Capítulo 36: Eres de los pocos hombres inolvidables

32 5 0
                                    


Andrea Ponce

Es de mañana, la claridad del día me pega en los ojos, lo que no me esperé es que al primero que vería al despertar sería a Cris, se ve tan guapo mientras duerme, su piel tan suave, sus brazos agarrando mi cintura, a pesar de toda su borrachera de anoche, no estoy molesta, más bien no puedo estarlo.

Sus ojos se abren lentamente, ver sus ojos marrones claros me matan, su voz recién levantada y roca me susurra -Buenos días preciosa- lo miro fijamente -Buenos días ¿Cómo llegastes aquí? Yo no te dí permiso- me da una risa pícara -Yo me dí permiso, es muy temprano para que estés molesta conmigo- le doy una risa irónica y en un tono de reclamo le digo -¿Te parece bonito en el estado en que llegastes anoche?- él me mira adolorido -No grites por favor, me duele la cabeza- comienzo a reírme tan fuerte como puedo.

-Lo lamento, voy a gritar tan fuerte como pueda, yo no tengo culpa de que al niño se le antojara tomar hasta quedar ciego del alcohol-

-No hace falta que me lo reproches, necesitaba ahogar mis penas, de verdad necesitaba beber-

-Te parece que esa es la solución, en serio piensas que el alcohol te va a ayudar a solucionar tus problemas-

-Al menos el alcohol no me juzga, ni me reclama, ni siquiera me reprocha, al menos beber me ayuda a olvidar, me ayuda a dejar de sentir-

Con esta discusión no vamos a llegar a nada, decido salir de la cama pero él no me deja, así que le grito lo más fuerte que puedo -¡Sueltameeeee!- Cris bufa -Deja de gritar, no te dije que me dolía la cabeza- Grito a un más fuerte -Yo grito cuando yo quiera, me vale que tengas dolor de cabeza o me sueltas o voy a seguir gritando-

Su mirada se torna molesta, se muerde el labio inferior -Perfecto, te voy a soltar pero primero...- ni siquiera termino de hablar y ya sus labios estaban pegados a los míos, intento separarlo de mí pero sus brazos son demasiados fuertes, sus labios se mueven ágilmente, sus manos viajan desde mis piernas a mi cintura nuevamente, se siente tan bien, sin dudarlo le correspondo el beso apasionadamente, su respiración agitada y su corazón latir sin cesar, de repente sus manos intentan subirme la blusa, pero no sé lo permito, actúo rápidamente y separó sus labios de los míos.

Lo miro con molestia -¡No! Ni se te ocurra- él se muerde el labio inferior -¿Por que no?- le clavo mis ojos como balas -¿Entonces estás eran tus intenciones?- él me mira y hace puchero -¡No! pero si tú quieres no lo sé, podríamos hacer muchas cosas- me levanto rápido de la cama y lo corro del cuarto.

Él todavía tiene la bata de baño que le di anoche, se levanta y se quita el nudo, de repente está haciendo muchísimo calor o soy solo yo. Él se acerca y deja caer la bata, al ver sus intenciones me tapo los ojos rápidamente, siento sus manos agarrando a las mías, y las baja lentamente, intento forsejear pero él es más fuerte que yo -Quita tus manos de tu cara, créeme te va a gustar lo que vas a ver- yo solo niego con la cabeza, de repente siento sus manos bajar a las mías, cuando baja mis manos decido no abrir los ojos, no quiero mirar.

Su voz varonil me susurra lo más cerca de mí oído -Abre los ojos, acaso tienes miedo- no le respondo, su mano agarran a las mías y me las pone en una parte de su cuerpo, sin duda puedo sentir que es su abdomen bien definido, de repente ya no aguanto más y abro mis ojos, lo primero que puedo ver es su cuerpo semi desnudo, solo tiene sus boxers, por un momento pensé que estaba completamente desnudo.

Se muerde el labio inferior -¿Qué pensaste, que estaba completamente sin ropa?- decido no responder -Sabes que si lo quieres, me puedes ver completamente sin ropa, no es mucho lo que me tengo que quitar- comienzo a gagear -Estás loco, yo...- él solo coloca su dedo en mi boca -Shhh, no digas nada, deja de contener lo que en cualquier momento va a pasar, anímate a sentir y dejar de usar la moral-

Con una Mirada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora