Capítulo 8
Oh, dios. Odio el Vodka.
—¿Y? —pregunta Frankie, sentada en mi cama media hora después.
—¿Y qué? ¿Qué quieres que te cuente?
—No sé, lo que paso…
—Ah, pues nos besamos en el armario de Jim y luego me llevo a desayunar, Cole es tan romántico —hago un suspiro dramático, para demostrar que es mentira, pero Frankie lo ignora.
Está sorprendida.
—¿Es en serio? —casi grita.
—¡Si! Ya estamos buscando la fecha para la boda—plasmo una enorme sonrisa y rápidamente pongo una cara seria. —¡Claro que no es cierto! ¡Frankie que clase de persona crees que soy!
—Está bien, está bien… total no me lo creí— intenta ocultarlo pero simplemente no puedo ocultarlo de mí.
—¿Cuál es este problema con las mejores amigas que tienen por juntarnos con un idiota? —pregunto a la nada.
—Oh, vamos no te estoy intentando emparejar con él. Además, Cole no es un idiota, es agradable…
—¡Oye, ayer lo odiabas por según tu yo pasaba tiempo con él! Y hoy me entero que has comido con el, te ha invitado a una fiesta ¡y te parece agradable! —me doy cuenta de algo, puedo usar este pensamiento loco en mi ayuda—. ¡Oh, Dios mío! ¿Te gusta Cole?
—¿Qué? ¡No! ¿Estás loca? O sea, no es como si sea algo malo, pero si me gustara no estaría intentando emparejarlo contigo.
—¡Já! Acabas de admitir que intentas emparejarme con el —esbozo una sonrisa de autosuficiencia.
—Está bien… tal vez lo estoy intentando, es que los imagino, ¡serían tan tiernos! —Frankie agarra su cabello y empieza a mirar sus puntas, ella hace eso cuando se empieza a sentir tímida.
—Total y absolutamente no. Digo, ¡solo imagínalo! No podríamos soportar cinco minutos sin gritarnos… ¡Ese chico no puede ni encontrar un simple trapo!
—¿Un trapo?
Y le cuento todo, o bueno, todo que es nada. Es decir, no es importante lo que paso hoy.
Le cuento sobre el armario, sus estúpidos bailes y como me invitó a un desayuno (no lo hizo, pero tenía hambre tenía que aprovechar), en la cafetería no paso gran cosa (si no están acostumbrados a mis ataques de ira, bueno tal vez lo verás como gran cosa). De hecho, compré mi café (o bueno, dejé que me lo compre él, hubiera disfrutado más pagándolo yo, pero no tenía dinero, si, si estúpida yo) luego nos sentamos y creo que compartimos unas pocas frases, el estuvo en su teléfono, le pregunté que con quien hablaba y dijo que no era de mi incumbencia (si, idiota), como para ese momento ya había terminado mi café y no me apetecía seguir respirando el mismo aire que ese idiota me fui hecha una furia. No dije adiós, el solo enarcó su ceja como siempre y como estábamos en el vidrio cuando di la vuelta ambos nos podíamos ver, el me seguía mirando y se reía, luego articuló un “Te veo en mi fiesta” y guiñó el ojo. Yo le saqué el dedo.
Si, si, no creo que seríamos una buena pareja. Ni en un millón de años.
—Sea cual sea el gesto obsceno que le hiciste, igual iremos a la fiesta —dice Frankie, ya no se ve el cabello, mi historia la hizo reír. Como si fuéramos un show de comedia, ¿puede creerlo?
—No quiero ir… —gruño después de que Frankie me lanzará una almohada.
—No, no me molestes. Iremos —le lanzo la almohada de vuelta—. ¡Heather! ¡No nos invitan a una fiesta desde el incidente!
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Heaven, Hell, Heather
Teen FictionHeather Weiss tiene varias razones para estar en contra del chico que vomitó en la puerta de su cabaña. Y a nadie debería sorprenderle eso. Digo, ¿alguna vez has visto a Heather Weiss en estado pasivo? No, no lo creo. Así que, si esperas que Heat...