El día que se conocieron, él era un dios perfecto, y ella, una niña humana. Él iba por tranquilidad y ella por auxilio al momento en que sus vidas se cruzaron.
Miles de pensamientos rondaban su cabeza, haciendo que se molestara y más con la presenci...
Cargó con agua una de las cubetas que llevaba consigo. Pasó a un lado del hombre rubio que no se movía en lo más mínimo para seguir de largo. Tiró el contenido en la pequeña fosa que había hecho alrededor del castillo que estaba terminando.
Actualmente tenía siete años, y ese era el tercer verano que pasaba conociendo a su amigo.
Tuvo que hacer la misma acción dos veces más para poder llenarla. Con su pala de plástico palmó con cuidado las paredes, asegurándose de que todo estuviese bien.
—Creo que terminé.
Se sentó a unos pasos para apreciar lo que acabó. Era una edificación insignificante a comparación de los que vio camino allí, o en televisión. Pero para ella, era el mejor castillo que había visto.
—¿Quieres jugar conmigo?— giró su cabeza en su dirección.
Mientras, Poseidón, quedó quieto y sin pronunciar ninguna palabra. Le daba la espalda por estar frente al mar.
—¿No quieres?
Tampoco respondió. Se molestó por eso, pero se le pasó al ver una caracola entre unas rocas a unos metros de ella. Se incorporó y la fue a buscar así colocarla en la cima de su obra de arte.
—Bien, ¡yo seré la reina del castillo!
Pero de inmediato se interrumpió. ¿Y si no quería jugar con ella porque quería ser el rey del castillo?
—¿O quieres ser el rey tú?
Sin contestación a los segundos, _____ siguió:
—¿Entonces quieres ser mi guardia? Como reina necesito a alguien que me cuide. ¡Te nombré mi mejor guardia que me protegerá de los monstruos!
El dios pensó con sarcasmo que sería una gran reina. Claro, una basura humana tan insignificante no podía cargar con un papel así.
Complemente desagradable para él.
—Pero... Si soy reina, necesito ser reina de algo...
Dirigió una mano a su mentón, pensativa. El rubio, por su parte, esperaba a ver con qué llegaba a salir.
—¡Seré la reina del mar!
Sin tardar un solo instante, una ceja de Poseidón se arqueó con ironía. ¿Justamente de eso? Tenía lógica por tenerlo a pocos pasos de ellos, pero pudo pensar algo que llegara a gustarle a una humana de su edad. No le interesaba saberlo. Solo esperaba que hubiera sido distinto a lo que dijo.
Nuevamente pensó sarcásticamente. Que siguiera soñando.
El mar solo necesitaba de un monarca, y ese era él. ¿Qué mejor que un dios temido para ser un rey y parte de los doce olímpicos? Así era perfecto.
Aunque había un ligero error: que le hiciera caso de ir a verla. Lo único en lo que estaba fallando en su papel de perfección.
Todo culpa de ella.
—Mm...— volteó a ver a todos lados la niña —No hay ningún monstruo cerca para que trabajes... No quiero ningún guardia perezoso.
Ahora, dirigió su mirada al horizonte. El cielo comenzaba a tomar tintes anaranjados. Aquello sobresaltó a _____, pensando que ya se le hacía tarde para regresar a casa de sus abuelos y todos se alarmarían.
—¡Tu primer trabajo será cuidar de mi castillo mientras no estoy!— exclamó sonriendo, recogiendo sus cosas —Mañana espérame, podríamos buscar más caracolas y algunas piedras bonitas para decorarlo. ¿Si?
Tampoco hubo respuesta alguna. Ensanchó su sonrisa de todos modos.
—¡Será el castillo más lindo de todos! ¡Nos vemos mañana!
Y salió de allí algo apresurada, pasando con cuidado entre las rocas, tanto para no lastimarse como para no romper ninguna de las cosas que tenía.
Poseidón quedó en la misma posición, sentado, viendo con el pasar de los minutos, y horas, como anochecía. Un escenario espectacular. Podría hasta sentarse a leer allí. Si tan solo no fuera por ella.
—Qué molestia...
Murmuró entredientes, doblando su brazo para apoyar un costado de su rostro sobre la palma de su mano que quedaba libre, ya que la otra lo sostenía.
Por una muy, pero muy pequeña curiosidad, terminó volteando a ver el castillo que había hecho la niña. Tenía aires que le hacían recordar a su palacio. Esas coincidencias también le resultaban molestas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.