Capitulo 40

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Desde que Mikey supo lo de la inyección letal y que te quedaban dos meses de vida solo iba a su casa para bañarse y cambiarse de ropa como tus hermanos los cuales tenían a varios hombres trabajando para que hagan su trabajo hasta nuevo aviso.

A pesar de estar sufriendo no querían estar lejos tuyo por miedo a que las cosas pudieran salirse de control y no estar ahí para ti.

Tus amigos también iba a verte cada vez más seguido hasta que los doctores les pedían que te dejen a solas aunque sea por tres horas para que puedas descansar y no agobiarte tanto a lo que tú aprovechaban esas horitas para dos cosas dormir y llorar.

Consolabas a la mayoría pero nadie te consolaba a ti cuando eras tú quien más miedo sentía en esos momentos. Tú eras la que estaba sufriendo por dentro y por fuera literalmente a tal punto en el que tú cuerpo comenzó a dejar de responder en ciertas cosas.

Tú fuerza disminuyó de un día para el otro, al igual que tú peso, tu cabello se caía por lo que lo tuvieron que cortarlo hasta el cuello a pesar de que siga cayéndose, tú no querías que lo corten todo y ellos aceptaron.

Tú rostro a pesar de sonreír se veía más apagado y cansado que otros días. Ya no estabas tan activa, dormías la mayor parte del tiempo haciendo que tus amigos y hermanos se preocupen por no saber si despertarás o cerraras los ojos para no volver a abrirlos.

Por lo que cada vez, antes de dormir o de quedarte dormía te decían lo mucho que te amaban por si era la última vez.

Eso sucedió tan solo en una semana por lo que los demás días restantes eran un sufrimiento en la cuales tenías que estar medicada 24/7 para no sentir ningún tipo de dolor. Podía pasar que cada tanto sientas un ligero ardor en alguna parte del cuerpo pero pasaba a los minutos.

Ran y Rindou seguían con la esperanza de encontrar algún doctor por otra parte del mundo que pueda curarte pero con los que hablaban les decían siempre lo mismo, 'Ibas a morir' como si ese fuera tu destino desde el primer momento en el que te inyectó aquel sujeto la primera droga.

Mikey intentaba hacerte sonreír o pasar un momento agradable ya que al no tener tantos contactos lo único que podía hacer era estar contigo en todo momento pero tú sabías que hasta el necesitaba un tiempo a solas y procesar todo lo que estaba sucediendo pero se negaba a irse hasta que un día Izana lo fue a buscar al hospital.

Mikey se enojó porque lo sentía como si lo estuviera echando de tu habitación a lo que vais se agarran a trompadas si no fuera por tus hermanos quiénes los detuvieron y sacaron a ambos de la habitación. Tú estabas medio adormilada por lo que no podías interferir para detenerlos.

Izana fue a la casa junto con Mikey, todo el camino estuvo en silencio hasta que entraron a la casa y fueron recibidos por Emma, Shinichiro y el abuelo sano pero al ver sus caras decidieron no decir nada.

Mikey se fue a la ducha e Izana se quedó en el sillón mirando la tele mientras Shinichiro le preguntaba que estaba pasando.

—Manjiro. Eso es lo que pasa.

—¿Qué hizo ahora?

—Que no hizo es la pregunta. Se la pasa buscando que Luna lo consuele como si fuera su madre pero no se da cuenta de que ella es quien lo necesita. – gruñó molesto – Entiendo que la quiera y todo, pero ella está al borde de la muerte... Pareciera que solo quiere que le de atención hasta el último día- ¡Auch!

—¡No digas estupideces Izana! – gruñó Mikey detrás suyo viendo como Izana se sobaba donde le había golpeado.

—¡No son estupideces Manjiro! – respondió levantándose del sillón – ¡Se está muriendo y tú sólo te la pasas agobiándola!

𝙻𝚊 𝚑𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚊 𝚖𝚎𝚗𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora