CAPÍTULO 16

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Dejo que la puerta se cierre a mis espaldas con un golpe sordo, poco a poco levanto la mirada de mis zapatillas.

Es unos de esos raros días, aquí son casi inexistentes

El sol en lo alto, viento frío pero agradable, no hay nieve no hay lluvia. Todo está en calma, una calma extraña como precediendo a una gran tormenta, o a un gran problema.

Al final me atrevo a mirarlo, esta quieto a pocos metros de mi, mostrando una serenidad que yo no siento en este momento. Me percato de que aprieta sus manos en forma de puños, colgando a los costados de su cuerpo, solo una vez.

Él también está nervioso.

—Hola. —Siento que no es lo debería decir.

—Hola. —Su voz me lleva de vuelta a los recuerdos que tuve en cuanto desperté. Los aparto, pero no se me va la sensación de que algo no cuadra.

¿Quién es este chico?

—¿Vamos? —Pregunta, ladeando la cabeza hacía un lado y causando que un mechón de pelo negro caiga sobre su frente.

En ese instante estoy segura de que no es la primera vez que lo veo hacer ese mismo gesto, o será que me he vuelto loca después de despertar.

Asiento y avanzo con él a mi lado en silencio.

En el instituto Etsy se acerca a preguntar que tal estoy, y me alegro de que nuestra relación no haya cambiado demasiado después de lo que pasó. Por desgracia unos metros detrás de él, Sebil y su ejército de víboras clavan sus ojos de víbora en nosotros, por suerte para ella he amanecido con ganas de jugar.

—Estás... Diferente. —Su mirada me reccorre de pies a cabeza de una forma que hace que me moleste.

—Me siento diferente. —Me trago las ganas de mandarlo a la mierda a la vez que bato mis pestañas y juego con mi pelo.

Sebil desde su sitio se cruza de brazos y da un pisotón con una expresión furiosa en su bonita cara. Pienso que sería realmente divertido que el viento se aliara conmigo por una vez, que estropeara sus perfectas ondas rojas, su identidad, su pelo de fuego, sería terrible y fantástico a partes iguales.

Entonces ocurre.

El viento empieza suave, un ligero movimiento de hojas apenas perceptible, un susurro retador en mi cabeza, hasta que comienza una tormenta de aire implacable.

Los alumnos corren despavoridos al interior del instituto, asustados por lo que están viendo.

Por lo que yo he causado.

Los profesores intentan establecer el caos que hay en los pasillos sin éxito, no se de que forma Aylan aparece delante de mis narices.

—Te estaba buscando, ¿Estás bien? —Esta agitado y en su mirada veo preocupación.

—Estoy perfectamente. —Le aseguro.

No puedo dejar de pensar que he creado una tormenta de aire solo con desearlo.

El altavoz cruje un par de veces en el techo hasta que la voz rasposa del director Evans aparece:

Alumnos que no cunda el pánico, todo el mundo a su clase correspondiente, ahora. Quien no quiera hacerlo tendrá que pasar por mi despacho.

El altavoz vuelve a crujir y se apaga con un molesto chasquido.

El aire sigue golpeando contra las puertas y ventanas de este viejo edificio, como si quisiera tumbarlo.

El Despertar Del Poder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora