Capítulo 34: "Tu y yo es igual a estar sin ropa"

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El desayuno estaba riquísimo, ayudo a la abuela a levantar los platos y comienzo a lavarlos.

La familia planea ir unos días a un hotel cerca de la playa, estoy muy emocionada, todos se van a empacar para irnos, quedándome sola en la cocina lavando los platos.

Siento unas manos entrelazarse en mi cintura, ni siquiera me volteo porque conozco esas manos, esos brazos fuertes y la manera en que me agarra, sé que es Cris.

Él me susurra – Preciosa, tengo una propuesta para ti – le doy una sonrisa corta –¿Cuál?– él se ríe – Ahora que vamos a estar en la playa, podemos aprovechar para bañarnos juntos y esas cosas– le doy un manotazo por insolente –¿Que te pasa? obviamente que no, deja de estar pensando esas cochinadas – 

Cris se ríe irónicamente y con su voz varonil que me encanta me dice – La mal pensada eres tú, obviamente que nos vamos a bañar juntos en la playa y en la piscina y verte con bikini va a ser mi perdición – lo miro fijamente – Ja ¿Mal pensada yo? jamás – él me mira con esos ojos marrones claros que me encantan – Sé que la vamos a pasar increíble, voy a terminar de empacar, nos vemos ahorita– me da un beso corto y se va corriendo hacia la biblioteca.

Escucho el timbre, me seco las manos y voy abrir la puerta, me encuentro con la sorpresa de que es Erick, sus ojos llenos de lágrimas, me mira y me da un abrazo fuerte, me preocupa su estado, se ve que está muy mal.

Con una voz de preocupación le pregunto –¿Que pasó? ¿Por qué estás llorando?– me mira con esos ojos color miel rojisimos de tanto llorar –Lo siento, perdóname, estoy bien– lo miro fijamente –Claro que no estás bien– él se limpia sus lágrimas de sus ojos –Solo debo pedirte disculpas, no debí abrazarte, perdóname– él me pasa por un lado y entra a la casa.

La abuela viene bajando las escaleras y lo ve –Hijo ¿Estás bien?– Erick con su voz quebrada le responde –Sí señora, estoy bien– mi abuela lo mira fijamente –¿Quieres venir con nosotros a pasar unos días a la playa?– él la mira– No quiero molestar, me quedaré, no se preocupe– mi abuela toma su mano –No será molestia, eres parte de la familia hijo, así que no aceptare un ¡No! por respuesta– él asiente con la cabeza –Está bien, ahorita voy a empacar–

Mi abuela me mira y me dice –Hija ¿Ya empacaste?–

–Casi, me faltan empacar algunas cosas–

–Está bien, no se tarden que en media hora nos vamos–

Mi abuela se va, quedándome sola con Erick, sin darme explicaciones él se va a la biblioteca.

Todos estamos empacando en silencio, Cris no para de mirarme, en cambio yo no dejo de mirar a Erick, me preocupa demasiado, aunque no lo conozco mucho, sé que algo tiene pero no lo quiere decir.

Cris me ayuda con la maleta y la mete en la maleta del carro, me voy en el carro con Cris, Erick, Carolina y David, me da mucha risa Caro y el menso de David, Erick está en el medio de los dos, parecen dos niños que no se quieren ni ver.

Mientras tanto yo, estoy de copiloto con el hombre más guapo a mi lado, el camino hacia el hotel es hermoso, está rodeado de palmeras y se ve la playa a lo lejos, Cris agarra mi mano y me mira rápidamente, para seguir viendo al frente el camino.

Llegamos al Hotel Resort Mar de Plata, bajamos el equipaje y vamos a la recepción a pedir las habitaciones, primero se registraron mis abuelos, mis padres, mis hermanas, mis tíos, mis primas y quedamos nosotros cuatro esperando, pido habitaciones individuales pero solo quedaban dos habitaciones individuales y habitación con una litera de tres camas, Cris bufa
–Ni siquiera en un hotel podemos tener habitaciones individuales, hasta tenemos que compartir esta, en fin, el Karma–

Le pido a la recepcionista las dos habitaciones individuales para Carolina y para mí y que los chicos compartan la litera, Cris me ayuda a llevar la maleta a la habitación, entramos, está hermosa, tiene una vista preciosa, se puede ver el parque, la piscina y la playa, es una cama inmensa, con un baño increíble, Cris pone a un lado la maleta y se lanza en la cama –Esto es vida, como quisiera tener una cama así pero no, también tengo que compartir la habitación, de verdad estoy cansado de compartir las cosas, menos mal que a ti no te tengo que compartir con nadie–

Él se levanta y me abraza por detrás, me voltea y me susurra con esos labios carnosos, que me encantan –No te molestaría si duermo contigo y compartimos la cama, así te puedo tener muy cerca de mí, poder despertarme y verte, besarte como si no existiera un mañana– sus manos entrelazan mi cintura pegandome hacia él –Y quizás pase algo más, no lo sé, cómo en la noche, tu y yo es igual a estar sin ropa–

–No me digas, sabes mi respuesta ¿Cierto? ya sabes que es ¡NO!–

Él me carga y me tira en la cama, se acuesta a mi lado y se voltea, agarra mi cintura fuertemente y me besa, sus labios moviéndose sutilmente, es genuino, sus manos bajando mi espalda, mientras tanto yo agarro su cuello, sus labios se separan de los míos, él me susurra –Estás a tiempo de arrepentirte– lo miro fijamente –¡No!– él se ríe– Que conste que lo intente–

Él me da un beso corto –Bueno, creo que debería desempacar, nos vemos en el lobby a las 11 para ir a la piscina y luego almorzar a las dos de la tarde– asiento con la cabeza.

Él se va, quedándome sola en la habitación, por fin se respira calma, necesitaba esto en mi vida, a pesar de todo, se puede decir que son las primeras vacaciones en la que Cris y yo estamos juntos como algo más que primos.

Me siento feliz de estar en donde puedo descargar todo mi estrés y pensar mejor las cosas pero creo que no, hasta los momentos no tengo nada que pensar ni arrepentirme.

Este día será increíble...

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