Daniel
– ¡Corre! – dijo mientras saltaba al agua del lago.
Yo salté después que ella.
– Eres un lento, siempre vas el último – rió.
Llevábamos viéndonos casi todos los días durante dos semanas. Me alegraba verla tan bien últimamente.
Habíamos entrado tan rápido a la casa para bañarnos en el lago que ni se había dado cuenta de que había algo diferente.– Tengo una sorpresa para tí – dije tirando de su brazo para así acercarla a mí.
– ¿Que es? – me miró intrigada.
– Ven y lo sabrás.
Salió del agua antes que yo.
– Lento – repitió sonriéndome.
Salí del agua y me coloqué detrás suya. Le tapé los ojos con mis manos y caminamos hasta lo que llevaba preparando durante días.
– Sorpresa – dije mientras destapaba sus ojos.
Ella no dijo nada, tan solo se quedó mirando todo con una mezcla de interés, duda y alegría, y eso último me gustaba.
– ¿Qué es esto?
Lo había preparado con tanta ilusión que ni si quiera había barajado la posibilidad de que no le gustase.
– He pensado que te podrías quedar alguna noche a dormir aquí. Y como vienes tanto te he preparado tu propia habitación.
Había colocado una cama al lado de una gran ventana que tenía vistas al bosque, y del techo había colgado luces y enredaderas.
– Daniel...
Me daba miedo lo que fuese a decir a continuación.
– Me encanta – me sorprendió – Pero... ¿no crees que es un poco pronto?
– Lo siento. Yo... pensaba que...
No pude seguir hablando porque ella se acercó a mí mirándome a los ojos. Su mirada me provocaba un escalofrío que recorría toda mi piel. Y en ese momento ocurrió. Se acercó más a mí hasta que nuestros labios rozaron. Fue cálido y suave. Me robó un beso y yo sentí que robó mi alma.
...
NOTA DE LA AUTORA:
Primer beso para celebrar las ¡1000 leídas! Mil gracias otra vez. Os amo.
ESTÁS LEYENDO
Los corazones también aprenden a no romperse [YA EN FISICO!!]
Teen FictionEsta es una historia corta, pero también es lo suficientemente larga como para saber que Kenya no se quería a sí misma, así que le dio su amor a Daniel. También para saber que Daniel veía una parte de Kenya que los demás no veían. Sus corazones ya...