Capítulo 32: ¿Qué está pasando?

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Capítulo 32:

¿Qué está pasando?

—Jódete, Heather.

—Oh, perdedor, acepta tu derrota.

—No la aceptaré si hiciste trampa.

—¿Qué? ¡Oye, no! —me empiezo a sacudir en el asiento— ¡Saca tu cochina mano del volante! ¡Cole Hastings eso es trampa!

—¡Pero que cínica eres! ¡Tú hiciste lo mismo!

—Pero cuando yo lo hago es justo cuando tu lo haces no lo es. Soy una dama, Cole.

Cole estalló en carcajadas a penas terminé la oración. Estábamos en el centro comercial en esos lugares de juegos mecánicos. Cole y yo nos habíamos estancado en carreras de simuladores de carros, para el momento ya no teníamos idea de donde Frankie y Blake podrían estar. Pero habíamos decidido darles tiempo de parejita. No teníamos planeado nada para el resto de la tarde así que Cole y yo nos la pasamos de juego en juego, esquivando niños que corrían como maniáticos desenfrenados de un lado al otro.

—Vamos, Cole —lo jalo de su camisa para que me siga pero se detiene.

—Espera, Heather. Huelo canguil —inspecciona a nuestros alrededores para luego dar una gran olfateada. Como si con esa cara de tonto podría descifrar de donde venía el olor.

—Cole Hastings, salimos del cine hace algunas horas. Donde, yo que sé, es el lugar mundialmente reconocido para comprar un jodido canguil.

—También en mundialmente conocido por sacarte un ojo de la cara por solo maíz reventado con un poco de mantequilla. Por eso existen los superhéroes del canguil con su pequeña maquina de hacer canguil. Y nosotros iremos a buscarlos.

Puse los ojos de blancos ante su argumento, pero aún así empezamos una búsqueda intensiva al señor del canguil hasta que lo encontramos, y digamos que tampoco estaba muy cerca. Así que estoy empezando a pensar que Cole tiene un sentido del olfato desarrollado. Tal vez tiene complejo de perro sabueso.

—Sabes —digo metiéndome una palomita a la boca. Cole decidió comprarme uno—, no eres tan aburrido como pensaba.

—Pues tu si eres tan aburrida como esperaba. Mira como me duermo...

No sé qué esperaba Cole. Que una pared aparezca mágicamente o tener el mejor equilibrio del mundo, pero lo cierto es que intentó fingir que se dormía yéndose para atrás y como era de esperarse se cayó de nalga en un gran estruendo hacia el piso. Las palomitas de maíz le cayeron encima, o bueno lo que quedaba de ellas porque como ya sabemos los chicos son unos devoradores de alimentos, y estaba segura que la mitad del centro comercial estaba o uno, horrorizada por la torpeza de Cole o dos, cagándose de la risa al igual que lo estaba yo.

—Te lo dije, eres gracioso —digo entre risas. Todavía sigue tirado en el piso y ni yo estoy haciendo nada por ayudarlo y el tampoco está haciendo nada para levantarse. —Vamos, levántate. La gente está mirando.

— ¡Qué la gente mire! ¡Que mire que el abuso al hombre también existe! ¿Recuerdan a #STOPKONY 2012? ¡INICIEMOS #STOPHEATHER 2015!

Corro a taparle la boca con las manos. —¡Cállate, idiota! Pensarán que soy una terrorista o algo, sabes como somos los americanos de crédulos.

Aún con mi mano sobre su boca se puede escuchar a Cole gritar: ¡ABUSO! ¡ABUSO!

—Que te calles —miro alrededor mientras lo intento halar pero no se mueve. La gente nos está mirando raro y yo tengo ganas de asesinarlo, cosa que no es novedad. No sé como me doy cuenta de una señora hablando con uno de los guardias de seguridad y veo a éste aproximarse a nosotros. Mierda. —¡Cole, viene un guardia de seguridad no estoy bromeando! O levantas tu trasero ahora o me voy corriendo y te dejo aquí.

Y antes de que el grandulón llegue a nosotros, salimos corriendo lanzando las palomitas por todas partes, lo que no es del todo intencionado pero sí inevitable. Luego de dar prácticamente la vuelta a centro comercial, donde esperamos que el grandulón no nos encuentre, nos detenemos a coger aire.

Estamos allí respirando entrecortadamente hasta que ambos nos miramos y empezamos a reírnos demasiado. Tan fuerte y tan alto que luego hay uno de esos silencios después de una gran carcajada. Todo se puso en silencio, obviamente no literal ya que estamos en un centro comercial, pero entre los dos sí. Y luego no sé como pero me está mirando de una forma extraña. Y por más que le intenté sostener la mirada, no pude. Porque no pude descifrarla, nunca nadie me había mirado así. No me estaba gustando la seriedad del asunto, porque por primera vez no sabía que iba a pasar después.

—¿Qué te pasa? Por algún momento pensé que me ibas a besar o algo por el estilo —intenté formar un tono gracioso. Lo volví a mirar y ahora tenía una expresión extraña, nada como la mirada anterior pero era de alguna manera peor. Tuve miedo de que sea muy tempano para bromear de lo que pasó la semana pasada, pero se supone que yo no sé nada así que el no tendría algo que dudar. Pero me doy cuenta que no me está mirando a mí. Está mirando a alguien o algo que se encuentra a mis espaldas. Así que por curiosidad miro hacia atrás.

Primero creo no ver nada, pero luego veo a una chica. La chica obviamente está haciendo contacto visual con Cole y me pregunto si esta es la nueva forma de coquetear, yo que sé, mirando con una expresión de psicópata perdido a alguien que se encuentra al otro lado de la habitación. Tal vez lo tengo que probar alguna vez, bromeó en mi cabeza. Sea como sea, dejando de bromas, caigo en cuenta de que esto es algo serio. Porque a diferencia de la expresión de Cole, ella parece estar muy arrepentida de algo que solo ellos dos parecen saber.

¿Qué está pasando?

Me giro extrañada a ver a Cole pero ya ha cambiando su expresión. Ahora tiene su cara de puedo contra ti. —Ya desearías que te bese.

—Ajá, si claro. Pero oye, ¿Qué fue eso? ¿Quién era esa chi-?

—Sería mejor llamar a la parejita, cuidado nos volvemos tíos de unos niños concebidos en el centro comercial...

Intento no reírme porque en realidad quiero saber que fue eso. —¿Estás ignorando el tema?

—¿Qué tema? —dice llevándose el teléfono a su oreja.

—¿Cómo que qué tema? ¿La chica? ¿Quién era?

—¡Blake, hermano! —se gira y empieza a hablar por el teléfono.

Cruzo los brazos y espero pacientemente con el ceño fruncido a que termine de hablar.

—¡Cole! —exclamo cuando cierra el teléfono.

—¡Heather!

—¿Ya me vas a explicar?

—¿Explicar qué?

—¡Lo de la chica!

—¿Qué chica?

—¡Lo que pasó antes de que hables por teléfono!

—¿Cuándo estábamos hablando?

—¡Sí! ¡Hablando de la chica!

—¿Qué chica? —Lo voy a matar.

Obviamente lo está haciendo apropósito.

—Nada, idiota. Nada.

—¿Te enojaste? —La pregunta más inteligente del año, alguien dele un premio por favor.

—No.

—Es que en serio no quiero hablar de eso.

—¡No me digas! ¡No me di cuenta!

—¿Pero no estás enojada, verdad?

Me giro en plan el exorcista y lo fulmino con la mirada.

—¿Eso es un sí? —pregunta encogiéndose de hombros, yo muevo la cabeza hacia un lado con la misma expresión. —¿Eso es un no?

Suelto un grito de exasperación.

—¿Eso es un "Cállate, Cole"? —pregunta.

—¡Gracias a Dios! —exclamo.

—Dios te dice de nada —habla con su sonrisa de idiota en la cara.

Facepalm.

Heaven, Hell, HeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora