Capítulo I

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¿Por qué no había acabado con ella? Hubiera sido fácil. Era una basura humana pequeña. Trataba de descifrar qué había pasado en su mente para tomar esa decisión en el último segundo.

Si de esa manera hubiese terminado, no estaría ahora en compañía de la niña. Esta, se había sentado a su izquierda. Sus piernas estaban estiradas y separadas, estando en medio el contenido de la cubeta que llevaba consigo.

—Mira, esta es bonita— extendió su brazo a lo alto y en dirección del hombre de cabellos rubios que seguía ignorándola lo mejor que podía —. Es muy bonita.

La bajó para seguir observando lo que tenía. El llanto ya lo había olvidado, solamente habían quedado los rastros en sus ojos que estaban un poco hinchados. Estuvo un buen rato corriendo sin encontrar a nadie que la ayudara. Fuera donde fuera, la seguía. Nunca se le cruzó la idea de salir de la playa porque quería seguir buscando caracolas.

—Ésta también es muy bonita. ¿Cuál te gusta más?

Curiosa, trato de buscar su mirada inclinándose hacia delante y volteando en su dirección. Pero él seguía igual.

—Mira, ésta tiene el color de tu cabello. Es muy bonito— tomó e intentó enseñarle una que apenas llegaba a serle semejante a lo que dijo.

Poseidón seguía estando de lo más quieto. Una pierna estirada y la otra flexionada. En esta misma, reposaba uno de sus codos. Su otro brazo yacía haciendo de soporte, detrás de él. La paz estaba a su alcance con el más mínimo movimiento de una de sus manos.

—Le diré a mi abuelo que la haga un collar para mí. Se verá bonito.

Bonito. Bonito. Bonito. Había repetido demasiado esa palabra que ya lo hartaba.

—¿No hablas con desconocidos? ¿Tu mamá también te lo advirtió?

De nuevo buscaba su mirada.

—Me llamo _____. ¿Y tú?— lo tuteaba con total confianza.

Él no respondió. Seguía en lo suyo. Ignorarla.

—Yo tengo...— y se puso a contar los dedos en una de sus manos. Tuvo que rehacer la cuenta una segunda vez —. Cinco años. ¿Tú?

Cinco años que no significaban nada en una vida insignificante. Eso pensaba el dios que seguía observando el frente.

—A mí me gusta mucho la playa. Mamá dice que no es la primera vez que venimos, pero no me acuerdo. ¿Tú vienes seguido?

Los niños hablan hasta por los codos. Y ella no era la excepción. La curiosidad tampoco quedaba por atrás.

—Pero se que el año que viene para estas fechas vendremos. Eso dijo mi mamá a mis abuelos. ¿Sabes que mis abuelos son los papás de mi mamá?

Lo confirmaba. Ya estaba cansado. Pero ningún músculo movía. Solo dio un largo pestañazo, teniendo las cejas todavía fruncidas desde que _____ se había sentado allí. O desde que había llegado.

—¿Nos volveremos a ver? Eres mi amigo. No le digas a mi mamá, no quiere que hable con extraños. Para ella todos son extraños aunque le diga que son mis amigos.

¿Por qué no le hacía caso a su madre?

—Ya somos amigos, ¿no?

No hubo respuesta. La niña sonrió y afirmó con la cabeza, respondiéndose sola.

—Entonces sí somos amigos.

¿Tendría que haber respondido para que no dijera eso? Un dios, un ser perfecto, no necesita de amistades, de gente que sintiera empatía alguna a él.

_____ volvió a observar las caracolas hasta tomar una, haciendo un puchero molesta.

—Agarré ésta y esa cosa me empezó a seguir. Es fea. Muy fea ahora por eso.

Dirigió su mano por detrás de su cabeza, teniendo en su puño esa caracola. Con ese envión la arrojó lo más lejos que pudo. Apenas llegaba a un metro de donde estaba. Poseidón de inmediato pensó que ni fuerza tenía, lo cual era cada vez más fácil.

El agua subía a la orilla con un poco más de fuerza que antes, mojando incluso los pantalones cortos que la pequeña tenía. Se llevó una que otra caracola, haciendo que ella con suerte agarra menos de cinco con sus manos. Tuvo que dejarlas a un lado para ir tras su cubeta que también se iba.

La alcanzó con tiempo, para llenarla con las que le quedaron, algo frustrada.

—Me voy a ir a casa de mis abuelos— se paró a un lado del hombre de cabellos rubios —. Recuerda. El año que viene vendré y podremos seguir hablando. Aquí podríamos juntarnos. ¡Y recuerda! Me llamo _____.

Repitió todo eso, sosteniendo el objeto de plástico con sus manos por delante de su cuerpo. Se balanceó de sus talones a las puntas de sus pies para, a los segundos, marcharse de allí corriendo.

—¡Nos vemos! ¡Recuérdalo!

Y olvidó por completo que podría toparse con el mismo cangrejo o con otro.

Poseidón, por su parte, dejó escapar aire por sus fosas nasales. Tuvo miles de oportunidad de quedar tranquilo. Incluso pudo hacer que se la llevara el agua. Pero no hizo nada de eso.

Quedó pensando. Quizás era una basura tan insignificante que ni siquiera merecía la pena que un dios acabara con ella.

Se centró mejor en la imagen que había frente a él, queriendo despejar su mente.

Se centró mejor en la imagen que había frente a él, queriendo despejar su mente

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¡Buenaasss! ¿Qué tal este primer capítulo? ¿Cómo estás? ^^

Besos ♥

VERANO |Poseidón y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora