Con una Mirada

Capítulo 1: La cena familiar

Todo empieza con el mes más esperado del año, el verano, estoy feliz porque por fin salí de vacaciones del colegio y solo faltaría presentar tesis para graduarme, siempre en verano toda la familia se reúne: abuelos, tíos, primos y amigos.

Después de pasar 5 horas en la carretera para llegar a nuestro destino, procedo a entrar a la casa de mis abuelos con mis padres y hermanas. Comienzo a saludar a mis tíos y de último a mis primos, estoy un poco nerviosa pero a la vez ansiosa ya que solo está uno de ellos, David, apenas cruzamos miradas, lo abrazo fuertemente, Él me mira con una sonrisa entre ceja y ceja y corresponde a mi abrazo, susurra y me dice ¡Te extrañe!

Empezamos a hablar sobre tantas cosas que hemos atrasado, no nos vemos desde hace 2 años y se siente un poco incómodo ya que David ha cambiado mucho, ya no es el chico bajo, de ojos claros, catire, con su cabello siempre desordenado y con una mirada que se podía leer desde lejos. Ahora es alto, tiene un cuerpo definido con muchos músculos y su abdomen bien marcado , le ha ayudado ir al gimnasio y practicar fútbol.

No solo a cambiado físicamente, se a convertido en un chico tan seco y callado, antes lo podía descifrar con su mirada   cuando eramos niños, sabía cuándo estaba molesto, feliz, estresado, emocionado y cuando estaba triste incluso,ahora ya no es el mismo, me imagino que todos cuando crecen cambian.

Entra un silencio entre nosotros dos y se siente muy incómodo, nunca me había pasado esto, siempre tenemos un tema de conversación, pero esta vez el silencio invadió el cuarto, sin embargo, cuando entra mis dos primos Carolina y Cristopher ese silencio desaparece.

David y yo no podíamos parar de verlos están muy cambiados, me doy cuenta que David no le quita los ojos de encima a Carolina, bueno si fuera hombre haría lo mismo, claro ella es muy hermosa, es una chica alta con buen cuerpo, de ojos verdes, su cabello marrón claro liso y largo. David sigue sin quitarle la vista de encima pero al menos lo disimula, sino fuera porque lo conozco, nadie sospecharía que en este tiempo ha aprendido a disimular muy bien.

Después de saludar a Carolina y a Cristopher, él y yo cruzamos miradas, la verdad me sorprendió al igual que David que han cambiado muchísimo, Cristopher está altísimo, sus ojos son marrones claros, su cara no aparenta la edad que tiene sino que se ve más adulto, con su cuerpo bien definido, sus bíceps y abdomen bien marcados, debo admitir que se ha fajado de una manera impresionante en el gimnasio y además práctica Fútbol Americano, su mirada sigue siendo expresiva, muy fácil de leer y de saber lo que piensa sin ni siquiera hablar.

Me doy cuenta que sus ojos me miran de abajo hacia arriba como de costumbre, no me extraña que haga eso, desde pequeño no ha perdido la mala costumbre, lo pienso por un momento y hago lo mismo que él, lo miro de arriba para bajo y regreso mi mirada a su cara, es muy intimidante. Después de un largo silencio decido ser yo la que lo abrazo porque se ve que él no sabe qué hacer, lo conozco bien, cuando estamos mucho más cerca el me susurra: ¡Sigues igual de bella como lo recuerdo o creo que hasta más bonita!

En ese momento no sabía qué decir o qué hacer, solo sé que en pocos segundos comienzo a sonrojarme, puedo sentir el calor subir a mis mejillas.

¡Que desastre!