9. PEQUEÑAS ESPERANZAS

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Ryujin aguardaba sentada en uno de los escalones escuchando las voces provenientes del comedor. A pesar de reconocerlas ya, todo parecía un producto creado por su mente, un engaño que la lastimaría pronto.

Para ella, era irreal estar allí en Londres, que lo único que conocía de ese país era por las películas. Otro continente muy extraño sin su padre con el que solía viajar a lugares en donde los campos eran llanos y verdes. Y todo para lograr conseguir convivir con el hombre de la fotografía que Gigil custodiaba en la habitación de su hermana.

Durante la noche anterior, la familia Park prefirió salir a cenar y dar un paseo por las calles, oír sobre el paseo entusiasmo mucho a Ryujin y lo observó todo para no tener que olvidarse cuando volviera a California; Londres de noche era aún más lindo y las películas no mostraban ni una pequeña parte de lo que era realmente.

Se aferraba a la mano de su padre escuchándolo hablar con su tío de manera tan calma sobre la obra de teatro que estaba teniendo en producción. No había dejado de abrazar al de cabellos castaños o compartir algo del helado que terminaron comprando, mucho menos había podido dejar de mirarlo durante la cena, dándose cuenta que era un amante de la comida y hacía sonidos muy adorables mientras comía.

Oyó muy poco de él y no por boca de Namjoon, su tía Byulji había hecho justicia con lo escaso que pudo contarle sobre Jin. Era carismático, con una risa curiosa que en efecto era muy similar a la de Namjoon en ocasiones, eso le hacía pensar a Ryujin que no estaba tan lejos de su padre ni de su hogar que siempre estaría esperándola.

Ryujin deseó que la noche anterior no terminara para no tener que ir a la cama. Inevitablemente llegaron a casa, donde estuvieron charlando otro poco más en la sala antes de irse a dormir. La niña se negaba a la idea de tener que despedirse de Jin, pero por más que fuera su emoción no debía comprometer el plan.

No sabía cuánto llevaba allí sentada preguntándose ahora como le estaría yendo a Rosé, quería llamar a casa para averiguarlo y escuchar la voz de Namjoon, aunque fuera a lo lejos para contarle la sensacional aventura que estaba teniendo al otro lado. Rosie también estaba deseosa por conocer a la figura de su foto, no debía ser egoísta dejándose llevar por su impulso, pero extrañaba también a Namjoon y a Elaine.

Solo deseaba, aunque fuera imposible que la figura de su padre estuviera tras la puerta principal y en cualquier instante abriera esta misma anunciando que la mañana era espectacular, y Jin tuviera que ir a abrazarlo dándole un beso de bienvenida. Pero la imagen se disolvió frente a sus ojos cuando la puerta se abrió dejando ver a Wesley sosteniendo el periódico.

—Buenos días Rosie —saludó dulcemente—, ¿qué hacías allí? Ven a tomar un bocadillo, seguramente te has despertado con apetito.

El hombre se dirigió directamente a la cocina, a lo que Ryujin se incorporó bajando los escalones con las piernas temblándole, seguir allí sentada podría llamar mucho la atención al ser un comportamiento que su hermana no tenía, Wesley no se sorprendió o al menos no lo hizo ver.

Era mejor unirse al desayuno para evitar las preguntas.

—Un café siempre viene bien por las mañanas, ¿no lo crees? Es un buen inicio del día.

Bogum dio un sorbo a su café caliente, para luego hacer una mueca degustando el intenso sabor. Ryujin entró al comedor viendo como Wesley dejaba el periódico sobre el lugar de su tío, quien tenía los ojos cerrados y esbozaba una sonrisa dejándose llevar por el olor y el sabor del café, que hasta ella pudo percibir.

—Ya mismo traeré tu almuerzo Rosie —le dijo Wesley.

Sintiéndose un poco desanimada, dibujó una sonrisa nada real. Para los Park ella seguía siendo su Rosé y recordó que tenía que mantenerlo así hasta que sus vacaciones terminaran. Bogum que le daba la espalda, se giró al instante.

TRICKS OF DESTINY ||NAMJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora