A pesar de su actitud distante hacia los demás Wang Yibo no podía considerarse alguien tímido, era una persona capaz de afrontar las cosas de frente y sin titubeó alguno.
Quizás era debido a aquel cruel destino que le había tocado en el cual su vida tendría un triste y amargo final, aprendió a no temer, mucho menos a perder el tiempo por lo que no se permitió dudar en hacer y decir las cosas que quería. Su tiempo se agotaba y cuando llegara aquel momento no quería marcharse con el remordimiento de algo pendiente.
Por ello siempre habia tenido la actitud y el carácter para enfrentar cada situación. Nunca había se había sentido o actuado tímido, hasta aquella noche en la cual se encontraba dentro de aquella solitaria habitación tarde en la noche sentado en el cómodo sillón junto a la ventana.
Jugaba con sus manos y golpeaba suavemente el piso con su talón. Podría considerarse como alguien completamente indescifrable de no ser por aquellas pequeñas acciones que sólo afloraban cuando la inquietud lo atacaban.
Era casi media noche y estaba allí dentro de la habitación de Xiao Zhan, antes debido a la sorpresa recibida no pudo notarlo. Por toda aquella habitación corría un dulce y familiar aroma el cuál le resultaba bastante agradable.
Aquel era el aroma de Zhan, ligero, suave y a su vez dulce. Elevó un poco su rostro y aspiró lentamente mientras permitía aquel aroma invadir su nariz.
Sonrió con suavidad al sentir aquella suave mano sostener su mejilla, elevó más su rostro como si pudiera ver directamente el rostro del que se encontraba en frente y sonrió con más intensidad mostrando aquella hermosa sonrisa en forma de corazón que dibujaban sus labios y que muy pocos podían apreciar.
Xiao Zhan se encontraba de pie frente a él deslumbrado ante aquella sonrisa. Había visto antes sonreír a aquel joven pero no con tanta intensidad, tanto brillo. En ese instante esa sonrisa se convirtió en una flecha que fue disparada directamente a su corazón.
Acababa de salir de la ducha, aún llevaba su blanca bata de baño y su pelo mojado. Estaba a punto de alistarse cuando notó la actitud nerviosa de Yibo, esto le pareció tan tierno y encantador de su parte que no pudo evitar acercarse a él.
Pensaba molestarlo un poco, probar que tan nervioso podría volverse pero en el intante en que aquella sonrisa apareció su mente se nubló por completo.
- ¿Te hice esperar mucho?
- Para nada.- Yibo negó.
- Tu baño ya está listo. Me cambiaré primero y luego te ayudaré a llegar ya que no conoces el lugar.
- No es necesario.
- Está bien.- Acarició el castaño pelo.- Quiero hacerlo.
- De acuerdo.- Volvió a sonreír.- Aún no puedo creer que tus padres me hayan permitido quedarme en tu habitación.
- Vamos.- Sonrió.- ¿Acaso somos dos niños? Ya somos suficiente adultos para decidir por nosotros.
- Aún así es la casa de tus padres.
- En eso tienes razón...- Ladeo la cabeza y entrecerro los ojos.- Creo que ya es tiempo que encuentre un departamento.
- ¿Un departamento?.- La sonrisa de Yibo se borró.
- Si, no voy a vivir toda la vida con mis padres.
- Entonces...- Mostró preocupación.- ¿No regresaras a China?
- ¿Quieres que regrese?.- Sonrió.
- Si...
- ¿Y si quisiera quedarme aquí?
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The Red Eyes Lover
FantasyDe pronto...en el cielo una enorme nube negra empezó a tomar forma, unos rojizos ojos brillaron cuál llamas embravecidas. Todos observaron perplejo aquel ser infernal que se levantaba imponente ante ellos. Cada una de las personas tembló cuando aque...