CAPÍTULO 14

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-¡Te esperamos abajo para cenar, ¿vale? No tengas prisa aún no esta lista, si necesitas cualquier cosa llámanos.

La voz de Lila me sobresalta al otro lado de la puerta, pero agradezco que me dejen sola.

-Vale, no tardaré.

-¿Estás segura que es buena idea dejarla sola en este momento? -Escucho a mi madre antes de que abandonen la habitación.

No llego a oír la respuesta, cuando estoy segura de que se han ido empiezo a desvestirme y me meto a la bañera, lanzando a un lado de mi mente esas imágenes tan extrañas sin sentido alguno para mí.

Mientras me cepillo el pelo húmedo aún tengo la sensación de que soy una persona diferente, supongo que es algo que sucede cuando tu poder despierta, pero necesito respuestas así que bajo dispuesta a conocer todas ellas.

Disfruto mi comida en silencio saboreando cada cada patata frita bajo el escrutinio de dos pares de ojos. ¿Se puede llegar a extrañar las patatas fritas? Mi respuesta es un rotundo si.

-¿Porqué estáis tan calladas? -inquiero, quiero saber que ocurre de una vez. -Estáis actuando muy raro desde que desperté.

Mi madre y Lila comparten una mirada.

-Vale. -Suspira mi madre. -Cuando... Cuando despertamos algo en nosotras cambia para siempre. -La miro a los ojos esperando a que continúe. -Nuestro carácter también puede ser modificado debido a la transformación que sufre nuestro cuerpo, esto no te lo he contando antes porque solo se debe hacer una vez hayamos despertado. Algunas mujeres en nuestra familia despertaron llenas de ira, una ira ardiente, rebosante, difícil de detener. A veces imposible. Nuestras antepasadas quemaron aldeas, destruyeron terrenos, arrasaron pequeños pueblos solamente porque despertaron muy enfadadas.

-"Muy enfadada" se queda muy, pero que muy corto. -Agrega Lila. -Mira, solo queríamos darte tu espacio ver como gestionabas el cambio, esperar. Y, como ya sabemos que tu poder se relaciona con el viento... Imagina si hubieses despertado enfurecida, habrías echo volar todo Sondville por los aires haciendo así que nuestro secreto fuese bastante obvio ante los ojos de este adorado pueblo. Por eso hemos estado un poco... Cautelosas.

Una sonrisa comienza a tirar de mis labios.

-¿Me teníais miedo? -Pregunto, alternando la mirada entre las dos.

-¿Qué? ¡Por supuesto que no!... -Lila lucha por no sonreír y mi madre tose detrás de su mano para disimular. -Bueno, quizás un poco. -Admite mi madre dejando un pequeño espacio entre el pulgar y el índice. -No te haces una idea de lo que siento ahora mismo de verte aquí despierta Adanae.

-Os quiero muchísimo, gracias por cuidar de mí.

Estiro los brazos por encima de la mesa agarrando las manos de ambas.



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