—!Adanae, Espera!
Me giro y encuentro a Etsy trotando suavemente hacía mi.
Ets es el capitán del equipo de fútbol del instituto y el máximo deseo de cada una de las chicas que aquí se encuentran pero es un buen chico, no el típico gilipollas que te esperarías.
Esta sudado por el entrenamiento, aún así sigue estando igual de guapo.
—Hola Est, ¿Qué pasa?
—No nada, solo me preguntaba si querías venir conmigo a una fiesta esta noche. La hace Rob en su casa, ¿Qué dices? —Pregunta mientras se pasa la mano por el pelo.
Estamos en el aparcamiento del instituto y Sebil y su séquito están mirando hacía nosotros con la amenaza escrita en su cara.
Me quiero reír.
Si fuese otro tipo de persona aprovecharía este momento pero no voy a ir a esa fiesta y Ets lo sabe.
—Lo siento Ets, pero...
Él me interrumpe antes de que pueda terminar.
—¿Sabes qué? Olvídalo, es culpa mía. —Dice en tono seco y molesto.
Pienso en que responder pero no llego a pronunciar palabra alguna, Etsy se da la vuelta y empieza a caminar a paso rápido. Me quedo en el sitio viendo como se aleja y sinceramente asombrada por lo que acaba de pasar, Sebil va tras él agitando de forma exagerada su perfecta melena pelirroja, como no.
Ets y yo tenemos una buena relación de amistad sin llegar a ser excesivamente cercanos, simplemente me cae bien y no entiendo a que ha venido esto, así que al final decido irme a casa no me van los dramas de instituto.
Cuando estoy a una calle de distancia empieza a llover como preveía me cubro la cabeza con la capucha del abrigo.
El cielo se torna oscuro y de repente el viento se levanta, se agita a mi alrededor me empuja hacía delante.
En un minuto parece que estoy dentro de una burbuja de aire, los susurros llenan mi cabeza y me roban la respiración, son como cuchillos dentro de mi cerebro no lo soporto, levanto las manos tapándome los oídos y grito cayendo de rodillas en la acera mojada.
—Eh, soy Aylan, ¿Me recuerdas?, ¿Te encuentras bien?
Las palabras llegan a mis oídos de forma amortiguada, no sé cuánto tiempo llevo tirada en el suelo me duele tanto la cabeza.
—Adanae, por favor despierta.
Escucho la súplica y siento unas manos que agarran mi cara con suavidad.
Pestañeo un par de veces con dificultad hasta que consigo abrir los ojos y enfocar la mirada, Hay una cara sobre mi haciendo la función de un paraguas.
Unos enormes ojos negros me devuelven la mirada aliviados.
Los ojos de Aylan.
Susurra algo que no entiendo ha fruncido el ceño y está empapado, un mechón de pelo negro le cae por la frente y la lluvia forma gotas en sus largas pestañas que se deslizan por sus mejillas como si fuesen lágrimas.
—¿Qué ha pasado? -Pregunto aturdida. —¿Me desmayé?
Aylan me ayuda a levantarme y me agarra por la cintura prácticamente me lleva en brazos pero no estoy en situación de quejarme.
—Te vi llegando, empezaste a gritar y caíste al suelo, ¿Te duele algo?
—No, estoy bien, solo estoy mareada gracias.
Agradezco en mi fuero interno que no haga más preguntas.
Me ayudar a abrir la puerta y entra conmigo a casa, no me suelta hasta que llego al sofá, mi madre sigue trabajando así que estamos solos.
—Muchas gracias Aylan. —Balbuceo desde mi posición.
—No me iré hasta asegurarme de que estás bien.
Su tono no admite discusión.
Me tiende un vaso de agua y yo ni siquiera me había enterado de que había salido del salón.
"¿Me habré golpeado la cabeza?"
Doy pequeños sorbos y le indico con la mano que se siente, lo hace enfrente de mi.
—Esta mañana he salido de casa sin desayunar, seguro que ha sido por eso. —Expreso, quitándole importancia a lo sucedido.
Es mentira y sé que él tambien lo sabe, solo asiente con un movimiento lento de cabeza.
Se acomoda en el sofá abriendo las piernas y apoya los codos en las rodillas, con el movimiento el mismo mechón de antes le vuelve a caer por la frente pero esta vez él se lo aparta.
Me mira de la misma forma que lo hacía esta mañana incluso ladea la cabeza, tiene mil preguntas escritas en la cara pero no hace ninguna.
Me encuentro mejor y quiero darme una ducha y también desaparecer de su escrutinio.
—Bueno... —Me aclaro la garganta y esta vez me levanto sin dificultad. —Gracias otra vez, ya me encuentro perfectamente solo ha sido un mareo me quiero quitar esta ropa mojada y supongo que tú también, así que no te robo más tiempo.
Se levanta y repasa con la mirada cada línea de mi rostro.
—Esta bien y no olvides comer a tus horas, ¿de acuerdo?
—Bromea, con una sonrisa de medio lado en la que aparece un hoyuelo que no había visto antes.Me obligo a apartar la mirada y lo sigo hasta la puerta.
Ha dejado de llover y el viento se ha calmado.
—¿Supongo que nos veremos? —Pregunta, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón.
Cuando lo hace me fijo en el ancho de sus hombros.
—Vivimos realmente cerca el uno del otro sería muy raro no volver a vernos. —Respondo, dándole una suave sonrisa.
—Tienes razón. —Mira hacía los lados de la calle y de nuevo fija su mirada en mi.
—Si necesitas ayuda no dudes en pedirla estaré en casa.
—Voy a estar bien pero lo tendré en cuenta, gracias por preocuparte.
Él me da un asentimiento y da unos pasos sin girarse, sin apartar la mirada de mi ni un segundo. Hasta que da media vuelta y camina hacía su casa yo sigo apoyada en la puerta mirando como se aleja y antes de entrar se gira de nuevo en mi dirección.
Parece estúpido lo que voy a decir pero siento que el tiempo se detiene unos segundos mientras nos miramos. Salgo del aturdimiento que me provoca su atención y me despido débilmente con la mano, él vuelve a asentir y al final cierro la puerta.
Ya en la ducha pienso en lo que ha pasado, nunca me había ocurrido algo así, generalmente el viento se muestra afable conmigo siempre me rodean susurros suaves e imposibles de entender la diferencia es que esta vez me atacó.
Salgo de la bañera y me rodeo el cuerpo con una toalla miro la hora y solo son las cinco de la tarde, mi madre por lo general no sale hasta las nueve del trabajo.
Me visto con ropa cómoda y con el pelo húmedo bajo a la cocina a prepararme un sándwich, enciendo la tele pero no me puedo concentrar en nada así que desisto y la apago me tumbo en el sofá y me quedo dormida.
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El Despertar Del Poder
FantasyAdanae acaba de cumplir dieciséis años, lo que significa que ha llegado el momento que toda bruja Cowen teme: El despertar de su poder. Por si eso no fuese suficiente, la llegada de un nuevo vecino al pueblo de Sondville le hará replantearse todo. ...