CAPÍTULO 13

415 65 28
                                    

Kenya

Estábamos tumbados en la cama de la habitación que me había preparado. Apreciaba mucho lo que había hecho porque, no solo me había regalado un espacio suyo, si no que también tiempo y esfuerzo. Tenía la cabeza apoyada en su hombro y él pasaba su brazo por detrás de mi cuello cogiendo mi mano y acariciándola. Pensaba en lo mucho que había hecho por mí y en el porqué. En por qué me trataba de esa forma tan especial.
Se acabó la canción que estábamos escuchando y empezó a sonar "Clocks" de Coldplay. Él sonrió.

– ¿Qué pasa? - le miré riendo.

– Nada – respondió aún sonriendo.

– Daniel – le fulminé con la mirada. 

– Ya te lo contaré.

– Pero de verdad.

– Que sí – dijo haciéndome cosquillas.

Yo no me reí.

– ¿No tienes cosquillas?

– Digamos que no. Para.

La sonrisa se borró de mí cara y, segundos después, de la suya. Odiaba que me hicieran eso. Me levanté de la cama y salí a la terraza. Me apoyé en la barandilla pensando en mi vida tiempo atrás, antes de todo.

Niam ¡Ya! – reí.

– Me gusta tu risa – dijo mientras me hacía cosquillas.

– Porfavor, para. Me estoy quedando sin respiración.

No podía parar de reír. Él paró y me dio un beso en los labios.

– Te quiero.

– Y yo – sonreí.

Ese recuerdo salió de mi cabeza cuando Daniel apareció.

– Ey, ¿Qué pasa princesa? – me abrazó de lado.

– Nada. Necesitaba salir un poco – dije intentando que no se notase que mentía.

– Kenya. No estás bien.

– No lo estoy – admití.

Mis mejillas empezaron a tener un color carmesí al igual que mis ojos, que a su vez comenzaban a llenarse de lágrimas.

– Ven. Vamos a dentro. Aquí hace frío.

Cogió mi mano y caminamos hacia el interior de la casa.

Iba a hablar pero él se me adelantó.

– Yo también tuve épocas malas. Todas tenían un motivo. Mi padre se fue de casa cuando yo tenía trece años y mi madre murió dos años después. Desde el momento en que la perdí a ella dejé de estudiar. No le veía sentido a nada. Hasta que te conocí, Kenya. Ese día que venías de comprar con la canción que está sonando ahora mismo puesta. La ibas tarareando por la calle. Me llamaste demasiado la atención. Y desde ese día  tenía una razón para seguir adelante. Era conocerte, porque sabía que al hacerlo cambiarías mi vida. Y lo has hecho.

– Gracias – murmuré tan bajo que dudé por un momento en si lo habría oído.

– Kenya – me dijo.

Yo le miré. Acarició mi mejilla con su mano y yo le sonreí tristemente.

– La próxima vez que alguien te haga daño no dudes en decírmelo ¿vale?

– Vale.

Daniel dejó un corto beso en mis labios y me abrazó.
Me sentía bien al saber que era importante para alguien y que ahí, entre todos sus gustos raros estaba yo. Pero a la vez tenía miedo. Miedo a aceptar que me estaba enamorando de nuevo.

...

NOTA DE LA AUTORA:

¡Hola! Llevamos ya 1500 leídas. ¿Que está pasando? Vengo a agradeceros de nuevo. Mil gracias por apoyarme y por apoyar un proyecto que tanta ilusión me hace. Espero que no os esté decepcionando y que disfrutéis de leerlo.

Los corazones también aprenden a no romperse [YA EN FISICO!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora