CAPÍTULO 26

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Kenya

Salí a dar un paseo para despejarme. Llevaba horas estudiando sin parar. Al día siguiente tenía un examen importante.

El instituto es una de las razones por las que mi salud mental quedó destruida. Te obligas a autoexigirte mucho. Demasiado. Si sacas buena nota en un examen te torturas constantemente pensando en que ya no puedes sacar una nota menor a esa, porque si lo haces significa que no te esfuerzas lo suficiente.

Llegué a un enorme descampado y me senté en medio de él. La hierba tocaba mis piernas. Me llevé las manos a la cabeza frustrada y mis ojos comenzaron a enrrojecerse. ¿Hago las cosas bien? Las podría hacer mejor. No quería fallar. No como persona, ni como hija.
Mis pensamientos se esfumaron cuando me tumbé en la hierba y coloqué mis auriculares en mis oídos. Comenzó a sonar "Paradise" de Coldplay. Cerré los ojos un momento. Y cuando los abrí contemplé el cielo despejado. Lo miré durante segundos, minutos, quizá horas. No importaba. Ya nada importaba. Pero todo a la vez lo hacía.
Debí de dormirme porque lo próximo que noté fueron unas manos que me resultaban conocidas acariciándome lentamente. Abrí los ojos y me dí cuenta de que ya estaba anocheciendo.

– Vamos Kenya. Se está haciendo de noche.

Me colgué sobre la espalda de el chico de ojos azul grisáceo y me llevó a casa. Me colocó sobre mi cama, dejó un beso en mi frente y oí sus pasos alejándose.

– Espera – dije con un susurró – quédate a dormir.

Noté que dudaba.

– Porfavor.

– De acuerdo.

Segundos después la cama se hundió a mi lado y su brazo rodeó mi cintura. Estaba empezando a quererle, y creo que yo también estaba empezando a quererme.

Los corazones también aprenden a no romperse [YA EN FISICO!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora