Sortilegio #Brightwin #SarawatTine

Hechizo 16

Subió las escaleras con prisa, sabiendo que cada minuto era esencial para ayudarlo. Desde pequeños habían tenido una especie de conexión especial que solía mantenerlos unidos incluso estando lejos.

Observó el letrero viejo en la habitación y tomando aire trató de relajarse. Con un movimiento de sus manos abrió la puerta e ingresó despacio, evitando hacer ruido.

Lo buscó rápidamente en la oscuridad del lugar, solo iluminado por la luna llena. No tuvo que descifrar su semblante cabizbajo cuando lo vio encogido sobre la cama, para saber que no se encontraba bien. Apretó el pétalo semi seco que traía en el bolsillo de su abrigo y sin titubear, se acercó a él.

— ¿Qué pasó?

— ¿Qué haces aquí? —preguntó Metawin, sin levantar la vista.

— Ya sabes que no puedo trabajar cuando estoy preocupada.

— ¿Por mí?

Rodó los ojos al escuchar la pregunta.

— Explícame por qué mamá dice que vas a casarte.

— Ya estoy mayor, ¿no?

— Y es increíble que a esta edad sigas haciendo lo que ella dice.

— No hago lo que...

— A esa niña no la quieres —interrumpió, golpeando su frente con el índice y sentándose en la cama al mismo tiempo—. Me lo dijiste hace apenas unos meses.

Metawin la miró fijamente un momento antes de hablar.

— No voy a casarme con ella —dijo, exhalando como si estuviera agotado.

— Pero mamá...

— Sólo le dije que lo iba a pensar, para que me dejara en paz, ya sabes como se pone cuando quiere algo.

Mintra soltó un suspiro de alivio y lo miró durante un momento antes de darle un golpe en la cabeza. Él la observó un poco indignado, pero luego su expresión se suavizó y le sonrió tiernamente.

— No deberías dejar tu trabajo por mí.

— Entonces no deberías hacerme preocupar, tonto —dijo al mismo tiempo que sonreía.

Luego de unos segundos en silencio, Mintra metió la mano en su bolsillo y sacó el pétalo casi seco que había estado llevando todo el día. Metawin observó su palma y soltando un suspiro desvió la mirada.

— ¿Te rechazó?

— No quiero hablar de eso —aseveró, poniéndose de pie. Caminó hacia el pequeño balcón de su habitación y estirando sus brazos se apoyó en la baranda.

Mintra se acercó y acomodando su largo cabello se puso a su lado.

— Le he hecho daño.

— ¿Qué?

— Lo he...—se interrumpió, tomándose la cabeza con ambas manos. Luego de un momento, tomó aire y se enderezó—. Me alejaré de él.

— Winnie.

— De todas formas, no podía ser.

— ¿Por qué? Porque no es concertado, ¿es eso?

— Lo sabes bien.

— Sí, y justo por eso es que siempre he considerado que aquí todo eso es una reverenda mierda. Una ley de porquería cuyo único propósito es hacernos infelices.

— Mintra...

— No Winnie ¿Por qué no te vienes conmigo? Allá es distinto, los tiempos han cambiado y poco a poco hay más enlaces así, además...