𝐑𝐚𝐢𝐧| 𝐄𝐫𝐞𝐦𝐢𝐤𝐚 𝐀𝐔

Favorito

Mikasa despertó al día siguiente.
Era sábado, no le tocaba trabajar hoy, pero como de costumbre, no tenía otra cosa que hacer.

Se dispuso a ver los sobres que le habían llegado.

Cuentas. Cuentas de luz, del agua, del gas, del banco. Mikasa estaba estresada.
Se dispuso a contar su dinero, empezar a separar el dinero para cada gasto.

—Creo que esta semana no podré comer —dijo Mikasa mientras se daba cuenta que apenas y podía pagar sus cuentas. —Puedo aguantar, después de todo, qué es una semana.

(...)

Eren se encontraba en la universidad, últimamente se sentía un poco estresado.

—¿Comemos juntos? —preguntó su amigo rubio.

—Seguro —dijo mientras se dirigían a la cafetería.

—Mi madre me dijo que fueras a comer esta tarde —dijo Armin.

—No sé si pueda ir, no quiero dar molestias —dijo Eren.

—No das molestias. Estoy seguro que mi madre te quiere más a ti. Eres el favorito —dijo Armin jugando.

—Tú eres el favorito de mi madre, debemos ser parejos —dijo Eren riendo.

—¿Hoy trabajas? —preguntó Armin.

—No, hoy no. Habrá limpieza —dijo Eren.

—¿Cómo está tu madre? —preguntó Armin.

—Bien, es un poco preocupante. Pero no quiero hablarle de ello. Sé que se sentirá mal y no quiero hacerla sentir de esa manera —dijo Eren mientras tomaba agua.

—Entiendo, pero algún día lo tendrás que enfrentar —dijo Armin.

Eren asintió.

—No quiero lastimarla —dijo Eren.

—Tranquilo, Eren —dijo Armin reconfortando a su amigo. —Hazlo cuando lo creas necesario.

Eren fue con su amigo a casa de su madre.
Comió un delicioso pastel de fresa y un poco de chocolate caliente. La temporada todavía estaba fría.

Recuerda que pasó el día entero jugando con su amigo.

Comiendo y jugando como cuando eran unos niños de 10 años.

Jugaron su videojuego favorito. Después de todo, hoy tenían permitido comportarse como niños pequeños

—Hay una chica —dijo Eren.

—¿Cómo que una chica? —preguntó Armin.

—En mi trabajo, hay una chica. Se llama Mikasa —dijo Eren recordando a la chica. —Extrañamente algo en ella me llama la atención. No hablo del físico, claro, es muy linda, podría decir que la mujer más hermosa que he visto. Pero lo que me llama la atención de ella no es eso precisamente. Es su mirada, su mirada se siente vacía.

—¿Cómo que vacía? —preguntó Armin.

—Como cuando una persona pierde aquel brillo en los ojos. Sus ojos son hermosos, hermosas perlas grises, pero no hay una pizca de brillo, son opacos —dijo Eren. —Incluso podría describirla como una mirada muerta. Quiero acercarme a ella. Algo dentro de mi lo pide extrañamente.