Babel [Bucky Barnes] EN FÍSICO

Capítulo 11

La noticia de la masacre recorre el país inmediatamente con imágenes trágicas, vídeos censurados, y las últimas grabaciones de algunos móviles durante la fiesta. El televisor en la casa de Granada Hills permanece con el volumen silenciado, tan solo leyendo los encabezados y observando algunas de las imágenes que pasaban. El país se detuvo por unos instantes, y todos los ojos estaban sobre los Barnes y los enojos inexplicables contra la familia.

Darcy se reportó con sus padres para contarles que estaba bien, que su cadáver no estaba entre el matadero, y que posiblemente no podría visitarlos en un tiempo. Por otro lado, George atendía reuniones virtuales con sus hijos, platicando cómo llevarían la situación. Además de intentarse explicar qué era lo que había sucedido, pero James jamás le había contado lo sucedido con Pierce.

Estaban todos encerrados en este lugar por tiempo indefinido. Linda sugería adelantar el viaje a Montreal, pero, por alguna razón, su hermano estaba en contra de la idea.

Eran las siete de la mañana, y algunos sonidos extraños le llaman la atención. Su mirada avellana parece curiosa, así como asustada. Sus pasos son lentos hacia la ventana de la cocina que daba hacia el jardín trasero, tan solo para encontrarse una imagen que pudo deleitarle el día.

Los cabellos húmedos de James se agitaban desprolijos tras cada golpe contra el saco de arena. Steve lo sujetaba para permitirle clavar puñetazos más profundos y veloces, evitando que éste se moviera. Ambos se encontraban sin playera, por lo que Darcy nota el perlado sudor que cubría sus anatomías mientras continuaban entrenando.

Los golpes aterrizaban uno tras otro, de pronto turnándose el pesado objeto. Los músculos hicieron su mágica aparición tras cada impacto, tan solo acentuando la fijación de la castaña en ambos hombres, los cuales duran un buen rato peleando contra el duro objeto. De pronto, James se deshace del mismo, dibujando casualmente esa sonrisa cabrona en sus delgados labios, los cuales eran rodeados por la sombra de una barba creciente.

Observa la forma en la que ambos se agitan con pequeños saltos, girando las muñecas envueltas en vendas desgastadas. Steve también parece divertido, soltando algunas palabras incomprensibles a causa de la distancia y el vidrio de la ventana que le brindaba tan privilegiada vista.

—Siempre es un deleite verlos por la mañana —Una voz le hace saltar en su lugar, girando drásticamente su anatomía para encontrarse con una sonriente Linda buscando zumo de naranja en el refrigerador.

—J-Juro que no estaba viendo a...

—¿A Steve? —Amplía el gesto de sus labios—. Por Dios, cariño. Admíralo todo lo que gustes. Por eso lo elegí tan guapo —Le guiña, acercándose a la ventana con su vaso servido, dando un sorbo del mismo—. Realmente es todo el paquete completo —murmura orgullosa.

De pronto, se escuchan los guantazos en el exterior. James plantaba puñetazos sobre el costado de Steve, mientras que éste intentaba devolvérselos entre carcajadas. Los dos simulaban esas escenas de los hombres de las cavernas aprendiendo a pelear en su primera infancia, o los lobos más pequeños de la mañana jugueteando con sus colmillos.

El castaño tira de su brazo para intentar darle un rodillazo en el estómago, pero Rogers es aún más rápido, sujetándolo y también halando con su peso de él para hacerle echarse hacia adelante, intentando derrumbarlo, sin embargo, siendo evadido con suma facilidad. Los tatuajes de Barnes se contraen con el movimiento al levantarse del suelo, impulsándose con ayuda de sus manos antes de volver a intentar atacar a su mejor amigo.

El sudor salpicaba en distintos puntos del patio, haciendo que Darcy siguiera las gotas por el camino al que saltaban hasta perderlas de vista, nuevamente volviendo a detallar la trabajada anatomía de su esposo, siendo observada cuidadosamente por su cuñada, quien parecía divertida con el escenario.