CAPÍTULO 15

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Kenya

Me desperté en la habitación de Daniel con él abrazándome por la espalda. Un agradable sentimiento recorrió mi cuerpo y me sentí segura.

Ojalá hubiera sido así, pero supongo que ni mi vida, ni ninguna historia es perfecta.

Abrí los ojos y la luz del sol me deslumbró. Sentía que el dolor de cabeza no podía ser peor. Me levanté y una sensación de desequilibrio hizo que me tambalease hacia un lado. Con mi mano toqué mi frente y puse una mueca de dolor. No solo era dolor físico, también fue emocional cuando recordé lo que había pasado la noche anterior y cómo había llegado hasta allí.

Ya no quedaba nadie en la casa abandonada. Mi ropa estaba mojada y no sabía porqué. La voz de Eli resonó por mi cabeza.

– Tirarla al agua.

Y de repente, frío. Mucho frío. El agua salada del mar en volviéndome. Y luego, los brazos de una persona que desconozco me sacaron de allí. Trato de recordar quien fue pero no podía ver nada, solo sentirlo.

Caminé hacia mí casa pensando en que necesitaba que mi madre no estuviese allí. Y parecía que por primera vez en el día la suerte estaba de mi lado. Al llegar subí a mi habitación y vacíe uno de mis lapiceros. Cogí la cuchilla que calló a mi escritorio. Me senté en el suelo de mi habitación y me apoyé en la pared. Y ahí estaba. Esa presión en el pecho que sabía que no tardaría en llegar. Sentía que no podía coger aire por completo. Hay personas que esto lo llaman "ataque de ansiedad" pero para mí ,desde hace un año, es como una forma de vida. Cada vez que todo se va a la mierda me pasa lo mismo. Y supongo que mi vida se va demasiado a la mierda.

Levanté mi camiseta y pasé los dedos por las cicatrices de mi abdomen. Me prometí a mi misma no volver a hacerlo, pero sabía que era imposible. Una vez que comienzas ya no hay vuelta atrás. Es una de las peores adicciones del mundo. Y tenía miedo, porque cuanto peor estaba, menos lo controlaba. La cuchilla tocó mi piel y sollocé. Sabía que esto estaba mal, que en un futuro me iba a arrepentir. Pero necesitaba sentir algo. Necesitaba encontrarme a mí misma.

♡♡♡

Daniel

Estuve llamando a Kenya durante horas. No hubo respuesta. Me había acostumbrado a verla todos los días y me parecía raro que llevara dos sin aparecer. Dejé de intentarlo y tiré mi movil a un lado de la cama. Me levanté y saqué de el cajón una libreta con un atardecer anaranjado en la portada. La abrí y comencé a escribir. Ahí escribía cada vez que me frustraba. Cada vez que sentía miedo o impotencia. Deslicé el bolígrafo por la hoja y la tinta comenzó a manchar el papel.

Mi teléfono sonó y lo primero que pensé fue que sería Kenya. Pero era Shawn, mi mejor amigo.

– Dime tío – respondí.

– Ey. Hace mucho que no nos vemos ¿Te vienes a mi casa un rato y nos ponemos al día?

– ¿Puedo ir ahora?

– Vale.

Colgué el teléfono, cogí mi chaqueta del perchero y me dirigí a casa de Shawn.

Los corazones también aprenden a no romperse [YA EN FISICO!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora