PRÓLOGO

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Kenya


Él tenía esa extraña manía. Siempre.

-¡Para! ¿Por qué haces eso?

He perdido la cuenta de cuántas veces le he dicho que dejara de hacerlo.

- Y tú, ¿porqué nunca te ries cuándo lo hago? - dijo con tono gracioso.

Cosquillas. Las odio.

- Para.

Le fulminé con la mirada y él levantó sus manos en señal de rendición.
Nos quedamos ahí, mirando las estrellas hasta que perdimos la noción del tiempo. Cuando nos quisimos dar cuenta ya estaba amaneciendo. Porque así son las cosas con él. Él sólo te hace pensar en el ahora y no en lo que vendrá luego.

Los corazones también aprenden a no romperse [YA EN FISICO!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora