Capítulo 16
No puedo.
Después de caminar por cinco minutos en el camino de la vergüenza llego a el infierno. Y eso que McDonald’s suele ser un paraíso. Cuando estoy en la puerta y me giro arrepentida de estar apunto de hacer esto, recibo un mensaje de Frankie:
“No regreses”
Miro hacia atrás pero no encuentro ni una pista de Blake y su carro, escribo de vuelta: “¿Me están espiando? Pervertidos.”
Enseguida responde: “No, simplemente te conozco, tonta.”
“Vaya que me estás subiendo el ánimo!!!!”
“Anda”
Guardo el teléfono y tomo una bocanada de aire. Que no esté allí, me repito, así podré simplemente decir que lo intenté pero que el no estaba allí y que ahora ellos se tenían que disculpar conmigo por hacerme caminar a McDonald’s.
Lo primero que pasa cuando entras a McDonald’s es: Te da hambre.
Lo segundo: Ves a Cole Hastings comiendo.
Lo tercero: Le robas una papa cuando te sientas en frente de él.
Y bueno… después te enfrentas a la peor mirada que Cole Hastings te podrá dar alguna vez.
Si fueras cualquier otra persona… te sentirías mal… pero yo no puedo aguantarme la risa.
—Has hecho suficiente y ahora te robas mi comida. ¿Qué es lo que quieres?
—En éste momento —respondo—, solo quiero más papas. Son adictivas, ¿no crees que le echen drogas?
—¿Qué está mal contigo? —pregunta.
—¿Qué? No me digas que nunca has pensado eso sobre las papas de Mc…
Me corta.
—¡No! Sobre eso no, Heather. ¿Por qué demonios pasaste ese vídeo en la puta fiesta?
Santa mierda, si está cabreado.
Antes de que pueda responder su teléfono suena en un mensaje, lo lee en voz alta.
—¡Buena manera de crispar a Liz mientras cantaba, el video justo! —puedo detectar esa ironía mientras lee. El teléfono suena otra vez. Y otra vez, y los lee todos—. ¡Buena esa, bro! Otro: Idiota. Otro: ¡Te admiro, viejo! Otro: Así que… ¿estás disponible? Llámame…
—En serio que hay chicas putas —no se me ocurre que responder.
—¿Solo eso dirás? —pregunta, suena el teléfono de nuevo—. Mira uno de Blake: “Hermano, ¿Heather ya se disculpó? Quiero lujo de detalles.
Me mira y empieza a hacer una risa falsa.
—¿Qué? —lo miro mal.
—Tu disculpándote, ja. Imposible.
—¡Dios! ¿Por qué todos creen que es imposible para mí disculparme? Ni que fuera una ciencia…
—Veamos. Discúlpate —sonríe y se recuesta en la silla.
Con decisión empiezo a hablar.
—Yo… yo, lo…
—No puedes decirlo.
—¡Si puedo! —exclamo fuertemente pero ni yo me creo.
—Dime, Heather… ¿qué haces si te chocas con alguien por tu culpa?
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Heaven, Hell, Heather
Teen FictionHeather Weiss tiene varias razones para estar en contra del chico que vomitó en la puerta de su cabaña. Y a nadie debería sorprenderle eso. Digo, ¿alguna vez has visto a Heather Weiss en estado pasivo? No, no lo creo. Así que, si esperas que Heat...