-¿Seguro? - preguntó el joven pelinegro.
-Si - respondió rápidamente el rubio.
-Bien~
En eso, ambos sujetos vieron como a lo lejos salía una hermosa joven de su departamento para después subir a su auto negro ayudada por su mayordomo.
-¿Ese es Robert Nishimura? - pregunto
-Correcto. - respondió.
-¿Podemos confiar en él? - pregunto.
-Si. - habló firmé - Le dije que deje a la joven en la dirección que le indicamos en media hora. Cuando llegue todo estará listo.
-Perfecto~ ¿Qué esperamos~? - murmuró el pelinegro subiendo a su moto seguido del joven yendo a toda velocidad a la dirección donde iban a secuestrar a la hermana menor de los Haitani, para después torturarla.
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.Los minutos pasaban lentamente poniendo impaciente al pelinegro que caminaba de un lado para el otro mordiéndose el dedo gordo, haciendo que este comience a sangrar.
-Ahi vienen... - habló el rubio en voz alta.
El pelinegro hizo una señal y sus hombres para a irse a sus posiciones. Ven como la joven baja bastante desconfiada del auto mirando a todos lados preguntando a su mayordomo donde estaban, pero este solamente se disculpó alejándose de la joven unos cuantos pasos haciendo que varias personas la rodeen de golpe.
-Mierda... - dijo sacando su bastón.
Los sujetos se abalanzaron rápidamente ante la joven, eran bastante, pero aún asi ella se mantenía de firmé sin mostrar debilidad o cansancio alguno. Cada vez que derribaba a 20 personas aparecía el doble por todos lados golpeándola con lo que tuvieran a mano.
Aparecían con bates, barras de metal, maderas, cuchillos, todo lo que tuvieran a su alcance para lograr tirar a la joven al suelo o hacer que se retuerce del dolor por unos minutos, pero no lo lograban aún si llegaban a darle un pequeño rasguño en el brazo, cintura o en la pierna.
Hasta que su líder, él cual miraba todo de lejos se cansó comenzando a acercarse a esta a una velocidad muy rápida golpeando sin previo aviso a la joven desde atrás con un bate.
La joven se mareo por el fuerte golpe repentino que no llego a esquivar, jadeo del dolor unos segundos y volvió a retomar su posición de ataque, pero gracias al golpe que le dio, la sangre comenzó a bajar con rapidez de la nuca de la joven.
Los golpes por parte del pelinegro no cesaron, cada vez eran más y más fuertes que él anterior. La joven a duras penas lograba esquivarlos, hasta que siente como alguien la sujeta con fuerza de atrás, miró de reojo y era su mayordomo.
-¿R-robert? - susurró sorprendida. - ¿Q-qué haces...?
-Lo...lo lamento, señorita... - respondió desviando la mirada, pero sin soltarla.
Intentó safarse varias veces pero no podía, estaba cansada y se notaba. Había derribado como a 200 personas y aguantado un golpe con un bate.
Vio como el joven que se le estaba acercando, ahora tenía una barra de metal, se paró enfrente suyo y sin más la golpeó repetidas veces en la cabeza hasta que cayó al suelo.
-Oye! - grito el pelinegro al hombre - Sube al auto o tú serás él siguiente.
Subió al auto sin mirar atrás, ya que sabía que si llegaba a ver a la joven que cuido por años tirada en el suelo, le iba a doler.
Tomó su celular y lo miró, en el fondo de pantalla tenía una imagen de los hermanos Haitani de pequeños. Sus ojos se nublaron al recordar los momentos en que se confundían y lo llamaban padre. Le dolía en el alma traicionarlos, pero debía hacerlo.
-¡Hey, el celular! - grito el copiloto.
Le entregó su celular y comenzaron a alejarse del lugar sin perder más tiempo.
Mientras que la joven intentaba no cerrar los ojos. El pelinegro se acercó y la pateo con fuerza alejándola varios metros de esté haciendo que se golpe contra un muro de piedra.
La joven con las pocas fuerzas que tenía, saco su celular del bolsillo y antes de poder llegar a mandar algún mensaje, llamada o ubicación, el joven apareció pisando su mano con fuerza aplastando su celular hasta hacerlo añicos.
-Oh, mirenla~ pidiendo ayuda~ - hablo burlón en joven. - Pensé que eras más fuerte~
-L-lo dice...el idiota...que vino a atacarme...con sus hombres... - susurró débil.
-¿Todavía puedes hablar? - murmuró burlón sacando una navaja del bolsillo de su pantalón.
-Tranquilizate - hablo el rubio detrás suyo - Debemos irnos antes de que sospechen sus hermanos.
-Cierto~ - murmuró feliz.
El joven de un golpe noqueó a la joven cargándola en brazos para meterla en el maletero de su auto rumbo a su guarida donde se encargaría de torturarla.
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-Hmm... - murmuró débil comenzando a despertarse.-Por fin despertó la princesa~ - murmuró el pelinegro. - Al parecer me pasé un poco con el golpe~
La joven estaba bastante mareada, apenas podías distinguir con claridad quién era él sujeto que le estaba hablando.
La cabeza le daba vueltas, su vista se tornó nublada, no podía ver bien quien era el que le hablaba, pero su voz burlona le sonaba haberla escuchado antes. Sentía como su sangre seguía bajando sin parar, haciendo que la joven se empiece a debilitar cada vez más y más con el paso de las horas.
El pelinegro seguía hablando sin parar, pero ella no escuchaba la mitad de las cosas que decía, hasta que siente como la toman bruscamente del mentón.
-¡Mirame cuando te habló! - gritó.
-C-callate... - susurró adolorida. - Gritas mucho...
-Reconozco que tienes ovarios.. - murmuró viéndola mejor - Ahora qué te veo mejor, eres muy bonita~
-Muerete... - dijo neutra.
-jajaja
-¿Te diviertes? - pregunto él rubio entrando.
-Demasiado~ - respondio con felicidad. - Pero creo que va siendo hora de empezar~
El pelinegro con una señal hizo que varios de sus hombres trajeran harramientas de tortura y una jeringa de dudosa procedencia con un líquido azul marino en este.
-¿Comenzamos~? - pregunto con una sonrisa psicópata en el rostro.
Me había olvidado de poner la imagen jajaja, pero weno~
Así se vería el líder de la pandilla.
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𝙻𝚊 𝚑𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚊 𝚖𝚎𝚗𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒.
RandomLuna es la hermana menor de los Haitani, una de sus mayores debilidades. Una trágica noche sus hermanos mueren en un conflicto con otras pandillas. Con los años no pudo soportar el dolor y decidió suicidarse, pero al hacerlo volvió al pasado cuando...