Capítulo 35: Creo que las paredes son mi fuerte

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Termino de desempacar todo de la maleta, me pongo el traje baño blanco con detalles de hojas verdes, un sobretodo transparente playero blanco y  mis sandalias, bajo al lobby, no pude evitar ver a los guapos de Cris y Erick.

Cris tiene puesto unos shorts negros por la mitad del muslo y una camisa blanca que lo hace ver demasiado sexy, se le nota como su espalda y abdomen están bien definidos, mientras Erick tiene puesto unos shorts blancos y una camisa negra que se le ve su espalda definida, a veces me pregunto a mi misma ¿Qué hice en esta vida para merecer ver tantos monumentos?

Es inevitable no ver como Cris se muerde su labio inferior cuando me ve bajando las escaleras, Cris me mira de abajo hacia arriba como de costumbre –Estás preciosa, tal como te imagine– le doy una risa pícara –Tú tampoco te quedas atrás– miro a Erick –¿Qué tal Erick, todo bien?– él solo asiente con la cabeza, Cris me da un beso corto y me agarra la cintura –Vamos a la piscina de una vez, David y Carolina nos están esperando–

El camino hacia la piscina es hermoso, a lo lejos puedo ver a Carolina tomando sol y David mirándola como un bobo, tres sillas de distancia.

Me siento en la silla al lado de Carolina
–¿Qué tal todo?– ella me da una risa corta –Chevere, disfrutando de la vista y del sol y tú ¿Qué me cuentas?–

–Nada fuera de lo normal–

Cris y Erick se quitan la camisa, no puedo evitar ver esos cuerpos perfectos y tonificados, como que de repente empezó a hacer mucho calor.

Me quito el sobretodo y me pongo a tomar sol con Carolina, Cris viene todo mojado, me carga y me lanza a la piscina, está fría, no puedo evitar temblar al principio.

Cris me agarra la cintura – Así te quería tener, en mis brazos y temblando– lo miro irónicamente –Te pasas– él se acerca y me susurra – Me encanta el bikini que traes puesto, solo en pensar en verte sin él...– no lo dejo terminar de hablar, le hecho agua en la cara, para que reaccione.

Decidimos jugar a voleibol, mi equipo es gracioso, somos el menso de David, Carolina y yo, mientras que en el equipo contrario está el guapo de Cris y el bombón de Erick, menos mal que no pienso en voz alta porque si Cris me oye, se pone celoso “Dar honores a quien honor merece” y sin duda Erick es todo lo que está bien.

David y Carolina no se ponen de acuerdo, no están dando una paliza 7-0, la verdad es que estamos perdiendo por culpa de David y de Carolina.

Es mi momento, tengo el control de la pelota, lanzo la pelota al aire y le doy un manotazo tan fuerte que le di sin querer a Cris en el estómago dejándolo sin aire, Cris bufa –¡Casi me sacas el aire! este punto no vale– me río sarcásticamente
–Ja claro que si vale, pasó la línea, no tengo culpa que la pelota haya caído en tu estómago–

Comienzo a celebrar con David y Carolina, dirán que es ridículo pero hacerles un punto a ese par, es muy difícil de lograr, son atletas de nacimiento.

Le doy la espalda a los chicos, intento que Carolina y David se abracen, por fin lo consigo, sus miradas hablan por si sola, a veces me pregunto ¿Por qué Carolina lo está lastimando así? David es el chico más especial y de buenos sentimientos que conozco, no merecen que lo lastimen de esta forma, todo lo que le hagan a David es como si me lo hicieran a mí, nos hemos criado como hermanos y verlo sufrir de esta forma me parte el alma.

De repente, siento unas manos pasear por mis piernas y luego agarrar mi cintura, me volteo rápidamente, era él, el mal perdedor de Cristopher, aunque solo metí un solo punto en su cancha, ellos nos llevan la delantera con siete, la cercanía es tanta, que estamos nariz con nariz, sus labios carnosos casi rosando a los míos, que no se le ocurra besarme aquí, en frente de todo el mundo porque lo mato.

Con una Mirada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora