Hechizo 22

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Se miró en sus ojos marrones, tan inmensos y profundos. Aspiró su aroma que se escabullía a través del alcohol y tomó su boca en un beso rudo y desordenado. Se sentía explotar, queriendo todo de Win Metawin, lo atrajo más hacia si mismo, tomándolo por el cuello con ambos brazos, pegándolo si era posible más a él.

Al diablo si estaba hechizado, él no iba a ponerse en contra de eso.

Hundió sus manos en el cabello de Win soltando un gemido cuando éste mordió y lamió a lo largo de su mentón. Su cuerpo se removió inquieto al sentir su boca y lengua descender por su cuello y los latidos en su corazón retumbaron cuando sintió los dedos del joven brujo tantear con dificultad el botón de sus pantalones. Sonrió ante un reniego y se sorprendió al verse desnudo de repente ¿Metawin había desaparecido sus pantalones?

En un instante y con una fuerza que el mismo Bright desconocía, tiró del cuerpo de Metawin colocándolo sobre él, a duras penas logró sostenerse, mucho menos reaccionar cuando lo hizo girarse sobre su espalda.

Estando sobre él, lo observó en silencio, delineando con sus ojos cada parte del rostro de Metawin; sus perfectas cejas rectas, su nariz puntiaguda y sus labios llenos, era bellísimo. Sin dejar de mirarlo se quitó la camiseta, quedando completamente desnudo ante él. No le dio tiempo a nada, con sus extremidades aprisionó su cuerpo y con un gruñido atrapó su boca, besándolo ardientemente. Metawin se dejó mangonear, era como mantequilla en sus manos.

Con sus dientes se arrastró por la piel de su cuello, arrancando gemidos de Win que no hicieron más que encenderlo aún más. Se sentía como un animal, puro instinto. Las sensaciones eran abrumadoras y no podía controlarse. La tela de la camisa del joven brujo le molestó y en un reniego se despegó para quitar la pieza que peleó por desprenderse, los botones salieron volando en todas direcciones.

— Bright...—soltó Win cuando su espalda cayó a la cama luego de haber sido despojado de su camisa—. Te...—Bright no le dio más tiempo, atrapó sus labios nuevamente con fuerza, apretando su rostro con ambas manos. Se separó por falta de aire.

— Win, yo.... —no pudo seguir. De repente sintió como si algo tirara de él.

Al oír su nombre desde una voz anciana lo entendió. Era momento de regresar, maldijo su suerte cuando se sintió succionado por una fuerza imposible. Win desapareció de entre sus brazos y todo delante de él se puso negro e instantes después se encontró en el suelo, en la misma habitación donde practicó el hechizo con el anciano.

— Buenas noches Bright —dijo el anciano con voz divertida. Bright intentó hablar, pero sus ojos pesaron tanto que inmediatamente supo que un sueño profundo lo estaba atrapando.

Cuando volvió a abrir los ojos se encontró en la misma habitación que había ocupado desde que llegó a esa casa. El viejo lo observaba desde el pie de esta.

— ¿Cómo te sientes?

— Quiero regresar —dijo, levantándose con premura.

— Y lo harás, pero no ahora.

— Necesito verlo —insistió, saliendo de la cama con rapidez.

— Tienes prohibido acercártele, ¿lo recuerdas?

— Lo sé —dijo, sorprendiéndose al verse desnudo — ¡Demonios! — maldijo, cubriéndose con la sábana—. Pero tú puedes hacerlo, ¿no? Es decir, tú eres el que...

— Puedo—interrumpió con dulzura— Pero en cualquier acto peligroso la prudencia es primordial y si regresas ahora podrían atraparte.

— Ni siquiera pude decirle que estoy bien, que...

Sortilegio #Brightwin #SarawatTineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora