Capítulo 25: El guardaespaldas barato.

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Capítulo 25

El guardaespaldas barato.

Después de que el chico Pelvis-Floja se fuera me quedé completamente sola en un lugar lleno de gente. Aww, soné poética. Ha nacido la nueva Jane Austen. Alabadme todos.

Básicamente lo que hacía era observar, tomar un mini-trago de la coctel que tenía desde que estaba aquí y juzgar a las personas. Lo que no era nada nuevo, exceptuando que usualmente en vez de tomar tragos de coctel de fruta, yo me alimentaba de las almas de todos y… no, me encontraba haciendo cualquier otra cosa.

Estaba tan aburrida, que deseaba que en serio no me hubieran invitado a salir. A este punto aceptaría bailar con Pelvis-Floja, ¡bailaría hasta con alguien que ni pensaría! Por ejemplo: Co… ¡Con el chico que estaba en frente mío! No era exactamente un Don Juan, aunque el Don Juan de la tienda donde compro no es atractivo, pero algo era algo. Era mucho más alto que yo, una cabeza por lo menos, y yo era alta y también estaba usando unos tacones promedio. Me puedo imaginar a Frankie estirando su cabeza para verificar si él tenía cabeza, ella era el edificio de la secundaria y él era el Empire State. El chico era castaño, no lograba distinguir el color de sus ojos por la luz del lugar. Era musculoso, no en el sentido musculoso normal, sino que era como un Hulk desinflado de unos veinte años. Intente ignorar el hecho de que sus músculos me daban un poco de asco porque era algo, solo algo, guapo.

—¿Quieres bailar? —ladeó la cabeza hacia la pista llena.

—Claro —asentí y me dejé arrastrar dejando la bebida en la mesa, terminamos cerca de la barra donde hace un rato se encontraban Cole y Blake. Busqué a Frankie con la mirada pero no la encontré entre el mar de gente.

Empezamos a bailar, la canción no la había escuchando antes pero hice lo mejor por adaptarme al ritmo. Su mano se encontraba en mi espalda baja y hasta ahí estaba bien. Encontré a Cole, quien me estaba devolviendo la mirada y empezó a hacer gestos graciosos como si fuera robusto y musculoso, su mejor interpretación del tipo con el que bailaba e hice mi mayor esfuerzo por no lanzar una risita. Solté un resoplido cuando supe que la risa ya no iba a salir. No sé que entendió el mastodonte por mi resoplido, pero me apego más a él. Lo consideré normal hasta que con su mano de mamut decidió que era buena idea apretarme el trasero.

Pegué un brinco hacia atrás para alejarme de él, pero volví a ser lanzada hacia él por las personas cercanas. Banner, lo llamaremos así en honor a Hulk y a que no sé su nombre, lo tomó como algo divertido e intentó hacerlo de nuevo.

Como era de esperarse lo detuve.

—¡Eh! ¡Eh! —lo paré— ¿Qué crees que haces? ¡No me vuelvas a tocar! —exigí.

—¿Qué te pasa? Eres muy santita o qué.

—¿Perdón? ¿Muy santita? ¡Pues sí, prefiero ser muy santita a que me faltes el respeto! ¡Menudo pervertido! —un grupo de personas ya había encendido sus parabólicas y estaban atentos a la discusión. Me valía un pepino.

El tipo se acercaba mientras yo intentaba alejarme. Si este fuera Pelvis-Floja esto ya fuera un ring de boxeo. Pero es Hulk de quien estamos hablando, era probable que muera en el intento. Cuando ya no tenía escapatoria, y el parecía con la intención te querer meter sus manos donde le quepan, apareció Cole a mi lado.

—Oh, vamos, mi héroe —le dije en un tono sarcástico—. ¡Te vi hace un rato con un tipo del equipo de lucha! Y estás tú aquí.

—Cállate, Heather —susurra para luego hablar firmemente hacia Banner—. Hey, amigo vi lo que pasó hace un rato y parece que quieres hacerlo de nuevo. ¿Por qué mejor no te vas a otro lado?

Heaven, Hell, HeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora