Hace no mucho volvieron los ataques de pánico, esos que me dejan sin aire y acaban con mí memoria y razón... Se siente horrible.
El mundo se apaga, de la nada no existen sonidos además del que producen mis pulmones tratando de que no se les escape el oxígeno, y mi corazón latiendo a 1000 km/p intentando no colapsar.
De pronto estoy en blanco, pienso en tantas cosas a la vez que simplemente parece haber un silencio sepulcral. A veces incluso no escucho a las personas a mí lado intentando ayudar.Pienso en morir, muchas veces anhelo ese momento de paz absoluta, que todo quede en blanco y que por fin solo se oiga la eternidad del silencio en mi mente. Pienso demasiado en demasiadas cosas, en todo momento tengo visiones horribles de cosas que aún no pasan y que tal vez nunca pasarán, pero las revivo una y otra vez. Me ahogo conmigo misma en un mar de sufrimiento que crece a cada segundo, me azota contra las piedras, y yo sigo sin saber cómo detenerlo.
Soy una niña en su bicicleta, la veo dando un paseo en una bella tarde de primavera, sonriendo y jugando sin preocupaciones, y de la nada una patrulla se detiene frente a mí, dos oficiales bajan, una de ellas me dice que ocurrió algo y que debo ir con ellas a la comisaría. Una vez allí veo una mujer llorando desconsolada, apenas la veo pero su voz suena familiar, en medio de todo llega un psicólogo y me lleva a una habitación aparte, con dulces palabras y un peluche me dice que mí papá murió, una máquina explotó y no pudo salvarse, estaba muy cerca para sobrevivir...
Una situación hipotética, que no me sucedió jamás y ya no me sucederá porque mí papá trabaja lejos de cualquier máquina que pueda explotar, además soy mayor y no he dado un paseo en bicicleta desde mis 13 años. Algo que realmente es improbable, pero me quita el sueño, el aire y la noción del tiempo, y comienzo a llorar sin emitir un solo sonido, petrificada por el miedo de sentir que en los próximos minutos una patrulla se va a detener frente a mí, y que la misma oficial me va a llevar a la comisaría dándome la noticia que no quiero escuchar. Pero mí papá está en casa dándose una ducha luego del trabajo y contándome de lo mucho que quiere irse de vacaciones este fin de semana.
Y mientras intento calmarme con esa idea, nace un nuevo proyecto, mí papá y su novia de vacaciones, van en la moto por la ruta sonriendo a punto de llegar y disfrutar una hermosa semana de descanso, y aparece un idiota en alguna intersección, borracho o dormido y los atropella. Hay sangre, gritos, lágrimas y la llamada que no quiero recibir llega... Entonces comienzo a llorar aún más porque eso si es posible, y realmente puede suceder en tanto ambos salgan de casa este fin de semana.No soy capaz de controlar lo que pienso, incluso al hablar entro en pánico y tartamudeo buscando la mejor forma de expresarme pero no lo consigo y termino quedándome en silencio, sintiéndome una idiota por no lograr decir "no gracias, prefiero tomar una gaseosa". El mundo se mueve muy rápido, al igual que mí mente y no consigo crear un puente entre ambos para poder compartir con los que me rodean, es difícil mantener el hilo en una conversación sin pedir que me repitan las cosas, (generalmente no lo hago, y solo finjo saber de qué hablamos).
Por lo general salir de ese bucle infernal es tan sencillo como concentrarme en como suena mí respiración, o simplemente acordarme de cualquier momento agradable, pero otras veces es mucho más complejo, y ahí es cuando de verdad siento miedo por mí vida y por la integridad de cualquier persona a mí lado.
Cuando se vuelve difícil y siento que todo se comprime, también me siento atacada por todo ser viviente que me rodee, cualquier contacto físico me altera y la más mínima expresión de enojo o cansancio me saca de quicio.
La última vez golpeé a mí novio... No recuerdo qué pasó, pero él me contó que estábamos en la cama hablando y de la nada hice un silencio total, y me perdí en mí al punto de no escucharlo hasta que me tocó tratando de llamar mí atención. Lo empujé hasta tirarlo de la cama, lo pateé, grité e insulté hasta quedar sin voz, y aquí debo aclarar que eso último lo sé porque desperté con una voz apenas audible. Y yo no recordaba prácticamente nada, sabía que había tenido un ataque de Pánico, pero lo siguiente eran una serie de mensajes llenos de enojo por su parte y respuestas horriblemente cínicas y egoístas por la mía.
En su defensa, jamás le dije que podía llegar a ese punto, nunca le comenté a nadie cómo actuar o ayudarme en caso de que suceda. Él hizo lo que le pareció mejor y no lo culpo, todo el mundo tiende a reaccionar igual y pensamos que un abrazo soluciona todo.
Aún así no me justifica, lo lastimé tanto física como emocionalmente y no sé si en ese momento me importaba o no, pero sé que me fui a dormir sintiendo que él era mí más grande enemigo. Y odio saber eso, porque también sé que cada vez que suceda volveré a dormir creyendo lo mismo, hasta que despierte agotada y ojerosa sin saber qué pasó y salga a buscarlo para llorar en su pecho nuevamente, esperando que no me odie.
Últimamente siento que mí cabeza vuelve a tomar control de mí vida y pierdo la capacidad de ponerle un alto, el silencio me agobia, las series me aburren, las personas me hartan y lo único que quiero es volver a ese punto de mí vida en la que pasaba de un exceso al otro, y vivía esperando el siguiente día para volver a encontrar una forma de destruir mí cuerpo, entrenando hasta no poder caminar, tomando hasta perder la conciencia, fumando tabaco o hierba hasta sentir que el humo quemaba mis pulmones... Y evitemos hablar del resto porque ustedes lo imaginan. También suelo extrañar auto lesionarme, con frecuencia observo las cuchillas afiladas del cúter y recuerdo la sensación del metal pasando lentamente sobre mí piel, abriéndola poco a poco mientras observaba la sangre caer.
Aún así, llevo mucho tiempo limpia, no sé cuánto con exactitud, lo único que puedo decir, es que no he vuelto a auto lesionarme desde la vez que uno de los niños de la familia me vio curando una herida con alcohol etílico... Su vocecita temblorosa rompió algo en mí, lo vi casi llorando y me preguntó con un hilo de voz.
- ¿Qué te pasó en el brazo? - se corría las lágrimas tembloroso, tomaba aire lentamente y sin dejar de mirarme simplemente insistió en silencio.-
- Me corté con un vidrio roto que tenía en la pieza, ¿Te acordás de la vez que rompí la ventana? Bueno, nunca limpié y por fin hoy pasó lo más lógico. Tranquilo yo ahora me limpio y ya está, pero no le digas a mí mamá porque me va a retar, le había dicho que ya estaba todo limpio.
Me dió un abrazo, se rió conmigo y me vio mientras terminaba de vendar la herida, me dijo que se había asustado mucho por ver la sangre. Lavé su carita, lo hice reír para que su cara de miedo no levante sospechas y salimos de ahí. Me puse una campera suelta y me senté a la mesa con la familia como si todo en mí mundo estuviera más que solucionado. Y fue la última vez que lo hice, nunca más me atreví a hacer otro corte aunque muchas veces lo recuerdo y siento algo muy similar a los efectos de la abstinencia a la drogas, pero no quiero volver a ver esos ojos en pánico a punto de gritar por ayuda.
Probablemente a día de hoy mí primo sea consciente de lo que realmente estaba pasando, pero no me atrevo a sacar el tema y con algo de suerte me gusta pensar que sabiendo que siempre fui muy floja, realmente me creyó. Espero que así sea.No tengo nada poético que decir esta vez, simplemente necesitaba descansar y en algún lado plasmar lo que siento, lo que nuevamente me agobia, espero que a alguien le sirva de alguna forma, y espero sea positivo porque no quiero que me usen de ejemplo de cómo lidiar con la ansiedad y la depresión, soy la peor candidata posible para eso.
En fin, habrá más escritos, estoy segura de eso.
Hay mucha mierda dándome vueltas estos días, estoy convencida de que podrán leer gran parte de ella.
Suerte.
~Luly
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Cosas del dolor...
RomanceDiálogos... Tal vez con un "yo" interno, con otras personas que no quieren entender, con esa voz que te martiriza cada vez que recuerdas un error o un viejo amor que terminó en olvido...