Capítulo 8: ¡No me atrevería a juzgarte!

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Cristopher Sandoval

Después de ver como la familia se estaba burlando de Andrea, me sentí muy mal al ver sus ojos llenos de lágrimas pero sin botar una gota en su cara, aguantandose las ganas de llorar sin que nadie la juzgue. Ha pasado 1 hora desde que la ví por última vez, le pregunté a David y no sabe donde está, así que decidí salir a buscarla, la busque en el patio, en el primer piso, luego en el segundo piso y no la encontré, hice memoria y me acordé que cuándo éramos más pequeños ella le gustaba ir al balcón a llorar a solas, puede ser que en estos momentos esté haciendo lo mismo.

Comienzo a subir las escaleras y veo a lo lejos a una chica pero no se le ve la cara, la oigo llorar tan sutilmente que nadie se daría cuenta que alguien está arriba.

Me voy acercando cada vez más a ella y la reconozco de espalda, sé que es Andrea, estoy seguro, la veo llorar desconsoladamente así que decidí abrazarla de espalda entrelazando mis brazos hacia ella, sutilmente. La hago voltear hacía mí quedando nuestras caras muy cerca, ella se limpia las lágrimas intentando ser fuerte delante de mi, pero sé que ella está muy mal, quiero que ella no sienta que me estoy burlando de ella, sino que sienta que puedo ser su apoyo.

Coloco su cara en mi pecho y le digo - ¡Puedes llorar todo lo que quieras! - ella intenta no sentirse vulnerable hacia mí, pero la abrazo tan fuerte que ella no puede aguantar más, rompe en llanto de inmediato, lo único que se me ocurre es decirle que todo estará bien y que puede confiar en mí, quiero ser en este momento su apoyo y su amigo, aunque dentro de mí los latidos de mi corazón se aceleran lo suficientemente rápido y quizás ella lo sienta, pero no me importa, aunque en el fondo de mí, sé que lo que siento es más que prohibido, pero decido silenciar mi mente y hacerle caso a mi corazón.

Después de que Andrea llorara todo lo que podía, sus ojos azules entran a los míos como si ella quisiera descifrar lo que siento, intento ser fuerte y no demostrar debilidad pero su mirada es matadora.

Decido colocar mis manos en su cara, necesitaba tenerla tan cerca para decirle lo increíble y única que es, todo lo que le dije se lo dije desde lo más profundo de mi corazón.

Ella me coloca esos ojos tan tiernos que son capaces de desarmarme en cualquier momento, su voz fue sarcástica al preguntarme- ¿Cómo lo haces?-, la verdad es que pensé por un momento que habria dicho algo fuera de lugar ya que no soy muy bueno con las palabras y menos expresando lo que siento. Pero no, me equivoqué, ella piensa que en realidad no me quedan sentimientos y mucho menos palabras bonitas, en un cierto punto tiene razón, quizás debería aprender a expresarme más pero no sé cómo hacerlo, su comentario me dejó muy decepcionado de mi mismo, la opinión de ella me importa mucho y que piense que soy un robot sin sentimientos me hace sentir mucho peor.

En medio de la conversación decido mirar hacía el  paisaje pensando qué debería hacer en ese momento, si decirle todo lo que siento a Andrea o callarme e irme, en medio de una encrucijada de emociones decido irme y callar, noto que está desconcertada pero decido seguir mi camino y bajar las escaleras rápidamente para no arrepentirme.

Después de llegar a la mesa donde están Carolina y David, sin mirarlos a la cara me siento en la mesa lentamente, para que no se den cuenta que estoy demasiado ansioso y a la vez nervioso. Después de un minuto de silencio,ambos me miran al mismo tiempo y David  me preguntó - ¿Qué te pasó? estás super sudado, ¿Acaso estabas jugando fútbol sin mí? - en ese momento me puedo imaginar lo sonrojada que debe estar mi cara pero decido responderle con una voz imponente e intimidante - ¡No, para nada! ¿Cómo crees que voy a jugar sin ti? - lo que pasa es que la tía me mandó a subir una maleta de ropa a la habitación del segundo piso y estaba muy pesada por eso es que estoy todo empapado en sudor. Ni Carolina ni David se tragan el cuento así que me colocan una mirada desafiante y ambos me preguntan - ¿Estás seguro? Si es así ¿por qué estás tan nervioso? - Intento controlar mi postura al decirles - ¡Sí, estoy seguro, no entiendo porque no me creen saben que nunca miento! De igual manera no tengo nada que esconder.

Ellos me miran - Está bien no vamos a insistir - Me siento un poco más tranquilo así que cambio de conversación rápidamente.

De repente veo a Andrea bajando de las escaleras y decido no mirarla a la cara, no podría resistirme al verla, así que apenas cruzamos un hola, se acerca a la mesa y decido decirle a David que juguemos fútbol afuera. David aceptó sin dudarlo ni un segundo y nos fuimos de ahí sin darle explicaciones a las chicas.

No pude dejar de sentirme tan bien cuando salí de la casa, necesitaba respirar, estar calmado y a la vez necesito un consejo de un buen amigo.

David me conoce lo suficiente, el siempre ha sido mi cómplice aunque también Carolina lo es, pero con David es distinto, él es el único capaz de decirme las cosas de frente sin importar si me duela o no, en cambio Carolina para no hacerme sufrir evita decirme muchas cosas.

-¿No vinimos a jugar fútbol verdad?- su pregunta me extrañó -¿Cómo lo supiste? - -Te conozco desde hace mucho tiempo y sé que me quieres contar algo, ¿Por dónde quieres empezar? - Sé que en  David puedo confiar.

Ambos nos sentamos en la sillas de afuera para estar más cómodos, estoy un poco aterrado por cómo vaya reaccionar David - Voy a empezar desde el principio, estoy enamorado de Andrea desde pequeño, nunca se lo dije porque pensé que era un capricho mío, pero no es así, hoy que la volví a ver después de mucho tiempo sentí la sensación más maravillosa del mundo, cuando la veo quisiera poder perderme en su mirada sin miedo, poder abrazarla, sin que sospeche que la amo, cada vez que se acerca a mí, mi corazón late con descontrol, además es imposible no dejar de verla cuando estamos juntos, tiene esa capacidad de desarmarme con una mirada. Pero a la vez siento que debo callar lo que siento porque mi amor es prohibido y tú más que nadie lo sabes -

David no pudo disimular su cara de sorprendido, así que piensa como darme un consejo sin hacerme sentir mal - No puedo creer lo que me dices, sabía que sentías algo por ella pero no pensé que fuera tan fuerte, no entiendo porque dices que su amor está prohibido si puedes hacerlo realidad, solo debes hablarle con la verdad sobre tus sentimientos, todo dependerá de  lo que ella decida -

- No es así David, sabes perfectamente que no podemos estar juntos por el simple hecho de ser familia y sabes que eso no está bien -

- Entonces te vas a condenar a ser infeliz por el simple hecho de ser primos, por favor, prácticamente ya no son familia porque eres primo quinto y tú lo sabes, no tienes porque sentirte culpable, terrible fuera sí fueran primos hermanos o segundos -

- De igual manera, hasta la quinta generación seremos familia, así tenga que callar lo que siento, lo haré, no permitiré que la familia me juzgue por haberme enamorado de mi prima y correr el riesgo que se burlen de ella si ella me llega aceptar, prometí cuidarla y eso es lo que estoy haciendo -

- ¿Cris es enserio? que pasará cuando ya no aguantes más, cuando tengas ganas de besarla, de estar con ella en todo momento o acaso soportaras si en algún momento ella se enamora de otro, ¿Crees que lo vas a soportar? Y todo por tu cobardía -

- No lo soportaría, pero lo tengo que intentar, por verla feliz lo soportaría todo -

David no deja de mírame con cara de decepción - Lo único que te voy a decir, es que lo pienses, no condenes a tu corazón a hacer infeliz -

Sus palabras me hicieron dudar, preguntarme a mi mismo si quiero pagar esa condena, ya no estoy tan seguro de querer hacerlo...

Con una Mirada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora