Capítulo 14: El ladrón

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Empezó la misión imposible, estoy lavando los platos del almuerzo, todos mis tíos con sus hijos y mis abuelos salieron de paseo al pueblo que queda más arriba de la montaña, ya que por culpa del diluvio quedó trancada la calle y por eso fueron al pueblo más arriba, aún recuerdo lo bien que me la pasaba cuando me venía de vacaciones con mis abuelos, recorrí cada pueblo,plaza, playa y centro comercial con mi familia y mis abuelos.

Mis padres, hermanas y mis tíos, los papás de David, prometieron alcanzarlos, mis padres preguntan si iré con ellos pero les dije que ¡No! Le prometí a mi abuela que cuando llegara estaría todo limpio, David se va con sus padres despidiéndose de mí - Prometo traerte unos churros y un chocolate caliente te lo juro-, le doy una sonrisa para que se vaya tranquilo, en el fondo tengo miedo de quedarme sola en esta casa porque parece de terror.

El silencio de la casa me da mucho miedo, pero sigo lavando los trates lo más rápido que puedo, ya oscureció, solo escucho el sonido de los grillos y mi soledad, no puedo colocar música en mi teléfono ya que se descargó.

La única que se quedó en al casa fui yo, pensé que Carolina se quedaría conmigo pero después de la pelea que tuvimos no me quiere ver.

Empieza a llover, los truenos suenan tan duro que me asustan, mi corazón queda en un hilo cuando la luz empieza a titilar, sería lo último que me faltaba, la lluvia sigue cayendo con más fuerza y en ese momento se va la luz, rápidamente abro el cajón donde están las velas, prendo tres velas  y las coloco en cada esquina de la cocina.

Solo podía ver cómo las gotas caían en la ventana, los truenos sonando horrible, estoy temblando de miedo. De repente escucho unos pasos dentro de la casa,mi corazón late tan rápido que pareciera que se me saliera del pecho, decido seguir lavando los trastes lo más rápido que puedo, sin mirar atrás, dicen que "la curiosidad mató al gato" así que decido no voltear.

Solo puedo sentir mi preocupación, quizás no es nadie y me estoy imaginando cosas que no son, sigo tranquilamente lavando los trastes cuando siento una presencia a mi lado y volteo, solo puedo ver a un hombre alto con una ropa negra y no le puedo ver la cara, lo primero que pienso es en gritarle ¡No me hagas daño por favor se lo pido! ¡Por favor! Empiezo a correr por toda la casa, ese hombre me viene siguiendo lo más rápido que puede, entro en pánico y me meto en la habitación de la biblioteca, intento esconderme detrás del sillón pero veo que el hombre entra a la habitación intentando buscarme y me consigue, sigo sin verle la cara al tipo, así que entro en pánico y trato de correr pero el hombre me detiene, abrazándome de espalda, empiezo a gritar como loca ¡Ayuda! ¡Ayuda!

El hombre se acerca a mi oído y me susurra -Tranquila, ¡Soy yo, Cristopher! ¡Cálmate!- mi mente se bloquea y empiezo a forcejear con él, me pega contra la pared y me sostiene por la cintura fuertemente -¡Soy yo, Cristopher, reacciona por favor, no soy un ladrón!- mi mente reacciona y vuelve en sí, lo primero que se me ocurre es bofetearlo lo más duro que puedo, por haberme asustado.

Su mirada me asusta, sus ojos se tornan oscuros y me agarra la cintura con más fuerza, ni siquiera puedo moverme, él me mira con mucha frialdad -No vuelvas hacer eso, que te quede claro- su repuesta me desequilibra, nuestras respiraciones se aceleran sin control, mi corazón late hasta no poder más, Cris se acerca más a mí,  puedo sentir su camisa negra empapada, puedo ver lo definido que está su cuerpo, me está volviendo loca, su cabello está mojado, puedo ver cómo Cris se acerca más a mi cara, quedamos nariz con nariz puedo sentir su respiración en mi cara, nuestros labios están tan cerca que no sé que pueda pasar, intento alejarlo de mí pero me tiene acorralada no me deja moverme de lo prensada que están sus brazos fuertes en mi cintura.

En este momento que estamos tan cerca solo nuestras miradas hablan, sus ojos me inquietan, tengo que recordar que soy fuerte y que tenerlo tan cerca no me desequilibra, aunque lo está haciendo, decido colocar ambas manos en su pecho y empujarlo, él me suelta y sale de la biblioteca lo más rápido que puede.

De nuevo Cristopher me ha dejado sin palabras, primero tenía intenciones de besarme y luego cuando lo alejo decide huir como cobarde, cada día lo entiendo menos.

Con una Mirada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora