CAPÍTULO 11

468 75 58
                                    

Daniel

– ¡Corre! – dijo mientras saltaba al agua del lago.

Yo salté después que ella.

– Eres un lento, siempre vas el último – rió.

Llevábamos viéndonos casi todos los días durante dos semanas. Me alegraba verla tan bien últimamente.
Habíamos entrado tan rápido a la casa para bañarnos en el lago que ni se había dado cuenta de que había algo diferente.

– Tengo una sorpresa para tí – dije tirando de su brazo para así acercarla a mí.

– ¿Que es? – me miró intrigada.

– Ven y lo sabrás.

Salió del agua antes que yo.

– Lento – repitió sonriéndome.

Salí del agua y me coloqué detrás suya. Le tapé los ojos con mis manos y caminamos hasta lo que llevaba preparando durante días.

– Sorpresa – dije mientras destapaba sus ojos.

Ella no dijo nada, tan solo se quedó mirando todo con una mezcla de interés, duda y alegría, y eso último me gustaba.

– ¿Qué es esto?

Lo había preparado con tanta ilusión que ni si quiera había barajado la posibilidad de que no le gustase.

– He pensado que te podrías quedar alguna noche a dormir aquí. Y como vienes tanto te he preparado tu propia habitación.

Había colocado una cama al lado de una gran ventana que tenía vistas al bosque, y del techo había colgado luces y enredaderas.

– Daniel...

Me daba miedo lo que fuese a decir a continuación.

– Me encanta – me sorprendió – Pero... ¿no crees que es un poco pronto?

– Lo siento. Yo... pensaba que...

No pude seguir hablando porque ella se acercó a mí mirándome a los ojos. Su mirada me provocaba un escalofrío que recorría toda mi piel. Y en ese momento ocurrió. Se acercó más a mí hasta que nuestros labios rozaron. Fue cálido y suave. Me robó un beso y yo sentí que  robó mi alma.

...

NOTA DE LA AUTORA:

Primer beso para celebrar las ¡1000 leídas! Mil gracias otra vez. Os amo.


Los corazones también aprenden a no romperse [YA EN FISICO!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora