CAPÍTULO 16

373 64 25
                                    

Kenya

- ¡Ya estoy en casa cariño! - escuché a mi madre después de oír el sonido de las llaves introduciendose en la cerradura de casa.

Bajé mi camiseta y recogí todo. Me limpié las lágrimas y bajé al salón.

- Hola mamá - dije con una sonrisa.

- ¿Qué tal la fiesta? - me dio un beso.

- Bien - mentí.

- Me alegro. Me tengo que ir de nuevo a trabajar, tan solo he venido para ver cómo estabas.

Estaba acostumbrada. Mi madre se pasaba fuera de casa trabajando más de la mitad del día, y no la culpo. Ella nos mantiene sola. Nunca llegué a conocer a mi padre. Por lo que me ha contado mi madre, él la dejó embarazada a los 19 años y se fue. Lo entiendo. Yo jodía vidas incluso antes de nacer. De repente noté frío en mi abdomen y vi como mi camiseta se teñía de un color rojo intenso.

Mierda.

Rápidamente coloqué mi brazo delante de la mancha para que no se viese.

- Adiós mamá, te quiero.

Subí las escaleras y una vez en mi habitación levanté mi camiseta y confirmé que una de las heridas se había abierto. La presioné con un trozo de papel de baño y seguidamente puse una venda blanca.

- ¿Kenya?

Bajé mi camiseta con rapidez y me volteé. Vi un rostro desconocido con ojos verdes y pelo castaño claro.

- Pero, ¿tú quién coño eres y que haces en mi casa? - pregunté sobresaltada.

- Escúchame, tranquila. Soy el mejor amigo de Daniel, me llamo Shawn. No sé si sabrás que él tiene una copia de tu llave, pero se la he quitado para entrar aquí. Él no sabe nada y te agradecería que no se lo contases.

Me llevé las manos a la cabeza y resoplé.

- ¿Por qué has venido? - dije mirándole frustrada.

- Necesito hablar contigo.
No sé qué le has hecho a Daniel pero últimamente ,desde que te conoció, está diferente. Tiene un brillo en sus ojos que hace mucho tiempo que no veía. Así que necesito que le cuides y que no le hagas daño. Es muy importante porque, aunque no lo parezca, es muy frágil. Te necesita.

Giré sobre mis talones y me senté en la cama.

- Yo no sé hacer esto. No estoy acostumbrada a que nadie me necesite.

No se porqué le contaba mis problemas. Le acababa de conocer pero me transmitía una sensación extraña de confianza.

- Necesito que lo hagas por él, no por mí. No sabes la sonrisa que aparece en su cara cuando habla de tí.

- No sé...

- Kenya. Te quiere. Y Daniel no quiere a las personas así porque sí. Así que levántate, aunque te cueste, y ve a buscarlo.

Lo hice.

...

NOTA DE LA AUTORA:

¡Hola! Siento haber tardado tanto en actualizar.
Os prometo que vienen cosas emocionantes en la historia de Daniel y Kenya.
Gracias por las 2000 leídas. Os amo.

Los corazones también aprenden a no romperse [YA EN FISICO!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora