Una sensación de vértigo me invadió. Ver todos aquellos recuerdos pasando a toda velocidad: Caras, lugares, risas, momentos y él.
Aquel ser que a veces se me presentaba en forma de pesadilla. Tenía cierto parecido a Grown, pero de alguna manera, sabía que no era él, había algo distinto, una rasgo, un gesto, que los hacía diferentes.
Sentí como una lágrima resvalaba por mi mejilla. Alguien me apretó la cintura, hice mención de abrir los ojos, pero no tenía fuerzas y tampoco los quería abrir.
Con voz suave me susurro al oído:
—¿Recuerdas ya todo? —asentí con un leve movimiento de cabeza-, ¿Los has visto? —volví a asentir, más lágrimas resbalaban por mi rostro.Dio la sensación de que me dejaban unos minutos para que asimilara todo lo que me venía de golpe. Después, aquella misma voz, como si fuera un padre, me susurró: —Abre los ojos —como una niña pequeña obedecí. Era Newén, que con una sonrisa tranquila me dijo—, ahora que sabes todo, los encontraremos e intentaremos que todo sea como antes. Has tardado mucho en recordar y nos llevan mucha ventaja. Cuando estés dispuesta, retomaremos todo desde donde lo dejamos. —Asentí, con los ojos aún llorosos.
Me dió un pequeño beso en la frente, uno que tantas veces me dió en un pasado, Newén no era un simple guerrero que me protegía, nos unía algo más.
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Las alas de una diosa
FantastikLos recuerdos de Alessia Kühn son arrebatados. Se despierta en un bosque, más bien una selva, muy lejos de lo que ella recuerda como hogar. Solo dos nombres son la clave para que los fragmentos de su memoria vuelvan a reconstruirse: Esyre y Newén.