Capítulo 6
El armario de Jim.
Al pie de las puertas del gimnasio estaban todos los utensilios de limpieza. Y lo único que yo podía pensar era que debían estar bromeando. Básicamente éramos los conserjes del fin de semana. ¡Tan solo por darle una cachetada a alguien que se lo merecía!
Empiezo a coger la escoba y un recogedor mientras Cole se apoya en la pared y me observa con una sonrisa burlona.
-¿Piensas quedarte allí parado? -sostengo ambas cosas en mis manos, mientras intento cruzar mis brazos pero éstos no me dejan y dejo de intentarlo antes de hacer el ridículo.
-No sería una mala idea -responde, después de cinco segundos, donde me doy cuenta que el no se moverá-obviamente solo para molestarme-, decido lanzarle la escoba y el recogedor.
Agradezco a los dioses que tenga buenos reflejos. Bueno, tal vez no tanto, hubiera sido divertido ver cara.
Cole sacude los objetos y pone una cara interrogativa mientras yo lanzo una carcajada. Agarro un par para mí también y empiezo a caminar.
-¡Bien, manos a la obra! -Cole exclama caminando demasiado cerca de mí y se que solo era para empujarme, lanzo un gruñido.
-Si, ¡woo-hoo!, no puedo esperar -no puedo evitar usar el sarcasmo y tampoco evito dar patadas en el aire mostrando mi deseo de patear el trasero del idiota que esta haciendo un ridículo bailecito en frente mío.
***
-¡Muy bien, Heather! Así me gusta sigue limpiando.
Ignoro a Cole olímpicamente, nos hemos dividido-o mejor dicho lo he botado-, él barre el extremo derecho y yo el izquierdo. Así que sus gritos hacen eco en el gimnasio vacío.
-¡Te ves tan sexy! ¡Oh, tu trasero se ve tan sexy en ese vaivén! -se esta riendo.
-¡Cállate, mierda!
Levanto la escoba y salgo corriendo con toda la ira bullendo de mí, en serio quiero pegarle.
Cole se ríe y empieza a escapar de mí.
-¡Oye! ¿No se supone que tienes que estar sobre la escoba? No deberías correr con ella -. Siento que estoy persiguiendo a una criatura de seis años.
-Mira, pedazo de idiota. Si tanto sabes de brujos y escobas... ¡Enséñame a jugar quidditch!
Estoy a punto de alcanzarlo, si tan solo puedo estirar el brazo un poco más y pegarle... Pero no. El gran idiota se tira al piso.
Esta tirado en el piso riéndose a carcajadas y retorciéndose. No lo aguanto.
-¡Ay, Heather! No pensé que eras tan graciosa -habla entre risas. -¡Nunca pensé que me reiría contigo!
Em, yo no me estoy riendo. Y Em número dos, no soy graciosa.
-Como que si alguna vez pensaste en mí...-le pego con la escoba en el trasero y resisto el impulso de patearlo.
-¡Claro que he pensado en ti! ¿Acaso no fuiste tú la que rechazo a Daniel y le tiró una paleta de helado en la cara? -se ríe entre dientes.
-¡Pues el me pidió de una manera... obscena! Y tenía el helado en la mano, ¿qué otra manera desechar el helado del sabor que más disgustas?
-Esos no fueron los rumores...
-¿Y acaso me importan una mierda los rumores? -pregunto. -¡Ya levántate, que tienes que terminar de limpiar ese rincón!
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Heaven, Hell, Heather
Teen FictionHeather Weiss tiene varias razones para estar en contra del chico que vomitó en la puerta de su cabaña. Y a nadie debería sorprenderle eso. Digo, ¿alguna vez has visto a Heather Weiss en estado pasivo? No, no lo creo. Así que, si esperas que Heat...