrosa y que dentro de esta se esconden cosas y seres horribles los cuales son capaces de dañarnos. Piensan que la oscuridad es sinónimo de tristeza, amargura, algo feo que queremos mantener lejos.

Pero existen personas las cuales han hecho de la oscuridad su mundo, se han cubierto de ella, adaptándose, dejándose envolver por ella de tal manera que los hace sentir cómodos. Allí no ven monstruos, ni tienen sensación de soledad, al contrario, allí se sienten como si estuvieran en un reconfortarle refugio.

Wang Yibo ha estado viviendo todo este tiempo en la oscuridad, adaptándose, aprendiendo, conviviendo con aquellos demonios a los cuales muchos le temen, volviéndola suya. No se siente solo, no siente miedo, todo lo contrario, esta oscuridad solo lo ha fortalecido aun más.

Sentado junto a la ventana Yibo aspira el aroma que despide el pasto mojado, esa noche una leve lluvia bañó ligeramente la ciudad y refrescó el clima. Suele pasar un largo rato sentado allí escuchando los sonidos de la noche y aspirando el aroma de la vegetación.

Su hogar se encuentra en las afueras de la ciudad, después de la muerte de su padre y de haber adoptado su nueva condición la familia decidió mudarse a un lugar mas calmado y silencioso donde tanto madre e hijo pudieran encontrar la paz y los medios correctos para sanar.

Algunas veces piensa en su padre, en esa noche, recuerda el momento exacto en que el auto perdió el control y se estampó contra el barandal de aquel puente. Antes de cerrar sus ojos le dio una ultima mirada a su padre quien desesperadamente intentaba alcanzarlo aún cuando estaba exhalando sus últimos suspiros. No sabe si fue a causa del impacto en su cabeza o por la conmoción del momento pero también recuerda aquella imagen tan vivida y a la vez tan irreal.

Recuerda como de su pequeña mano la cual seguía sosteniendo fuertemente aquella pequeña calcomanía afloró una brillante y diminuta luz, tenia un hermoso color purpureo que empezaba a elevarse mientras se convertía en una preciosa mariposa.

 Quizás aquella ilusión había sido provocada por el shock del momento pero para el fue muy real, aquella mariposa flotó con gracia alrededor de su padre para luego dirigirse a él, la vio flotar hermosa e hipnotizante ante sus ojos y vio aquel gran destello emerger, un destello tan fuerte, enceguecedor, tan enceguecedor que pronto sus ojos se llenaron de oscuridad.

- Bao Bao.- La señora Wang se sentó junto a su hijo.- Deberías de cerrar la ventana, va a volver a llover, no quiero que te resfríes.

- Ya me voy a la cama mamá.- Sonrió.- Solo estaba pensando un poco.

- ¿En que pensabas?

- En el pasado. En papá.

- ¿Lo extrañas?

- Mucho.- Asintió.- Pero se que donde esté se encuentra bien.

- Y te está cuidando.- Acarició su mejilla.

- También recordé otra cosa.- Volvió a sonreír.

- ¿Qué cosa?

- Recordé a ese niño...a Zhan.

- Zhan...- Sonrió y luego suspiró.- ¿Aun lo recuerdas?

- No creo poder olvidarlo.

- Es una lastima que no pudimos contactarnos con ellos luego, al ocurrir el accidente y tu...- Hizo una pausa.- Luego cuando todo fue mejor quise contactarlo porque recordé que aquel pequeño también era invidente, pensé que con el a tu lado podrías sentirte mejor, que el podría ayudarte a sobrellevar la situación.- Sonrió.- Es que ese pequeño a pesar de su estado se mostraba feliz y cómodo, yo quería que te contagiaras de su espíritu, pero lamentablemente no los encontramos.

The Red Eyes LoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora