Hechizo 19

234 41 6
                                    


Cuando abrió los ojos una sensación extraña lo invadió. Lo sabía, sabía muy bien por qué se sentía así. Un agudo aguijón de dolor lo asaltó en el lado derecho de su abdomen, trató de mirar, pero no pudo. Entonces trató de mover su cuerpo, pero tampoco lo logró.

Su voz invadía la habitación. Neen a un lado, de espaldas, recitaba el ritual a la perfección, como si lo hubiera ensayado cien veces.

Trató de calmarse y reunir todas sus fuerzas para poder moverse. Al principio pensó que no podría, sin embargo luego de unos segundos logró mover un poco su cabeza. Entonces notó nuevamente su herida y descubrió con desesperanza el característico corte del ritual. Buscó la de ella y la halló en el lado izquierdo de su abdomen. Alarmado, miró hacia su pecho y notó con algo de alivio que aún no llevaba el símbolo de la unión.

Quiso rogarle, que detuviera toda esa locura de una buena vez, pero no pudo, no halló su voz.

Nuevamente trató de concentrarse, necesitaba encontrar su centro, la fuerza en la fuente de su esencia. Necesitaba luchar contra la sustancia que recorría su cuerpo y lo mantenía preso. Entonces cerró sus ojos, buscando concentrarse, recuperar fuerzas, aunque fuera sólo a través de su mente, a través de sus recuerdos, de sus momentos llenos de energía, de quienes amaba y lo amaban. Tenía que pensar en...

De repente un ruido interrumpió todo. Unas voces fuera de la habitación irrumpieron gradualmente. La puerta se abrió de golpe.

— ¡Neen detente! —gritó Mintra luego de aparecer por la puerta. Levantando su brazo derecho, la señaló —¡Damna...!

No terminó de hablar, cayó al suelo inconsciente como peso muerto. Su madre apareció detrás.

— Ma...—Metawin trató de hablar, pero la voz le salió con dificultad.

No pudo evitar ver tristeza en los ojos de su madre, pero pronto ella le quitó la mirada. Con un movimiento de sus manos levantó a Mintra del suelo sin tocarla.

— Te amo hijo —dijo antes de caminar hacia la puerta con Mintra elevada en el aire, avanzando tras ella.

— Ma...—insistió Win.

— Entenderás después que todo esto es lo mejor —dijo antes de cerrar la puerta. No miró a Neen en ningún momento.

El silencio volvió a la habitación y Metawin se sintió perdido, incapaz de escapar. ¿Realmente no tenía salida? ¿Cómo era posible que un brujo como él no pudiera escapar? La ingenuidad, eso le había traicionado. Jamás creyó a su madre capaz de eso, ni tampoco a Neen.

Vio a Neen acomodarse nuevamente y retomar su posición. Recitando, tomó con una de sus manos el recipiente que contenía la sangre de ambos, manchó sus dedos y extendió su brazo hacia el pecho de Win.

La resistencia de su cuerpo apareció y sin esperar sintió el correr de su energía por todas sus extremidades.

Ella tocó su pecho e inició el trazo del símbolo, su pecho ardió como si su cuerpo se negara a tal marca. Su corazón se aceleró como si la sangre circulara más rápido. El calor aumentó en todo su cuerpo y lo supo, supo lo que venía, tenía que salir de ahí a como de lugar. Ya no le quedaba más tiempo.

La adrenalina lo invadió y logró moverse, ella no se detuvo, ni siquiera se inmutó ante la acción de Win. Por el contrario, recitó más alto, y extendió el recipiente hacia los dedos de Metawin, manchándolos con el rojo intenso de la sangre combinada.

Tomó entre sus pequeñas manos la de Win y la colocó entre sus senos, dibujando el mismo símbolo que antes había dibujado en el pecho de él. Al terminar ella se colocó sobre él, pegando ambos símbolos entre sí.

Sortilegio #Brightwin #SarawatTineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora