Hechizo 2

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Quince minutos después y aún con el cuerpo temblando, asido al timón como si éste fuera un flotador salvavidas, decidió que lo mejor era dirigirse a su trabajo; estuviera su casa embrujada o no, él no podía faltar.

Durante las primeras cuatro horas de trabajo, se la pasó como un zombi, yendo de arriba para abajo, siguiendo indicaciones que nunca nadie ordenó, y desobedeciendo otras que nunca escuchó.

A la 1 de la tarde se dirigió al comedor como todos los días a esa misma hora. Tercero en la fila del microondas, dio un fuerte brinco y un chillido cuando sintió unos dedos apretar su hombro izquierdo acompañado de un 'buu' que casi le hace tirar su almuerzo.

— ¡Diablos Bright! ¡Me asustaste!

— Pete —soltó Bright en un suspiro, con la mano en el corazón —me asustaste tú, idiota —añadió, golpeando su cabeza.

— ¡Auch! —se quejó, sobándose la zona maltratada—. ¿Qué te hice? Ni que fuera un fantasma.

Ante sus palabras Bright se quedó en silencio, observando a todos lados un poco avergonzado.

— Has estado raro todo el día, ¿pasa algo?

— ¿Crees en fantasmas? —preguntó Bright despacio, casi hablando en un susurro. No quería ser el chisme de esa semana.

— ¿Ah?

— Fantasmas Pete —aclaró, metiendo su comida al microondas.

— Más o menos, ¿por?

— Creo que en mi casa hay fantasmas.

— ¿Qué? —exclamó entre sorprendido y divertido —. ¿En tu casa hay fantasmas?

— Las cosas se movían Pete.

— ¿Se movían? Bright, ¿estás bien? ¿Estas seguro que no lo has soñado?

— No lo creo —respondió, sacando su comida y encaminándose a la mesa en la que siempre se sentaban.

Pensó en decirle que era una tontería, que los fantasmas no existían. Pero Bright no era un hombre que tuviera fantasías o se imaginara cosas. A decir verdad, era la primera vez que lo veía así; con las emociones alteradas.

Siempre había sido un tipo comedido, que no sé descontrolaba, difícilmente perturbable. Ni siquiera el día que lo descubrió en la oficina del administrador con la camisa abierta, los pantalones hasta las rodillas y el cabello revuelto, vio en él una expresión descolocada.

— ¿Qué te parece si te acompaño a casa hoy?

— ¿Podrías venir? —preguntó esperanzado, tomando asiento en la pequeña mesa de metal.

— ¿Para qué son los amigos?

— Gracias Pete.

— Pero no me quedaré a dormir eh. Hoy tengo una cita con la chica más guapa del piso 3.

— ¿Una cita? ¿Con la chica más guapa? No estabas detrás del chico de la fotocopiadora, el tipo de la sonrisa más bonita del edificio.

— Pues, ya no me interesa.

— Te rechazó, ¿no?

— Sí —respondió, haciendo un mohín, tomando con su cuchara una gran cantidad de arroz y metiéndoselo a la boca —. Me dijo que estoy feo.

Río para sus adentros, olvidando lo extraño de ese día y recordando que siempre su amigo lo sacaba de sus preocupaciones. Conoció a Pete en un bar cerca a su universidad. Él no era un chico de bares, pero tras la constante insistencia de sus amigos, no le quedó otra más que ir. Sin ganas de bailar se apoyó en la barra observando como sus amigos, uno a uno iba invitando a alguna chica para hablar en algún rincón oscuro. Él no se animó, no sólo porque sus habilidades para el coqueteo fueran insipientes si no porque aún no le había confesado a nadie, más que a su madre, que era homosexual. Pete, sin embargo, con un radar impresionante, lo detectó a lo lejos y acercándose coqueto, le ofreció una copa. Pete fue su primer beso con un hombre, aunque nunca pasó nada más, porque la amistad se posicionó primera y en la segunda cita se dieron cuenta que jamás iba a funcionar. Desde ese día se volvieron grandes amigos, muy diferente uno al otro, eso estaba claro.

— No es cierto —dijo, animándolo—. Él se lo perdió.

— Por eso te amo —soltó de repente, escupiendo arroz al hablar y trepándose a su brazo derecho de manera empalagosa.

— Suéltame tonto.

.

Con Pete en el auto, la seguridad volvió a él. Incluso por un momento se sintió ridículo, ¿Qué tal si todo había sido su imaginación? ¿Qué tal si simplemente lo había soñado?

No. No lo había soñado. Pero, ¿era motivo para asustarse así? Él no era alguien que se asustara por algo como eso. Era sólo cosa de decisión, el miedo o no, era relativo.

Sin embargo, al vislumbrar a los lejos la fachada de su casa, la reciente valentía dio un paso atrás. El estómago se le empezó a revolver y un temblor imperceptible lo invadió. Se estacionó con cuidado, lentamente, como si quisiera retrasar lo que estaba por venir.

.

Cuando estuvo delante de la puerta, tomó las llaves y cerrando los ojos, giró una de ellas en la cerradura, abriéndola con cuidado. Empujó levemente atento y temeroso a cualquier movimiento extraño, cuando la voz de su amigo le hundió el estomago hasta el suelo y escarapeló cada uno de los vellos de su cuerpo.

"Hey guapo, ¿eres vecino de Bright?"

Bright levantó la mirada como si su corazón supiera lo que estaba por ver. No se equivocó. Un Win con los ojos abiertos de par en par los observaba desde la ventana de su casa.

Me llamo Pete, un gusto conocerte.

Vio todo como en una escena en cámara lenta, su amigo en medio de la pista y con ambas manos a los lados de su boca le gritaba al protagonista de sus más profundos sueños amorosos. No pudo reaccionar, se quedó congelado, como si tuviera los pies pegados al suelo y las manos pegadas al picaporte.

¿Te gustaría ir por unas copas conmigo?

En ese momento vio a Win acercarse más a la ventana y apoyándose en los bordes, los miró atentamente, como si quisiera responder.

No lo resistió.

Mi amigo y yo podemos....

Con el cuerpo vuelto a la vida, en un salto le cayó encima a Pete, tapándole la boca y jalándolo para meterlo a su casa.

— ¡Pero Bright...! — soltó este ya dentro de la misma y con la puerta cerrada a su espalda —. ¿Qué te pasa? Estaba hablando con... ¿Qué es eso? —se interrumpió de pronto, señalando con el dedo hacia su habitación.

Lo que vio lo dejó estupefacto; pétalos violetas estaban por toda su casa, empezando por su habitación, como si hubieran brotado desde ahí.

No había duda, su casa estaba embrujada.





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Hola

Me demoré la vida ;-;

Siento que no tengo perdón, pero tuve imprevistos y luego me bloqueé. Pero ya he retomado, el siguiente capítulo ya sólo le falta corrección y por haberme demorado mucho, espero publicarlo en dos o tres días.

Gracias por darle un chance a este fic. 

Sortilegio #Brightwin #SarawatTineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora