Manjiro se encontraba de camino hacia el hospital de luna quién lo estaba esperando al recibir un mensaje de sus dos hermanos quiénes le decían que lo habían encontrado.
En el camino Manjiro se estuvo comiendo la cabeza al no saber cómo actuar o qué decir al verla, sentía dolor y su cuerpo a veces no le respondia. Quería vomitar pero no sé lo permitía intentnaodntragar varias veces y pensando que era por los días en los que tuvo una mala alimentación pero ¿Realmente era solo por eso? Por supuesto que no. Su cuerpo le estaba diciendo que lo que estaba sintiendo no era solo por la mala alimentación, si no que también por los nervios que tenía.
Cuando entro al hospital camino hacia recepción preguntándole a una joven dónde quedaba la habitación de luna la cual al saber que era el joven que la paciente estaba esperando lo dejo pasar, ya que tenía anotadas a algunas personas que no eran bienvenidas.
Al llegar a la puerta de la joven comenzó a temblar del miedo y de los nervios, parecía que estaba con la regla con todos los sentimientos y cambios de humor que estaba teniendo pero como le dijeron sus cuñados, debía ser valiente y no un cobarde y huir de nuevo.
Respiro profundamente inflando su pecho y luego dejo salir el aire golpenado la puerta dos veces escuchando aquella voz suave que hace un año no escuchaba dándole permiso de entrar. Cuando abrió la puerta y entro vio a la joven que tanto amo y seguía amando mirándolo con una sonrisa, una sonrisa tan hermosa que apesar de todos los sueros que está tenía ante los ojos de Manjiro seguía viéndose hermosa como el primer día en que la vio.
—Luna... – susurró por lo bajo dejando que una lágrima recorra su rostro hasta caer al suelo.
—Hola Mikey~ – respondió con una sonrisa abriendo sus brazos – Ven~
Con un ramo de rosas en su mano derecha corrió hacia la joven abrazándola con la fuerza necesaria para no lastimarla aferrándose a la bata que traía puesta. Las lágrimas aumentaban cada vez más con cada segundo que pasaba, aquellos malestares que tenía desaparecieron al estar con ella, al verla, al sentir su tacto y su calor corporal. Ahora entendía a lo que se referían los hermanos Haitani.
Cuando se alejaron del abrazo el joven miraba a la joven a los ojos mirando cada rincón como si no quisiera olvidar ni el más mínimo detalle. Había un parche en uno de los ojos de la joven, una curita en uno de los cachetes, pero sus ojos no eran los mismo ahora estaban un poco apagados debido a todo lo que sufrió y seguía sufriendo.
Su mano conectada a tres sueros diferentes de los cuales no sabía de que era, una bata que tapaba aquel hermoso cuerpo desnudo que tanto amaba recorrer con sus labios ahora estaba lleno de heridas y moretones.
Recordar ese momento en el que la vio en aquel estado simplemente hizo que pierda los estribos y aniquile a aquel sujeto junto con sus cuñados por haberle causado tanto daño a su chica, al amor de su vida pero más que nada odiaba no haber estado allí.
—Perdóname... Perdóname mi amor... Perdóname por no haber estado allí, perdoname por haber huido... Perdóname... – suplicaba entre lágrimas mientras tartamudeaba al hablar.
—Cariño, no debes disculparte. No fue tú culpa...
—Si lo fue... Yo no fui por ti... Yo... Yo...
—Shhh... – susurró abrazándolo mientras lo acunaba como si de su hijo se tratase. – No hay nada que perdonar porque no fue culpa tuya.
—Pero-
—Mikey mírame – dijo viendo como el contrario levantaba la mirada – Nada de lo que pasó es culpa tuya, asique no debes culparte por eso, ¿Si?
—Luna... – susurro tomándola de la mejilla para besarla, pero no un beso apasionado, era un beso romántico en el cual se podía sentir el amor que ambos se tenían.
Luego de aquel beso, Mikey se quitó los zapatos y se acostó con la joven para ser más específicos se puso detrás suyo abrazándola por la cintura mientras comenzaron a platicar pero más que nada la joven quería que Mikey se desahogue ya que sabía que todo lo que tenía guardado nunca lo podría contar a alguien más que no sea ella.
—Hmmm... – murmuró molesta. – Debes cuidar tú salud Mikey.
—Perdón – susurro apoyando su rostro entre medio del hombre y el cuello de la joven quien acariciaba su cabeza.
—Quiero que vuelvas a la casa con tus hermanos.
—Luna...
—No quiero quejas. – dijo mirándolo de reojo viendo como este bajaba la mirada – Tus hermanos están muy preocupados por tí. Shinichiro me contó que desde hace un año que no sabe nada de ti.
—Les mandaba cartas..
—¡Eso no es suficiente! – gruñó cruzada de brazos.
Cómo es de esperarse la joven estuvo regañando a Mikey como si de su hijo se tratase mientras esté miraba para abajo con miedo de ver el rostro que está ponía. Aunque nunca se lo dijo cuando se enojaba daba algo de miedo, solo un poco pero por alguna razón le gustaba ser regañado por su pareja una vez más y deseaba que así continúe por mucho tiempo.
Sin saber lo que de verdad iba a suceder con la joven ya que está tenía pensado no contarle de momento lo de la inyección letal, menos al ver el estado en el que se encontraba ya que sus hermanos le contaron como se encontraba y como estaba en todos los sentidos posibles.
En estos momentos le preocupaba más que Mikey se alimente bien y tenga una larga vida, que su propia vida y salud, pero no era por el único en quein se preocupaba, sus hermanos aunque mostrarán ser fuertes su alimentación no era muy buena aunque lo negaran, por lo que tenía que encargarse no sólo de su pareja, sino de sus dos hermanos mayores.
No podía partir sin antes saber que estarían perfectamente bien.
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𝙻𝚊 𝚑𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚊 𝚖𝚎𝚗𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒.
RandomLuna es la hermana menor de los Haitani, una de sus mayores debilidades. Una trágica noche sus hermanos mueren en un conflicto con otras pandillas. Con los años no pudo soportar el dolor y decidió suicidarse, pero al hacerlo volvió al pasado cuando...