- ¡Discúlpame! ¡De verdad lo siento Sofía! No te quería incomodar. Gracias por la confianza que me tienen tanto tu como Héctor, pero jamás me imaginé que ustedes vivieran así. Me refiero a que, su relación por fuera luce totalmente diferente. Te creo todo lo que me has dicho, pero me sorprende la tranquilidad e incluso el cariño con el que me lo platicas. ¡Vaya que me han surgido muchas preguntas! Pero me pediste que no te interrumpiera y no pienso hacerlo. Bueno, solo algo simple y después pregunto lo demás. Si tienes prohibido estar con ropa en casa, ahora pues... estamos en tu casa...
¡Ja, ja, ja! De TODO lo que te dije, y eso eso lo primero que preguntas. ¿Es en serio Agustín? Bueno, supongo que es normal, eres hombre a final de cuentas. El que Héctor haya permitido que aquella noche en su oficina tu me vieras desnuda fue para que yo sintiera su control sobre mí. No como permiso para su amigo de ver a su mujer desnuda. Pero si te sirve como información, debajo de este vestido ligero que estás viendo no tengo nada más, o bueno, ninguna prenda de ropa.
Espero eso haya saciado tu morbo. No le comentaré sobre ésto a Héctor, pero abstente de más preguntas así de morbosas o te pediré que te retires.
Ya que no me interrumpiste, o al menos no lo hiciste hablando, seguiré con mi explicación. Trataré de ser aún menos gráfica, ya te dije que no te estoy diciendo esto para generarte morbo. Te hablé de como son las cosas aquí en casa, pero desde hace tiempo se nos hace cada vez es más difícil que Héctor me pueda dejar aquí por los compromisos de trabajo. Por ello, ahora te hablaré de como es dominante conmigo en el trabajo.
Para empezar, y creo que por razones fáciles de entender, en la oficina Héctor es un poco más flexible. No quiero decir que no me haga sentir dominada por él, pero no es que pueda pasearme desnuda en la oficina, (aunque creo que eso haría feliz a muchos y muchas allá). A lo que me refiero con su flexibilidad, es a qué no interfiere con mi desarrollo profesional. En las cosas de trabajo solo es mi jefe, y es conmigo igual de exigente y serio a como lo es contigo. Pero todo lo demás él lo sigue controlando.
De nuevo, Héctor elije desde mi ropa hasta mis accesorios y me los entrega cada mañana antes de venir a la oficina. Cómo dato extra, cuando tiene que salir de viaje por trabajo y no puede llevarme, me deja lista todas mis cosas para cada día de la semana que no estará aquí. Yo tengo que mostrarle cada mañana que me haya dejado salir de casa que cumplo con lo que me pidió para cada día, y hasta que está satisfecho libera la cerradura de la puerta. Sea que esté aquí o no, él decide además de mi ropa, algún vibrador o plug, que usaré durante ese día en la oficina, y en ocasiones me obliga a traer ambos. Al igual que cuando salimos, él los puede controlar desde su teléfono, por lo que de vez en cuando los activa mientras estoy en la oficina.
Regularmente uso falda, supongo que lo has notado. BIen, cuando elige una falda para mí día casi nunca me deja usar ropa interior, por lo que tengo que tener mucho cuidado con lo que traiga entre mis piernas. Aunque tengo algunas prendas tipo ligueros que me ayudan a sujetar esos "accesorios" aun no me acostumbro a usarlos y tampoco le gustan mucho a Héctor. Cómo te dije, de vez en cuando y aunque no esté a su vista, activa el vibrador que lleve puesto ese día, lo hace para recordarme ese dominio que tiene sobre mi. Sí, también él se de daría cuenta si no los llevo puestos. El reloj que llevo al trabajo, aunque no está bloqueado por él, también está vinculado a su teléfono, por lo que Héctor se da cuenta de mi reacción cuando hace activa el juguete que llevo entre mis piernas.
El tiempo que mejor aprovechamos para que me controle, es cuando salimos a comer. Antes de subir a su auto tengo que quitarme la falda o pantalón que lleve puesto y esa es la razón de tener los vidrios tan oscuros del auto. Otro dato curioso, es que a todos los autos que hemos tenido además de oscurecer sus vidrios, los mandamos tapizar con una tela impermeable fácil de limpiar. Sería un horror tener que limpiar un asiento de tela o poco impermeable cada vez que me hace mojarlo, es decir, a diario. En el camino hacia el restaurante, él baja el cierre de su pantalón, y dependiendo que tan lejos o para dónde vayamos, le doy sexo oral o me pone encima de él. Si es una distancia corta, solamente me masturba y yo le hago un oral mientras llegamos al restaurante. Pero si tenemos mas tiempo, me lleva a algún restaurante alejado de la ciudad por la carretera, para así tener tiempo para ponerme sobre él y penetrarme durante el camino. Sabemos que es algo peligroso, pero yo confío totalmente en Héctor, hasta esos extremos. Yo simplemente hago todo lo que me pida hasta que él este satisfecho. Cuando llegamos al restaurante, me quito de encima, y con mi boca limpio bien su pene y le acomodo su ropa. Después con unas toallitas que llevamos en el auto hago lo mismo conmigo, y regularmente también tengo que limpiar el asiento de todo lo que me hizo mojarlo. Después de hacer esto y antes de bajarnos del auto, me pongo mi ropa y los juguetes que haya elegido para mí ese día, los echo a mi bolsa para limpiarlos después en el restaurante.
Durante la comida, todo transcurre normal hasta que nos tenemos que retirar. Al terminar de comer, me hace ir al baño para limpiar los juguetes y también para limpiarme bien entre mis piernas y mis pechos, lo que sea que haya tocado antes en el auto. Y lo tengo que hacer bien, ya que es lo primero que revisa cuando subimos al auto, y de no estar conforme me hace volver al restaurante y hacerlo de nuevo. Para esto yo ya estoy preparada, y en mi bolso siempre cargo con toallas húmedas, crema humectante y todo lo necesario para dejarme como a él le gusta. De regreso también depende la distancia y el tiempo que dispongamos. Si logramos ir a un sitio alejado y no tenemos mucha prisa en volver a la oficina, repetimos y yo hago lo que me ordene. Pero casi nunca hay tanto tiempo para eso, así que hacemos lo siguiente. Después de revisar y aprobar mi limpieza, de nuevo me quitó la ropa, aunque ahora quedo completamente desnuda. Reclino el asiento lo más posible y me recuesto sobre mi lugar boca abajo. Cuando estoy así, Héctor lo aprovecha para acariciarme entre mis nalgas y jugar un rato conmigo. Casi siempre provoca que me vaya levantando poco a poco en el asiento hasta ponerme de rodillas, por lo que los vidrios polarizados son necesarios. De no tenerlos, ya media ciudad me habría visto el culo asomado por la ventana del auto. Llegando a la oficina, acomodo mi asiento y regularmente lo tengo que volver a limpiar, así como también Héctor limpia los dedos que tenía dentro de mi con mi boca. Antes de ponerme mi ropa y ya estacionados, se da su tiempo para volver a meterme él o los juguetes del día. Después de esto, me visto y antes de subir a la oficina siempre me da un beso sumamente... ¿dominante?, no sabría bien como explicarlo, pero así es como me hace sentir, y me encanta.
Después de eso, el resto en la oficina es normal (con algunos espasmos durante la tarde), y así hasta la hora de volver a casa. Durante el trayecto a casa rarísima es la ocasión que me llega a pedir algo, regularmente usamos ese tiempo para cerrar temas del trabajo y ya no hablar de eso en casa. Pero cuando llegamos a casa, volvemos a ese momento en el que me domina por completo, ese que te describí hace un momento.
Te preguntarás, ¿entonces qué rayos estábamos haciendo en la oficina? Los días que Héctor tiene que trabajar más de lo normal, y vemos que no dará tiempo de que lleguemos a casa para nuestro momento, es cuando lo hacemos en su oficina. De hecho, las veces que no vengo a trabajar y solo llego en la tarde a la hora de salida, es cuando Héctor me deja salir de casa y solo vengo a la oficina para que me haga... bueno, cosas como las que viste. Lo decidimos así, para tener tiempo suficiente para otra cosas, cosas más comunes de pareja fuera de ese momento de máxima dominación sobre mi. La noche que nos encontraste, si recuerdas, fue durante la semana donde estábamos por entregar el proyecto del edificio Diamond y por ello nos quedamos tarde en la oficina.
Bien, creo que eso es todo. Ahora a esperar tu tonelada de preguntas...
¡Ah, no! ¡Espera! Te mencionaré rápido las ocasiones en las que salimos a algún sitio que no sea la oficina.
Prácticamente es igual, ya sea de vacaciones, en viajes de trabajo o cualquier sitio donde estemos. Héctor es el que elije mi ropa, ya sea para una junta importante o mi traje de baño. Siempre que estamos a solas aprovecha para tocarme, para poner a vibrar lo que tenga dentro de mi, o para ponerme penetrarme de la forma que desee en ese momento. Pero, aún si no tenemos ni un solo respiro, sobretodo en viajes de trabajo, se da un momento en el día, al menos por una ocasión para hacerme sentir completamente de su propiedad. Entre menos tiempo tenemos, él es más dominante conmigo, de ahí que tuvo que comprar mi collar y el látigo. Ahora, cuando Héctor sale sin mi, además de dejarme mi ropa para los días que no estará, por la noche hacemos una video llamada. En ella contamos con varias cámaras en donde él puede ver como obedezco todo lo que me pide. A la vez que es cuando más usa los vibradores que funcionan desde su teléfono. En esas ocasiones me hace recordar a nuestras primeras video llamadas, y lo mucho que ha cambiado desde entonces, y lo inmensamente feliz que soy ahora.
Ahora sí, además de cosas muy específicas, ya te he dicho los términos de nuestra relación. Gracias por no interrumpirme. Se que vienen un mar de preguntas, pero antes de hacerlas, ten en cuenta algunas cosas. Si vuelves a preguntar algo morboso como lo de mi ropa, en ese momento te vas de la casa. También que recuerdes todo lo que significa Héctor para mí y que jamás se aprovechó de la situación. Pero sobretodo, que yo lo acepté desde aquella noche cuando cumplí dieciocho años y sigo estando segura de mi respuesta hasta ahora, más de diez años después.
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SUMISA, Su Historia [Sofía]
Teen FictionNo, no es otra historia erótica. ¿Te atreves a leerla? Ella, una de las mejores diseñadoras de interiores del país, conocida por ser una mujer impetuosa, perfeccionista e ingobernable. Muchos en la oficina le temen. Él, un gran empresario, el mejor...