Capítulo 10: El paisaje mañanero

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Cristopher Sandoval

Quisiera que la noche fuera eterna pero ya se acerca la ahora en la que ya todos deberíamos irnos, solo en pensar que no voy a ver a Andrea hasta el 31 de diciembre, me pone triste.

El cielo se ve oscuro, estoy seguro de que va a llover, unos segundos después llueve sin parar, el sonido de los truenos retumba en la casa.

Nos toca quedarnos aquí así que la abuela de Andrea empieza a organizar quien va a dormir en los cuartos, después de unos minutos los únicos que quedamos en la sala eramos nosotros cuatro David, Carolina, Andrea y yo, la abuela de Andrea baja por la escaleras indicandonos que íbamos a dormir en la biblioteca, solo hay dos sillones y somos cuatro el día no pudo terminar peor.

David y Carolina se quedaron sentados dormidos apoyándose ambos con sus cabezas para sostenerse, Andrea fue a la cocina y no ha vuelto, así que decido dormir un poco cómodo en el sillón porque luego debo dormir en el piso así que aproveche el tiempo para descansar en paz, escucho una voz pero no le doy importancia, vuelvo a escuchar lo mismo y abro mis ojos y era Andrea me estaba llamando porque debo dormir en el piso.

Espero que Andrea se acueste y se abrigue bien, para yo dormir en el piso, esta súper frío, pero decido no decirle nada, intento dormir un poco, pero el frío es insoportable lo siento hasta los huesos, no se si pueda aguantar, comienzo a temblar sin control.

Después de un rato escucho la voz de Andrea - Cris, ¿estás despierto? - respondo con mi voz temblorosa - ¡Sí,lo estoy! - Andrea me mira con sus ojos tiernos - ¡Ven, sube al sillón! está haciendo frío y si te sigues quejando no me vas a dejar dormir- oigo sus palabras y la miro a los ojos - te voy a incomodar, así que prefiero pasar frío - ella me mira con una cara de molestia - bueno que conste que te ofrecí el sillón, para que dejaras de pesar frío - sin pensar en su respuesta coloco mi cara de felicidad,  me levanto y me acomodo en el sillón. Hay suficiente distancia entre nosotros dos, eso me ayuda para que mi corazón no tenga oportunidad de hacer ninguna loquera.

Es de mañana, la luz del sol me despierta, abro mis ojos lentamente y veo a Andrea cerca de mí, su nariz pegada a la mía, puedo sentir su respiración tan cálida, su boca casi cerca de la mía, mis brazos están entrelazados en su cintura que se ve bien marcada por el vestido de flores que llevaba puesto ayer, se le marcaba su definida figura, se ve perfecta, tenerla tan cerca me dan ganas de besarla, de abrazarla tan fuerte mientras lo hago, pero luego me recordé que eso no era lo correcto.

Después de unos segundos ella abre los ojos pero yo de igual manera cierro los míos y los abro al mismo tiempo que ella para que no sospeché nada, sus ojos azules se queda en los míos, nuestras respiraciones están agitadas, decido apretar su cintura hacia mí, para tenerla  cerca y poder besarla, tengo sus labios tan cerca de los míos, dejo que mi corazón por una vez decida, pero Andrea reacciona y se separa de mi, mi corazón se paró por un momento, no aguanto la vergüenza iba a cometer un error, eso me pasa por hacerle caso a mis sentimientos desbocados y dejar de pensar con la cabeza, veo como Andrea se aleja de mí con su vestido de flores hacia la cocina.

Lo que pasó hace unos minutos aún no lo acabo de procesar, hice sentir incomoda a Andrea por andar de lanzado, no sé qué me pasó solo sé, que tenía que hacerlo necesitaba besarla, saber si soy yo el único que se enamoró pero al ver cómo ella reaccionó cuando la acerque más a mí para besarla, su respiración se agitó tanto como su corazón, pero no la entiendo, a veces pienso que ella siente lo mismo que yo y otras veces pienso que no siente nada por mí, estoy muy confundido, ella me va hacer perder la cabeza.

Estoy viendo mi celular, viendo las fotos de Andrea que publicó en Instagram anoche y vi una foto que nos tomamos ayer solos, empezé a imaginar cómo nos veríamos como pareja y sí, ella sería la novia o esposa más hermosa del mundo, mi imaginación se está yendo más lejos de lo que debería.

Andrea está cerca con una bandeja de comida, así que decido ayudarla, coloqué la bandeja en la mesa, tomo el brazo de Andrea sutilmente y la siento en el sillón a mi lado - Perdón por lo que pasó hace unos minutos, es que yo tengo un problema, yo duermo con los ojos abiertos, a veces sueño cosas y después no sé lo que hago cuando estoy dormido- sé que es mentira pero tengo que intentar que ella se crea esa mentira, no quiero que ella piense que soy un lanzado. Ella me coloca una mirada de picardía y me responde con un tono de burla - Esta bien, estás disculpado- nunca me había sentido tan tranquilo, sé que ella no se tragó el cuento pero prefiero intentarlo para que me disculpe.

Después de haber quedado mi mente en paz, empezamos a desayunar, su comida está muy buena, no paro de mirarla, aunque ella no lo note porque lo estoy haciendo discretamente, me imagino en mi cabeza lo lindo que sería despertar en la cama y que ella venga con una bandeja de desayuno, comer juntos todas las mañanas, tardes y noches, sería un sueño, vuelvo a mi realidad sigo imaginándome cosas que no debo, tengo que parar.

Ambos estamos extrañados de que David y Carolina, aún no se han despertado, pero están muy cerca y abrazados a la vez.

Después de desayunar decidí salir al patio con Andrea para dejar a Carolina y a David solos, el piso está empapado y está haciendo mucho frío afuera, lo único que puedo ver mientras caminamos es el vestido de Andrea, su cintura me tiene hipnotizado, se ve tan linda como ayer, su cabello desordenado y sus brazos cruzados por el frío que estaba haciendo, decido quitarme la chaqueta y colocarsela lentamente, aprovecho de tenerla tan cerca, nuestras miradas se confabulan pero el silencio nos domina, ninguno de los dos decidimos empezar una conversación, así que las miradas son las que hablan en ese momento, sus ojos brillan como estrellas, su sonrisa es tan hermosa, sus labios me desequilibran. Agarro su mano y nos sentamos en la sillas juntos, teniendo como fondo un paisaje mañanero.

Solo existimos ella y yo, solo las miradas son las que hablan mientras nuestras palabras se esconden, solo sé que en este momento no me importa lo que mi cabeza piense, esta vez dejo que se encargue mi corazón.

Con una Mirada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora