Capítulo 14

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Los días transcurren, y con ellos, el ataque en la mansión de los Barnes ya es un recuerdo que nadie deseaba mencionar. Linda decidió que Malibu le había sentado bien, por lo que no volvieron a Bel Air, ni siquiera a supervisar la remodelación. James y Steve continuaban tras la pista de los involucrados en los ataques a la familia de hace cinco años. El castaño no estaba dispuesto a ceder tan fácil.

Esta noche, Loki le había invitado al cine. Salieron desde la seis de la mansión del pelinegro. Darcy poseía un corto vestido negro de mangas holgadas color negro y unas botas militares del mismo color. Su cabello iba recogido en una coleta alta, dejando que algunos mechones cayeran por los costados de su rostro. Antes de entrar a la sala, inhalaron un par de líneas dentro de la Suburban del hombre, argumentando que funcionarían para disfrutar aún más la película.

Lo único que la castaña recuerda de la trama de la película es algo relativo a la novia del Joker y un séquito con el que hacían de las suyas, pues la mayor parte de la función lo pasó con la polla de Laufeyson en su boca, dejando que éste acallara los gemidos que tanto añoraban escapar de su boca. Apenas había unas dos parejas más en la sala, por lo que nadie se da cuenta de lo que hacen.

Salen entre risas y tomados de la mano, comparten aún unas cuantas golosinas que les habían sobrado. Era extraño, pues nunca habían decidido tener una cita formal, además de los encuentros para echar un polvo.

—Debiste poner atención a la película, no era tan mala —Loki ríe, presionando sus dedos entre los ajenos.

—¿Qué preferías? ¿Que viera la película o que no? —La joven enarca una ceja con esa sonrisa divertida en los labios teñidos de rojo.

Logra ver las ideas cruzar por la cabeza del de cabellos oscuros, atinando a que éste carcajeara, negando con la cabeza antes de responder.

—Tienes razón —acepta—. Estamos mejor así.

Algo había cambiado los últimos días, y no solo era esta situación, sino también en casa con James. El sexo se hizo algo regular, casi follando todos los días. Por supuesto que Loki no tenía idea de ello, puesto que no sabría de qué manera podría reaccionar. No tenía ningún derecho de reclamarle o algo parecido, pero quería mantenerlo alejado de todo el drama que rodeaba a la familia Barnes tanto como le fuera posible.

Su habitación se llenó de múltiples prendas, todas gastadas de la tarjeta exclusiva de James, esa que usó la noche en casa de Linda. De alguna manera, después de follar, el hombre estaba lo suficientemente cansado como para aguantarle sus lloriqueos y súplicas, por lo que únicamente le dejaba ir el objeto para callarla de una vez por todas.

Gucci, Oscar de la Renta, Miu Miu, Hermes, Versace, Chanel, Prada, entre muchas otras marcas reconocidas llenaban su armario actual. Iban desde abrigos hasta zapatos y joyería que jamás pensó sentirse con tal libertad de adquirir. Con las tarjetas de sus padres siempre tuvo que sufrir de los impedimentos que estos establecían al momento de comprar, pero con James todo se volvió más simple.

—¿Qué quieres cenar? —La mirada azulina aterriza sobre su perfil, balanceando las manos de ambos en un vaivén enternecedor.

—Tal vez... —Se coloca el índice de su mano libre sobre los labios, meditando su respuesta—. ¿Sushi?

Él coloca una mueca.

—Eso cenamos hace dos noches.

—Entonces —Piensa otro poco más—. ¿Pasta?

—Me suena un poco más...

Antes de siquiera dejarlo terminar, el móvil de la chica comienza a sonar, agitándose en el bolsillo que llevaba cruzado. Ella se disculpa, atendiendo rápidamente a la que pareció ser Linda en el identificador de llamadas. Gracias al cielo, ella parecía completamente despistada acerca de lo que pasó en su casa hace unas noches.

Babel [Bucky Barnes] EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora