Hechizo 18

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Sintió un pequeño arañazo en su pecho cuando ella quitó uno de los botones del ojal de su camisa. Lamentó sus disculpas casi silenciosas y odió su voz anhelante y culpable cuando a duras penas le quitó la prenda. Trató de alejarse cuando sintió sus brazos delgados abrazarlo, pero no pudo. No podía moverse, ni siquiera un poco.

Sabía donde estaba, lo había entendido en el momento en que recuperó la consciencia. Sus pies descalzos se lo hicieron saber tan pronto tocaron los pétalos esparcidos. Reconoció el lugar, su cuerpo justo en medio del círculo vinculante. Enceguecido por la iluminación de ciento treinta y tres velas encendidas. Tal y como exigía el ritual.

Pronto sintió el frágil cuerpo sentarse a su lado.

— Pueden venir por ti —oyó su propia voz ronca, pero se sintió aliviado de al menos poder hablar.

— Lo sé —respondió ella, mientras desabrochaba su blusa de satín.

— ¿Y entonces por qué?

— Lo sabes bien—aseveró, soltando su largo cabello negro antes de quitar los broches de su sujetador— Te quiero.

— Yo sé que mi madre te ha...

Asustado por lo que estar semidesnudos significaba y tremendamente incómodo por verla así, quitó la mirada sobre ella. Ella ya semidesnuda, no se inmutó.

— No Win, no es tu madre, soy yo. Lo haré por ti, porque te quiero.

— No hagas esto, no lograrás nada, ellos vendrán y...

— No me importa.

Trató de levantarse, pero no pudo, una pesadez extrema invadía su cuerpo, impidiéndole levantar el torso y sus extremidades. La vio entonces acercarse a él, sus delgados brazos lo rodearon con delicadeza y sus senos desnudos se posaron sobre su pecho.

— Tu madre me lo ha dicho —su voz sonó ahogada contra la piel de su cuello — Por favor Win déjame ayudarte. Ese hombre te hará daño, solo te traerá sufrimiento, debemos detener todo esto ahora, ¿entiendes? Déjame ayudarte por favor.

— Neen por favor...

— No te merece.

— Neen escucha: no hagas esto. Tú puedes...

— Déjame hacerlo —pidió, apretando más — Quiero protegerte.

Cuando sintió sus manos tomar su cabeza, el impulso de alejarse le hizo notar que sus fuerzas estaban volviendo.

— Si quieres...puedes hacer lo que quieras después. No busco que estés atado a mí...Puedes buscar a alguien más, lo que tú quieras —la inseguridad y tristeza en sus ojos pardos le provocó lástima— ¿Aun así no quieres?

— Lo siento Neen, no puedo.

— ¿Tanto rechazo te provoco?

— No es eso.

— ¿Entonces?

— Es que...

— Al principio será difícil —interrumpió—. Pero luego...quizás aprendas a quererme o...

— No.

— ¿Tanto lo quieres? Te ha hechizado. Ese hombre te ha hecho algo, estoy segura —el enojo era evidente en su semblante delicado.

Metawin no dijo nada, consciente ya de la fuerza recuperada que ahora tenía en ambos brazos.

— No quiero lastimarte —dijo luego de un momento.

— Lo haces al no dejarte ayudar.

— Por favor — rogó apesadumbrado al ver el símbolo vinculante en el techo de la habitación, justo sobre ellos.

Sortilegio #Brightwin #SarawatTineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora