Sortilegio #Brightwin #SarawatTine

Hechizo 8

Si hubiera podido escuchar su propio corazón romperse, de seguro lo habría escuchado. Se quedó estupefacto, mirando como la cara sonriente de su más grande objeto de amor le hablaba a Pete, sin siquiera reparar en él.

El traje que llevaba puesto se le hizo ridículo, así como todas las historias que se había formado en su cabeza, igual que el ridículo sueño. Ese estúpido sueño que no le permitió hablar ni mirar a los ojos de quien ahora sólo le prestaba atención a su amigo. Enojado consigo mismo, retiró la mirada y la fijo en el suelo.

— ¿Q....qué? —tartamudeó Pete.

— Una cita, ¿te gustaría?

— Yo... —Bright nunca había escuchado nervioso a Pete, hasta ese día.

— ¿No quieres?

— [...]

— Pon tus condiciones si quieres, pero salgamos.

Escucharlo insistirle, le hizo insoportable seguir ahí; levantó la mirada solo para encontrar a un Pete demás incómodo y nervioso. Se disculpó tan rápido como pudo y en tres pasos, estuvo dentro del establecimiento, que realmente parecía ser una boda.

Una vez ahí, pudo ver que un pequeño grupo de damas de honor caminaba con apuro de un extremo a otro. A lo lejos un arco de flores blancas estaba listo para recibir a los novios, y entre todo el movimiento, grupos de meseros alistaban cada detalle de lo que sería una gran fiesta. Bright sonrió triste, definitivamente Pete había pensado en todo. ¿Por qué su vecino no se fijaría en él? Pete era un gran chico y bastante apuesto, no tenía nada que recriminarle, así era el corazón, nunca preguntaba. Igual que le había pasado a él. Respirando profundo y sonriendo con resignación, decidió salir de ahí. Era hora de volver a casa.

Cuando llegó a la salida, no pudo dar un paso más porque fue detenido por dos brazos que lo sostuvieron por los hombros. Lo miró a los ojos sin decir nada e igual hizo Pete.

— Quiero irme a casa.

— Bright.

— Me siento como un idiota —confesó, evadiendo la mirada—. Quiero ir a casa y descansar un poco, además mañana tenemos traba...

— Saldremos en una cita doble.

— ¿Qué?

— Puede que tú no te des cuenta de nada, pero si tu vecino se ha fijado en alguien, ese no soy yo.

— Pete, él te invitó a salir a ti, y yo no quiero estar ahí cuando...

— No te rindas Bright, al menos date la oportunidad de conocerlo más.

— Esa oportunidad me dolerá.

— No, por favor Bright, recién estamos empezando.

— Pues no quiero continuar.

— ¿Así serás? ¿Te rendirás tan fácil?

— Está interesando en ti, te invitó a ti, te...

— No lo está.

— ¿Entonces por qué te ha invitado?

— ¿Y qué se yo? Juro que...

— No iré —interrumpió.

— Bien, entonces sigue apareciéndolo en tus sueños —aseveró, soltándolo —. Quizá esa sea, en realidad, la relación que quieres vivir: una falsa.

— Yo no...

La señal de dolor en el rostro de Bright, lo hizo arrepentirse de inmediato por lo dicho.