Capítulo 26

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Pov: Luna Haitani.

No sabía cómo había acabado así. De tantos golpes que me habían dado y todos los cortes y drogas que me habían metido ya no recordaba como o por qué estaba aquí.

La cabeza me daba vueltas y no podía ni siquiera decir una palabra con facilidad, cada vez que intentaba abrir los ojos sentía un fuerte dolor en uno estos.

¿Estoy perdiendo la vista?

Tengo miedo.

-No te duermas~ - murmuró el pelinegro riéndose.

Sentí como tomaba mi mano y me inyectaba algo. Ardía.

-“No creo poder aguantar un minuto más...” - pensé.

Me estaba agotando física y mentalmente. No estaba sintiendo mis extremidades, la cabeza me dolía, no podía hablar y no podía ver.

Me intenté aferrar a la vida, pero no podía más, estaba llegando a mi límite comenzando a cerrar los ojos.

Pov: narrador omnisciente.

-Luna... - murmuró sorprendido un hombre, mientras veía aterrado a la joven.

Estaba atada a una silla con el rostro golpeado. Uno de sus ojos ahora era gris, debido a los golpes y drogas que le fue metiendo perdiendo así la visión en uno de estos. Sus brazos golpeados y con varios cortes al igual que su cuerpo, el cual estaba con varios sueros con diferentes tipos de drogas que hacían sufrir a la joven.

El hombre estaba horrorisado, pero a la vez se culpaba pensando en que había echó. El plan no era torturarla hasta la muerte, solo amenazarla para poder llegar a sus hermanos.

-“¿Qué mierda hice?” - pensó entre lágrimas.

-Oh~ ¿Estás llorando? - murmuró el joven mirándolo con una sonrisa psicópata en él rostro. - ¿Ahora te estás lamentando? - dijo riéndose.

El hombre salió corriendo mientras escuchaba las risa psicópatas del joven.

-“Señorita....lo lamentó tanto....” - pensó corriendo.

Se alejó del lugar donde estaban los demás miembros de la pandilla aterrados al escuchar aún a larga distancia los gritos y risas de ambos jóvenes.

Desde que la joven desapareció habían pasado exactamente 12 horas.

-“Sus hermanos deberían estar buscándola desesperamente en estos momentos.” - pensó comenzando a caminar - “Debo avisarles...”

El hombre salio del lugar con la excusa de que iba a tomar un poco de aire. Al salir vio a dos sujetos platicando, se les acercó y los noqueó para después tomar sus cuerpos y ocultarlos en unos arbustos.

Tomo sus celulares ya que este no tenía el suyo y agendo el número de Ran mandándole la ubicación del lugar rápidamente, seguido de un mensaje disculpándose. Al llegarle los dos tildes suspiró aliviado, antes de poder borrar el chat y romper el celular alguien lo noquea por detrás para no volver a despertar.

Un miembro de la pandilla lo siguió debido a su comportamiento extrañó para después noquearlo y llevarlo dentro del lugar con los demás. Le aviso a su jefe que simplemente le disparó en la cabeza matándolo al instante.

No tenía tiempo para él, asique ordenó a sus hombres que lo tiren por ahí.

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Pasó una hora y los hermanos de la joven habían llegado al lugar. Sus rostros estaban serios al igual que su gente que iban armados, pero no sólo iban ellos.

El novio de la joven iba con su pandilla y amigos. Todos estaban desesperados intentando buscar a la joven que llevaba más de 12 horas desaparecida.

Al llegar al lugar se encontraron con una fábrica abandonada a las afueras de Japón. Afuera habían algunos sujetos, pero estos se encontraban fumando tranquilamente sin percatarse de la presencia de ellos.

Se acercaron y comenzaron a golpear a todos los que se les acercaba sin importar si salían vivos o muertos, solo querían encontrar a su hermana cuanto antes.

Se adentraron y los golpes empezaron seguido de varias balas escuchándose por todo el lugar. Tomaron a uno de los sujetos y le preguntaron donde estaba la joven.

Con todo el miedo del mundo, le dijo que estaba en el sótano siendo tortura por su comandante. Al escuchar esas simples palabras salieron corriendo hacia el sótano.

Bajaron unas escaleras y se toparon con un pequeño pasillo que daba a una muerta. Sin más entraron y se toparon con una escena aterradora que los hizo estremecer.

Su hermana estaba atada a una silla cabizbaja con varios golpes, cortes y con varios sueros conectados en todo su cuerpo.

-Bienvenidos~ - murmuró el pelinegro sentado al lado de la joven.

Los hermanos estaban en estado de shock. Miraban su pecho en busca de que aún siga moviéndose, al ver que su pecho hizo un pequeño movimiento corrieron a está mientras sus hombres se encargaban del comandante de las serpientes.

-¡Luna! - gritaron ambos hermanos desesperados.

-Lu... - murmuró en shock su pareja, quién todavía no podía asimilar lo que estaba viendo.

Los hermanos desataron y le quitaron con cuidado las drogas que le estaban metiendo a la joven. El mayor la tomo en brazos gritando para que despierte, mientras el mayor tomó para ver su pulso.

Pero era tan débil que apenas se percibía.

𝙻𝚊 𝚑𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚊 𝚖𝚎𝚗𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora