Confianza.

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- ¿Como va todo?

- Hasta ahora bien mamá.- Sonrió.- No tienes que preocuparte, sabes que se cuidarme.

- Lo sé bien bao bao. ¿Como es el joven que está contigo?

- ¿Sean?.- Se quedó pensativo.- Digamos que es un tanto enérgico y alegre.

- Significa que es todo lo contrario a ti.- Bromeó.

- Gracias por llamarme aburrido mamá.

- Yo aún sigo pensando que debieron de quedarse con nosotros.

- Sabes como es mi primo, no lo permitiría.

- Tu primo también es un aburrido, no se porque mis dos hijos son de esa forma.

- Ahora tengo que colgar, debo irme a trabajar.

- Ve con cuidado bao bao, luego iré a dejarles algunas cosas para comer.

- Gracias ¿Mamá?

- ¿Si?

- ¿Podrías cuando vengas traer algunos caramelos de melón?

- Todos los que mi bao bao quiera..

- Te amo.

- Yo mucho más.

Una vez corto la llamada Yibo quien se encontraba sentado en su cama levantó su rostro en dirección a la entrada, su olfato le había indicado aquel lugar, podía percibir aquella silenciosa presencia que lo observaba desde la entrada.

Un aroma dulce y agradable, era un aroma a miel y avena el cual podía cautivar el olfato de los demás. A pesar de ser leve lo pudo percibir sin ningún problema, era un aroma que empezaba a volverse familiar.

- Buenos días Sean.

- ¿Por qué siento que me estas engañando y que en realidad puedes ver?.- Caminó hacia él.

- Solo percibí tu presencia.- Sonrió con suavidad.

- ¿Como?

- Por tu aroma.

- ¿Acaso eres un sabueso?.- Se sentó a su lado.

- Algo así.- Tomó su zapato derecho.- A falta de mi vista utilizo los demás sentidos, aunque no lo creas ellos me ayudan a ver.

- Lo sé muy bien.- Sonrió.

- ¿Lo sabes?.- Arqueo una ceja.- ¿Como lo sabes?

- Bueno...- Tomó el zapato de la mano de Yibo.- Tu...tu primo me lo dijo.- Se colocó en cuclillas frente a Yibo.

- ¿Que haces?.- Se agitó.

- Solo quiero ayudarte con tus zapatos.- Colocó el zapato.- ¿Que?.- Sonrió con malicia.- ¿Creiste que me ponía de cuclillas para otra cosa?

- Yo...yo no dije eso.- Sus orejas empezaron a teñirse de rojo.

- No lo dijiste...- Colocó sus manos en las rodillas de Yibo.- Pero lo pensaste.- Se levantó un poco acercando su rostro al de Yibo.- ¿Sabes? Yo no tengo problema alguno en hacer realidad esas ideas en tu cabeza.

- ¿Que...que ideas?.

- Te ves tan lindo cuando te asustas...Wang Yibo.- Acercó su rostro al cuello de Yibo y habló bajo.

- ¿Si?.- Empezaba a temblar.

- ¿Sabes?.- Susurró a su oído.- Eres una presa fácil, te dejas intimidar fácilmente.- Se alejó y soltó una carajada.

The Red Eyes LoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora