CAPÍTULO 18

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Le explico lo que sucede con Aylan le cuento toda la verdad, que no logro recordarlo.

Lila se pasea por mi habitación con expresión pensativa, haciendo apenas ruido con sus pisadas.

—El Despertar hizo algo con tu mente para que no recuerdes a Aylan. -Se detiene por fin. —¿Pero, porqué? —Se pregunta ella misma.

Y mi preocupación solo va en aumento cuando me doy cuenta de que la mismísima Lila no tiene una respuesta para esto.

Me mira y seguro percibe mi desánimo porque enseguida se acerca a mi y se sienta a mi lado en la cama.

—¿En el pasado le ha ocurrido algo parecido a alguna Cowen?

—No que yo recuerde. —Responde lila arrugando las cejas.

Se gira hacia mi y agarra mis manos.

—No te voy a mentir y decirte que sé lo que significa esto, pero si te puedo asegurar que encontraré la manera de arreglarlo. Os he visto juntos. La forma en la que te mira ese chico Adanae...

Me sorprende escuchar hablar así a Lila.

—Encontraremos una solución, confía en mí.

Y lo hago. De verdad.

No he pensado en contarle nada de esto a mi madre para no preocuparla, pero desde lo que pasó no estamos del todo bien y yo no soporto estar así.

—Mamá.

La encuentro en el sofá y cuando me oye levanta la cabeza del libro entre sus manos.

—¿Qué ocurre, cariño?

Se me parte el corazón al escuchar que me habla así y yo... Bueno, yo la grité.

—Lo siento mucho mamá. —La voz me sale débil al estar al borde de las lágrimas.

—Adanae. —Se levanta y viene hacia mi, me estrecha entre sus brazos y yo me aferro a ella con toda la fuerza que consigo reunir.

—Me vas a romper un hueso mi amor. —Escucho en su voz que ella como yo, esta al borde del llanto.

—Mírame. —Agarra mi rostro entre sus manos. —Esta todo bien, me alegra muchísimo que me hayas pedido disculpas, pero entre nosotras no va a cambiar nada porque tu despertar haya sido... malhumorado. Lo entiendo de verdad el despertar posiblemente es el momento más difícil que vayamos a pasar en nuestra vida, y yo no puedo estar más feliz de que ahora mismo estés aquí.

Una lágrima cae por mi mejilla mientras la escucho.

—Aún así eso no es excusa, no volverá a pasar te lo prometo.

—Esta bien. —Responde con una sonrisa y los ojos brillantes de la emoción.

Esa noche me obligo a relajarme en mi cama, intento despejar mi mente de todo lo que está ocurriendo.

Mi mirada no se aparta de la luna que se puede ver a través de mi ventana. Desde que desperté no he vuelto a escuchar susurros de ningún tipo salvo antes del "incidente", pero ha sido diferente apenas perceptible, y no me ha causado molestia. Me parece tan extraño, era algo constante en mi vida.

Sin quererlo mi mente viaja a ese momento la tormenta a la entrada del instituto.

¿Y si solo fue una coincidencia?

Vale, lo sé, ¿A quién quiero engañar?

Con un suspiro me muevo en la cama buscando la postura para coger el sueño acción que no me funciona.

Recuerdo lo nervioso que parecía Aylan cuando me encontró en el pasillo, parecía realmente preocupado por mi. Recuerdo la conversación que tuvimos en los arbustos de al lado de casa, como sus palabras no hicieron solo confundirme más.

Pero también recuerdo su cercanía la forma en que mi cuerpo reaccionó sin poder evitarlo, las imágenes que pasaron por mi cabeza...

Aprieto los ojos fuertemente cerrados, confiando en qué Lila encontrará una solución para arreglar todo este lío armado en mi cabeza.








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