Capitulo 33

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—Te deje entrar, para despedirme shini... – murmuró con lagrimas en su rostro.

El joven sintió un dolor en el pecho, haciendo que sus ojos se nublen a los segundos ante tal respuesta, la cual sabía de antemano, pero escucharla era aún más doloroso.

Todos los días iba sin falta a verla, viendo en primera persona como su cuerpo se iba deteriorando junto con sus fuerzas, se estaba rindiendo, ya no podía aguantar mas todo el dolor que estaba sintiendo y su cuerpo le pedía a gritos un descanso.

—N-no llores... – susurró tocando su mejilla con el dedo índice.

—¿Cómo quieres que no lloré? – respondió tomando la mano de la joven con delicadeza acercando su rostro en busca de efecto. – Me estás diciendo que prácticamente estás muriendo ¿y me dices que no lloré?

—Perdóname... perdóname shini... – respondió sin poder parar de llorar.

—Pequeña, no...no me tienes que pedir disculpas... Perdona mi egoísmo...perdóname por no querer verte partir. – Su voz comenzó a romperse debido a las lágrimas. – Perdóname por no querer verte partir...tan pronto...

—Shini...

—Lo sé...créeme que lo sé, pero todavía no, no puedo asimilarlo... – dijo mirándola. – Mi mente ya lo aceptó, pero mi corazón todavía no.

La joven extendió como pudo sus brazos en forma de querer un abrazo haciendo que el hombre rápidamente se acerque a abrazarla. Las lágrimas y gritos ahogados era lo único que se podía escuchar en aquellas cuatro paredes en las cuales las paredes eran testigo de las noches de insomnio y dolor que tenía que vivir constantemente.

Luego de unos minutos el hombre se levantó con cuidado de arriba de la joven comenzando a platicar, intentado que sus sentimientos y dolor no salgan, pero era inevitable, ¿Cómo haces para no llorar cuando una persona importante para ti esta muriéndose lentamente? Es imposible y menos si lo estás viendo.

—¿C-cuanto tiempo...? – pregunto.

—Un mes...quizás menos... – respondió con dolor.

El pelinegro negó con la cabeza tapando su rostro con ambas manos intentado imaginar que todo esto era una pesadilla y que en cualquier momento aparecerían sus hermanos tirándose en su cama despertandolo, seguido de los gritos de su abuelo regalándolo por tardar tanto en levantarse diciendo que debia ayudarlo a preparar el desayuno, pero no era un sueño, era la realidad, una realidad horrible donde la vida ya tenía el destinó escrito de la joven.

La pequeña comenzó a hablar aún si le dolía la garganta, pero quería hablarle, quería decirle todo lo que pensaba antes de que sea demasiado tarde y se arrepienta de eso hasta el día de su muerte. Comenzó a contarle y decirle todo lo que sentía y le urgía decirle mientras el hombre la escuchaba con atención, al principio pensaba que la tomaría como si fuera una loca, pero este solo la escuchaba ya que en parte presentía algo. Le contó de sus viajes en el tiempo, de sus hermanos, de su pareja, amistades, asesinatos, de la mafia todo sintiendo como si pudiera respirar, como si se hubiera quitado un gran peso de encima.

—Pequeña...¿Por qué tuviste que sufrir tanto? – murmuró abrazándola – ¿Por qué tú tienes que sufrir tanto? – la joven no sabía que responder ante tales preguntas, por lo que solo podía llorar como nunca lo había echó una vida atrás. Por fin pudo desahogarse con alguien y contarle todo.

Ambos estuvieron hablando por aproximadamente dos horas hasta que un doctor tuvo que detenerlos para que la joven pueda descansar y tomar sus respectivos medicamentos

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Ambos estuvieron hablando por aproximadamente dos horas hasta que un doctor tuvo que detenerlos para que la joven pueda descansar y tomar sus respectivos medicamentos. El hombre se despidió de la joven depositandole un beso en la frente para después irse de allí, camino por los largos pasillos del hospital, se despidió de algunos doctores que seguían el caso de la joven y salió del hospital en dirección a su taller al cual fue en su motó, al llegar saco las llaves de su pantalón y abrió la puerta adentrándose al lugar, subió las escaleras que lo llevaban a su casa para después caer de rodillas con el corazón roto en mil pedazos.

—Ahh...AHHH! – grito desesperadamente comenzando a llorar y gritar ahora que podía y nadie lo veía. Con la joven tuvo que aguantarse bastante aún si había estado llorando, pero ahora podía gritar y patalear todo lo que podía sin que nadie lo este observando. – ¿Por qué...? ¿Por qué a ella? Ella es sólo una niña... Apenas tiene 15 años...tiene una puta vida por delante ¿¡ENTONCES POR QUÉ!? ¿¡POR QUE ME LA ARREBATAN!? No quiero... No quiero... Tengo que verla graudandosez yendo a su graduación, que Manjiro mempida consejos para proponerle matrimonio, que se cansen y tengan hijos... Todavía...me falta ver todo eso...

Ahora entendía porque no quería que la vieran en aquel estado. Tenía 10 kilos menos de masa corporal, su rostro estaba apagado, sin brillo alguno, aparte de estar algo demacrado, su mano izquierda estaba llena de agujas que le metían todo tipo de drogas para el dolor, pero aún así, seguía teniendo un fuerte dolor en todo el cuerpo.

No podía hablar y si lo hacía se dañaba más la garganta haciendo que tarde más en curarse, ¿mover el cuerpo? Ya ni podía, tenía que quedarse como si fuera una momia en la cama por el resto de su vida, hasta que su cuerpo se recupere por completo, aparte de no tener vista en uno de sus ojos. Esa no era una vida, no era la vida que ella tanto quería e imaginaba tener.

La vida que tenía en mente era una al lado de sus seres queridos. Estando casada con el amor de su vida Manjiro Sano, tener hijos y que regañe a su esposo por comer la papilla de sus hijos, que sus hermanos mayores sean tíos y que éstos les presenten alguna de sus futuras parejas, ver a su mejor amiga Emma casarse con Draken, que su amigo Mitsuya sea uno de los mejores diseñadores del mundo y le diseñe su propio vestido de bodas, que baji, kazutora y Chifuyu tengan una tienda de mascotas, que los hermanos kawata tengan su restaurante de fideos e ir a probarlos sin tener que pagar y estos la regañen. Ver a sanzu no usar su cubre bocas y ayudarlo con la relación de sus hermanos, ver a Izana ser feliz con su familia, que Hakkai y yuzuha sean modelos de Mitsuya, que Hina logré casarse con Takemichi, tenía tantas cosas por hacer y ver, pero ya no podía.

𝙻𝚊 𝚑𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚊 𝚖𝚎𝚗𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora