Hechizo 10

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En el instante en que sus ojos se cruzaron, se sintió totalmente expuesto; quitó la mirada de aquellas dos personas rápidamente y en un impulso dio un paso hacia atrás apretando con fuerza el agarre de la toalla a un lado de su cadera, como si quisiera asegurarse que no podría abrirse por nada del mundo.

Notó, entonces, que los ojos de la guapa y elegante mujer se posaron justo en donde sus manos apretaban la tela, para luego enfocarse en su cabello mojado, y sus pies descalzos, como si recién recayera en que todo el tiempo que había estado ahí, había estado hablando con una persona que no había terminado de vestirse.

Sentirse examinado, lo avergonzó aún más; podía sentir su cara calentarse, y podía asegurar que sus mejillas ya estaban rosas. Incapaz de resistir más su escrutinio, desvió la mirada y su corazón dio un brinco cuando sus ojos se cruzaron con una mirada penetrante; el más alto lo observaba intensamente, con una oscuridad que fue incapaz de descifrar.

Desvió, entonces, otra vez la mirada, decidido a huir, a escapar del incómodo momento a como fuera lugar; diría una mentira, lo que sea, pero escaparía de ahí. Abrió la boca para soltar lo primero que se le había ocurrido cuando el sonido de su celular, desde el fondo de su habitación, lo detuvo. El embarazoso momento, automáticamente, se rompió. La mujer inmediatamente recuperó su semblante, y volviéndolo a mirar de manera altiva, le habló.

— Buenas noches —dijo, y tan pronto lo hizo, cogió con fuerza el brazo de su hijo y tirando de él, se fueron.

Bright los observó, estupefacto, ¿Qué mierda había sido eso? Entró a la casa con rapidez, como si sus pies aún obedecieran a la orden de huir. Cerró la puerta y apoyándose en el respaldo de ella, respiró profundamente, tratando de relajarse.

— Voy a volverme loco —soltó, tocando su pecho para detener sus latidos.

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Se vistió lento, pensando en las mil razones que pudo tener aquella mujer para ir a su casa y hacerle esa serie de preguntas extrañas. Después de una hora de estar dando vueltas a varias ideas que no tenían ni pies ni cabeza, decidió no pensar más. El día había sido tan pesado que realmente estaba muy agotado. Se tiró a la cama y apoyando su cabeza en una almohada, reviso su celular por unos minutos, antes de caer profundamente dormido.

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La sensación de que la cama se hundía, lo despertó. Abrió sus ojos con dificultad y su cuerpo se escarapeló completo, cuando notó que en la cama había alguien.

Win Metawin, su vecino, dormía a su lado.

Impactado, tiró su cuerpo hacia atrás, alejándose un poco de aquella aparición. Sin poder resistir la situación, trató de levantarse de la cama, pero cuando apenas se había quitado la sábana de encima, el otro pareció despertar. Estiró su brazo izquierdo y con fuerza, tiró de él, abrazándolo, pegándolo a su cuerpo.

Bright se quedó inmóvil, olvidando inclusive respirar. Cuando por fin tomó aire, sintió el olor del otro, y su cabello picar en su nariz. Delicioso, pensó. Pero la sola idea de pensar aquello, le impulsó a liberarse. No, no iba a dejar que sucediera otra vez.

Empujó con fuerza, tratando de escabullirse, pero cuando más intentaba, el otro apretaba más.

— Por favor —rogó, empujando con fuerza.

Su vecino no apretó más pero no lo soltó, sólo lo miró a los ojos en silencio, sin responder. Bright lo observó también, repentinamente atrapado por su mirada penetrante. Una mirada que no tardó en descender hacia sus labios, provocándole un revoloteo en su estómago que lo asustó. Desesperado, volvió a empujar, pero la debilidad del empuje no logró nada.

Sortilegio #Brightwin #SarawatTineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora