A la mañana siguiente me despierto con ganas de salir de casa y llevarlo todo de la forma más natural posible, lo bueno de esto es que se han terminado los desmayos en medio de cualquier parte, o eso creo al menos.
Las mujeres de mi casa no dejan de observarme mientras tomamos el desayuno.
—Sabes que te puedes quedar en casa un par de días más, llamé al director Evans, le comenté que estabas enferma no hay prisa.
—Estoy bien mamá enserio, no voy a arrancar árboles ni hacer volar el edificio del instituto. Aunque no me faltan ganas.
Dejo mi taza en el fregadero bajo la mirada profunda de mamá, Lila lanza una risita y me lanza un guiño.
—Muchas gracias Lila. —Escucho el susurro molesto de mi madre mientras subo a mi habitación a preparar la mochila.
Cuando he terminado y me dispongo a salir algo impacta con mi ventana.
Me acerco inmediatamente y mi asombro solo va en aumento cuando me encuentro un chico justo debajo.
Por un momento solo nos miramos sin decir ni una palabra, algo en él me resulta familiar pero es imposible no lo he visto nunca y tampoco es un alumno del instituto.
—¿Se puede saber quién eres, y porqué estás lanzando cosas a mi ventana?
El no me responde, agranda los ojos en gesto de sorpresa y no se si me equivoco pero creo que alcanzo a ver dolor en ellos.
—Yo... -Se rasca la frente una vez. —¿No sabes quién soy?
—Es lo que acabo de preguntar, si.
—Eh... Vale, ¿Vas al instituto? Soy tu nuevo vecino mi familia se mudó hace poco, justo en aquella casa. —Señala la casa de enfrente la de la señora Meg.
Frunzo el ceño, debió ser mientras mi cuerpo estaba llevando a cabo todo este proceso de convertirme en una bruja "adulta"
—¿Y deduzco que lo que quieres es que te acompañe al instituto?
—Si quieres, solo si te sientes cómoda haciéndolo. —Esconde las manos en los bolsillos de su pantalón negro.
Lo pienso durante unos segundos mientras le miro. La verdad es que yo también querría que alguien me echara una mano si me acabo de mudar a un sitio nuevo. De todas formas pienso que pudo usar el timbre de la entrada como todo el mundo.
—Dame cinco minutos y salgo. —Me decido al fin.
—¿Sabíais que teníamos nuevos vecinos? —Encaró a Lila y mi madre en el salón.
—Claro, y tú también, la familia Mist. Tienes una buena relación con el mayor de sus hijos, Aylan. —Lila pronuncia la última frase mientra mueve las cejas.
¿Qué?
—¿Te encuentras bien Adanae? —Mi madre se acerca en menos de un segundo a mi lado.
—¿Cuántas veces me vas a hacer la misma pregunta mamá? —Mi tono sale un poco más duro de lo que pretendo, pero no he podido controlarlo.
—Cariño, yo solo...
—No mamá lo siento. —La corto. —Es solo que estoy un poco agobiada nada más.
—Lo entiendo. —Se da la vuelta y se dirige hacía la cocina, y yo me quedo ahí odiandome a mi misma.
—Ella solo se preocupa por ti, nos preocupamos por ti.
—Lo sé Lila, lo siento mucho no he podido... No sé. —Niego con la cabeza algo confusa.
—Vale, tranquila, hablaré con ella. Necesitas un poco de aire, caminar no pasa nada. —Me abraza y yo aspiro su olor a lavanda calmando mis nervios al instante. —Además, ya he visto a Aylan allá fuera.
Hago una mueca ante su tono, pero sobre todo ante ese nombre. No puedo decir que no me acuerdo de él no me dejarían salir de casa.
—Venga. —Me despide con una palmadita en el trasero, a la que yo respondo rodando los ojos. —Sé buena hoy.
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El Despertar Del Poder
FantasyAdanae acaba de cumplir dieciséis años, lo que significa que ha llegado el momento que toda bruja Cowen teme: El despertar de su poder. Por si eso no fuese suficiente, la llegada de un nuevo vecino al pueblo de Sondville le hará replantearse todo. ...