CAPÍTULO 21

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—!Tengo los ingredientes!

Lila aparece como un tiro en el cuarto de baño mientras me estoy cepillando los dientes.

La miro a través del espejo deseando mostrar lo que siento por ella en este preciso momento.

—Esta bien, estaré fuera hasta que termines. —Sale cubriéndose la boca con una mano, como si así no fuese a ver la sonrisa que lucha por esconder.

Cuando dejo el cuarto de baño paso de largo por el salón y voy directamente hacía mi habitación.

—¿Acaso no me has oído?, ¿Me estás ignorando descaradamente?

Lila no cesa en un empeño y entra en mi habitación pisandome los talones.

—Vale, ¿qué ocurre?

—Aylan me odia. He intentado hablar con él y me ha dicho todo lo que piensa de mi, tiene razón no sé lo que quiero. Esto no nos va a llevar a ningún sitio, no quiero hacerlo, gracias por todo Lila.

Me doy la vuelta y me quedo mirando a través de la ventana esperando a que se vaya sin más.

—Ah muy bien, si te quieres rendir tan fácilmente... Simplemente está enfadado y dolido y no sabe qué más hacer para mostrarte sus sentimientos, deberías ponerte en su lugar por un momento.

Solo era una fantasía que se fuera sin molestar.

—¿Y yo qué?, —Me giro, irritada. —¿Quién se pone en mi lugar? No lo recuerdo Lila, y aún así ha tenido la capacidad de herirme con un par de palabras.

—Yo estoy contigo Adanae. No me puedo poner en tu lugar pero estoy haciendo todo lo que está en mis manos para ayudarte y tu quieres rendirte sin ni quiera intentarlo, si no lo haces por ti, lo deberías hacer por él, por ambos.

Tomo una respiración para calmarme, Lila no tiene la culpa de nada al contrario.

—Lo siento, Lila. Tienes razón.

Me siento en el borde de la cama y Lila me acompaña sentándose a mi lado.

—Siempre estaré aquí para soportar tus berrinches de bruja adolescente.

La miro y ambas rompemos a carcajadas, entretanto la voz de mi madre nos llega desde la cocina diciendo que ella también se quiere reír del chiste, y que la cena ya está lista.

Pasada la media noche con mi madre dormida, Lila y yo estamos de nuevo en mi habitación.

—¿Cómo has conseguido todo esto?

Observo detalladamente cada pequeño tarrro colocado sobre mí escritorio, cada uno lleno de colores y texturas diferentes.

—Una bruja no revela sus trucos.

Ruedo los ojos y no hago más preguntas, sé que no me lo dirá.

—Falta uno. —Descubro, con cierta alarma.

—Si. —Asiente Lila la mar de tranquila, con una pequeña sonrisa asomando en sus labios

—Pues lo siento pero no puedo entender tu paz mental en este momento.

—Te voy a pasar por alto esta ofensa porque sé que estás muy nerviosa. —Alarga el brazo hacía los tarros y los señala con la palma extendida. —En efecto, Sherlock falta la esencia de flor de luna, pero no tengo que recordarte cual es mi poder.

Oh, claro Lila va a recrear la flor de luna.

—Si, exactamente lo que estás pensando. Debemos esperar casi al amanecer pero el cielo aún debe estar al menos algo oscuro, y la luna en su sitio.

—De acuerdo. —Cedo, con un cosquilleo de existacion recorriendo todo mi cuerpo.

—Te despertaré cuando sea la hora. —Me estrecha entre sus brazos un momento, recoge los tarros y se dispone a salir.

Casi ha cerrado del todo cuando se detiene y asoma su rostro.

—Todo saldrá bien, Adanae.

La miró con mil emociones danzando en mi interior como locas.

—Lo sé.







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