Escuchaba unos ligeros pasos sobre la arena por detrás de él. No tenía dudas de quien podía ser. Solo una, pero respecto a porqué se acercaba de una manera que quisiera parecer sigilosa.
Alzó la mirada a las manos que se posaban con cuidado sobre sus ojos, acompañado de una pequeña risa risueña.
—¿Quién soy?
Preguntó en un todo animado la muchacha, mientras ladeaba la cabeza por sobre un hombro de Poseidón, esperando a su respuesta.
Sabía que habían grandes probabilidades de que no respondiera, así que estaría así unos diez segundos como máximo.
—¿Sabes quién soy?— insistió una última vez.
—Eres _____.
Debía de admitirlo. Eso le sorprendió.
Era la primera vez que la llamaba por su nombre. Por lo que veía, lo recordaba.
—Exacto.
Alejó sus manos de su rostro, para mostrarse ante él con una gran sonrisa en sus labios.
—¿Me extrañaste?
Esta vez si que no tuvo ni una palabra de su parte.
—Yo sé que sí— dijo para sentarse a su lado, dejando escapar un suspiro cansado, pero sin borrar la curva de su cara.
Ahora tenía dieciocho años, y trece de conocerse.
Quedaron allí en silencio un buen rato. Ella esperaba que comenzara la conversación, cosa que aguardaba que, con todo el tiempo de llevar conociéndose, sucediera.
—¿Y? ¿Cómo has estado? ¿Tienes algo para contar?— interrogó mientras volteaba a verlo en su típica postura.
Quedó viendo el perfil de aquel hombre de cabellos rubios, admirando lo bello que era por un par de segundos. Le avergonzaba hacerlo, pero si una pequeña oportunidad se le presentaba, no se negaría.
Regresó la vista al frente cuando notó que el agua estaba ligeramente agitada. Aquello le llamaba la atención. En días así, soleados, acostumbraba a verlo en calma. ¿Habría una tormenta pronto?
No estaba segura de eso. Pero Poseidón estaba seguro que él estaba provocando eso, de una forma casi inconsciente.
La ve por el rabillo del ojo, percatándose de la diferencia que había con su versión del año anterior. Tenía unos rasgos más definidos que antes.
Era linda.
Con ese solo y pequeño pensamiento, ocasionó que el agua se agitara un poco más. Eso preocupaba a _____, pero al ver que el de cabellos rubios no hacía nada y parecía estar tranquilo, intento calmarse. Debía ser algo normal que pasaba. Tendría que estudiar al respecto si quería cumplir su sueño.
"Parecía estar tranquilo". Error. Dentro de sí habían miles de pensamientos que iban y venían, todos relacionados con la muchacha que estaba a su lado. Entre más vueltas le daba al asunto, su interior se manifestaba en el agua que incluso comenzaba a subir el nivel de a poco.
Aquello ya le era suficiente.
Sin previo aviso y en el momento en que _____ estuvo a punto de hablar, se levantó. Se ganó la mirada curiosa de la joven.
—Debo irme.
Fueron sus palabras al estar de pie y mirando el frente.
—Oh... Bien— trató de no desanimarse —. Ten cuidado. Nos vemos mañana, vendré al horario de siempre. Que estés bien— sonrió, aún sin ser vista en lo más mínimo.
Esa situación llamó más su atención que el mar, siendo que era una primera vez que más le impresionaba. Nunca lo había visto marchar. Estaba claro que fuera de esas visitas, ambos tenían sus vidas y responsabilidades. Debía de tener muchas cosas por hacer, y por lo menos había ido ha "saludar".
Se marchó caminando por la orilla del mar, desapareciendo por detrás de las rocas.
_____ dejó escapar un pesado suspiro. Creyó que pasaría más tiempo con él. Tendría que dejar sus esperanzas para el día siguiente.
Pero tampoco asistió.
Al siguiente año, iba casi corriendo por la playa, tras ver un cangrejo, al sitio al que solía encontrarse con el hombre de cabellos rubios.
Cuando llegó a las rocas, se volteó a ver si estaba por allí cerca el crustáceo. Se tranquilizó al corroborarlo. Acomodó su sombrero playero que estuvo a punto de perderlo en el camino, para darse la vuelta al sitio secreto.
Se asomó, tratando de ir calmando los rápidos latidos de su corazón. Pero bajaron cuando la silueta del hombre no estaba allí. Su rostro dejó mostrar un claro semblante desanimado, al tiempo en que dentro de ella aparecían varias emociones desagradables.
Ni los días que le siguieron fue.
Por actualizar a las apuradas los últimos días, ya ni saludo. Que antipática dirán... y yo digo lo mismo jajskjajs
Bueeenaass, ¿cómo están? ¿Qué tal va la historia?
Besos ♥
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VERANO |Poseidón y tú|
RandomEl día que se conocieron, él era un dios perfecto, y ella, una niña humana. Él iba por tranquilidad y ella por auxilio al momento en que sus vidas se cruzaron. Miles de pensamientos rondaban su cabeza, haciendo que se molestara y más con la presenci...